Mandamiento 28

No postrarse ante un ídolo.

“No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”. (Éxodo 20:5. RVR1960).

Explicación del mandamiento.

Anteriormente ya habíamos abordado esta Mitzvá (ordenanza, mandamiento), aclarando que dicha ordenanza está completamente relacionada con los mandamientos entregados en Sinaí, que hablan acerca de la idolatría. En hebreo este concepto también es conocido como Avodah Zarah (servicio a la idolatría), el cual equivale a entregarse en servicio a un dios ajeno.

¿Qué es un ídolo para El Eterno?

¿Qué considera El Eterno cómo ídolo? Prácticamente cualquier otra cosa que ocupa el primer lugar en tu corazón, aquella deidad o creencia que está reemplazando la posición e importancia que Dios debería tener en nuestra vida.

¿Por qué es tan importante este mandamiento?

Básicamente por tres aspectos que veremos a continuación:

1. Olvidar.

En el momento que nosotros comenzamos a adorar algo que no es el Eterno, que no es el Creador de todas las cosas, implica que nos hemos olvidado de nuestro Dios, aquel que nos sacó y libertó de Egipto. En Éxodo 20:1 se nos dice que el primer mandamiento es creer en Dios, además, al mismo tiempo, este es el primer mandamiento positivo enlistado dentro de la relación de 613 mandamientos que se han contabilizado dentro del judaísmo, creer que Dios existe.

“Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre”. Éxodo 20:2. RVR1960)

Entonces adorar a otro Dios, es olvidar a Aquel que te sacó, y libertó de la esclavitud.

2. Rebajarse o descender.

Espiritualmente la idolatría es equivalente a rebajarse o descender, al adorar a otro Dios que no sea el único verdadero. Es importante resaltar que esto no significa que no existieran otros dioses, sino más bien, que no te inclines delante de otro dios que no sea el único Dios Todopoderoso y Soberano. Y ¿por qué transgredir este mandamiento es como descender en la escala espiritual?

“No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, Sino a tu nombre da gloria, Por tu misericordia, por tu verdad. ¿Por qué han de decir las gentes: ¿Dónde está ahora su Dios? Nuestro Dios está en los cielos; Todo lo que quiso ha hecho. Los ídolos de ellos son plata y oro, Obra de manos de hombres. Tienen boca, mas no hablan; Tienen ojos, mas no ven; Orejas tienen, mas no oyen; Tienen narices, mas no huelen; Manos tienen, mas no palpan; Tienen pies, mas no andan; No hablan con su garganta. Semejantes a ellos son los que los hacen, Y cualquiera que confía en ellos”. (Salmo 115:1-8. RV1960).

¿Qué dice el Salmo?

Esta porción aborda el tema de la idolatría. A veces, cuando pensamos en idolatría, nos imaginamos figuras de yeso, o barro, pero el Salmo menciona que los dioses de ellos son plata y oro. ¿Cuál es el dios más popular y que existe en todas las fronteras? Sin lugar a duda el dinero. La economía es un dios, por lo cual todo el mundo trabaja, reflejado en el hecho de que gran parte de nuestro tiempo está muy dedicada a este fin.

Por otro lado, retomando la idolatría literal y visible, los ídolos son algo que el hombre construye con sus propias manos; tienen boca y no puede hablar, tienen ojos y no pueden ver, tienen manos y no pueden hacer nada con ellas, no pueden tocar, tienen pies y no pueden caminar, tienen garganta y no pueden hablar. ¿Cómo sería la vida de una persona así físicamente hablando? Sería una vida miserable, ciego, sordo, mudo, sin manos ni pies ¿no es verdad? Pues el verso 8 dice que semejantes a estos dioses son aquellos que los hacen y cualquiera que confía en ellos. Entonces cuando nosotros depositamos nuestra confianza en algo que no sea el único Dios verdadero, nos estamos haciendo ciegos, cojos, mancos, sordos, mudos, etc., en otras palabras, totalmente inútiles.

3. Inutilidad.

Este mandamiento ordena: “No adorar un ídolo”, ¿qué implica esto? No solamente no doblar nuestras rodillas ante ellos, sino que incluye cualquier forma de culto que se le pudiese ofrecer a otro dios. ¿Pero porque esto sería inútil? Pues sencillamente porque no tiene caso alguno adorar algo que no tiene poder.

“Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios”. (1 Corintios 8:4 RVR1960)

¿Qué sentido tiene confiar en algo que ni siquiera existe en el plano espiritual? Podríamos compararlo a creer en Winnie Pooh, depositar toda tu fe en él y creer que Winnie Pooh va a salvarte. Si llegases a ser víctima de un asalto, ¿le pedirías ayuda a Winnie Pooh? ¿Crees que ira a tu rescate? Ni Batman, ni Superman irán en tu ayuda, ¿por qué? Por la sencilla razón de que ¡estos personajes no existen! Solo existen en la mente de su creador que se puso a dibujarlos y creo una historieta y mil cosas, pero no es real.

El apóstol Pablo afirma en esta carta que un ídolo no es nada, es inútil depositar nuestra confianza en él, porque no hay más que un Dios. Aunque haya algunos que se llamen dioses en el cielo y en la tierra, porque hay muchos dioses y muchos señores, para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios, el Padre, y un solo Señor, Yeshua Hamashiaj, del cual proceden todas las cosas y nosotros somos para él.

Conclusión.

Este mandamiento como está prescrito en el listado de los 613 mandamientos de la Torá nos dice que no debemos inclinar nuestra rodilla; no inclinarse, no doblarse, pues Doblar o inclinar nuestra rodilla es como doblar e inclinar el corazón, y cuando lo hacemos delante de un ídolo, estamos reconociendo que esa persona o ese ser es superior a nosotros, nos estamos sujetando ante eso, lo cual está estrictamente para nosotros por las razones que ya enumeramos anteriormente.

“Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”. (Apocalipsis 4:6-11 RV60)

“Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”. (Filipenses 2:7-11. RVR1960).

En resumen este precepto nos dice que está prohibido arrodillarse o postrarse ante algo que no sea el único Eterno Dios verdadero, ante el Padre y ante su hijo Yeshua nuestro Mesías.

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