Mandamiento 53 Juzgar daños por pozos cavados

Y si alguno abriere un pozo, o cavare cisterna, y no la cubriere, y cayere allí buey o asno. (Ex. 21:33 RV1960)

Dice un dicho que no hay mandamiento pequeño. No debemos despreciar ninguno de los mandamientos, y aunque todos los mandamientos siguen vigentes hasta el día de hoy, hay muchos que se han hecho inoperantes por cuestiones del Templo o del sacerdocio, sin embargo, eso no impide el identificar la intención de cada uno de ellos y el buscar la aplicación práctica a nuestra vida. Este mandamiento es más simple de lo que hemos visto con algunos otros, basta con leerlo para entenderlo. Aquí se está hablando del caso supuesto en el que alguien cavare o abriere un pozo, es decir, ya sea que él mismo toma la iniciativa de hacer el hoyo para construir una cisterna (o algo similar) o que destape un pozo, que probablemente otro había tenido la precaución de tapar, el primero sería el responsable de cualquier incidente que sucediera por la apertura de este pozo. Si esto lo trasladásemos a nuestra época, el equivalente sería el desagüe o un agujero para alcantarillado. Si cae un auto porque pinchó su llanta, entonces se le daría un auto nuevo y el dueño de la alcantarilla se quedaría con el auto chocado. Los principios de la Torá cubren prácticamente todos los aspectos, aunque sea en forma general, pero el fin último es siempre el bienestar del individuo. Por otra parte, hemos mencionado que esta sección de la Torá en Éxodo capítulos 21, 22 y 23 nos habla acerca de leyes de justicia, leyes de orden social llamadas Mishpatim, las cuales son leyes que tienen como propósito la equidad.

Consecuencias de guardar un mandamiento

La consecuencia por guardar estos mandamientos es el tener relaciones más sanas entre nosotros, como individuos y como sociedad. Comentábamos que existen situaciones donde todos evitan tener la responsabilidad de los hechos, derivando en enemistades y pleitos. Este mandamiento ordena: “házte responsable de lo que hiciste”. Anteriormente en mandamientos pasados vimos ejemplos sobre qué sucedía en el caso de que un animal se pasaba a la propiedad de otro, que pasaba si encendían fuego y este se extendía a la propiedad de otro, etc. La Torá nos llama a tomar responsabilidad de nuestros actos. Una manera de compensar un poco a la persona que tenía que pagar por el daño, era el quedarse con el animal que había caído en el pozo cavado, no obstante, el Sanedrín (Jueces) determinaban qué tenía que pagar, por lo que el mandamiento dice: “Que el Sanedrín juzgue por los daños provocados por un pozo cavado por un tercero en un lugar público.”

La intención del mandamiento

Era común que cada casa buscara construir sus cisternas o sus pozos para suplir sus necesidades. Pero en esa época, hacerse una cisterna implicaba muchas semanas de trabajo, y era común que alguien cayera en el hoyo. Pensando en la intención del mandamiento, lo que en hebreo se le conoce como la Kavanah del mandamiento, podemos hacer un mejor análisis de este. Si lo tomáramos de forma literal podríamos pensar que es muy difícil que en la actualidad suceda una tragedia de este tipo ya que no es común que las personas caven cisternas para sí, o por el otro lado, no toma tanto tiempo como en esas épocas, gracias a la tecnología y maquinaria con la que contamos hoy día, aunado a que ese tipo de animales rara vez se ven en nuestra sociedad, y más en comunidades urbanas.

No obstante, al entender la intención del mandamiento, el cual subyace en enfatizar la responsabilidad del suceso, podemos trasladar el mandamiento al aspecto espiritual, pues el cavar un pozo o hace un hoyo equivaldría a cometer “acciones incorrectas” que otros “caigan y tropiecen” como consecuencia de estas. Nuestras acciones pueden tapar hoyos o destaparlos. La vida (como las calles de muchas ciudades del país) ya tiene muchos hoyos, ahora imaginemos si empezamos a añadir más a los ya existentes. ¿Qué pensaríamos de alguien que va caminando y de pronto se detiene a cavar un hoyo en plena avenida? Tal vez nos indignaríamos y preguntaríamos ¿qué le pasa a esta persona que abre hoyos habiendo ya tantos?

¿Qué busca la Torá?

Lo que está buscando la Torá en todos los mandamientos es proteger la vida. La vida está por encima de todas las cosas, es lo más valioso. Entonces, además del riesgo físico que implica que una persona o un animal caigan en un hoyo, espiritualmente, también es grave, porque quizás hay algunos que puedan salir de ahí lastimados, heridos o con un buen susto, pero logran salir. Pero no sabemos si con el hoyo que estamos cavando llegue a caer alguien que tal vez no se pueda sobreponer. Yeshua comentó acerca de esto cuando dijo:

“Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.” (Mateo 15:14 RVR60)

A veces, podemos tener buenas intenciones, pero lo que nos enseña Yeshua con respecto a esto es que tienes que cuidar que una persona que espiritualmente pueda estar ciega no caiga en un “hoyo espiritual” derivado de nuestro ejemplo o enseñanza. Puede ser que nosotros podamos ser fuertes en la fe en algunas cosas, y veamos el hoyo y quizás lo saltamos o lo evitemos, pero alguien no tan fuerte quizá no lo va a lograr. Por lo que la parte activa en estos mandamientos es tapar los hoyos. Si está prohibido hacer un hoyo, o destapar una cisterna porque puede caer alguien, nuestra parte activa y lo que nos corresponde hacer es taparlos. Es similar al dicho que expresa: “No pongas tropiezo al ciego”.

¿Hacer o no hacer?

Los mandamientos negativos de ‘no hacer’, aunque por lo general tienen mayor peso que los positivos, son más sencillos de cumplir, porque ‘no hacer’ algo es más fácil que tomar la iniciativa de hacerlo. Entonces es relativamente fácil decir: “no cavo hoyos y listo, cumplí”, pero lo interesante es llevar el mandamiento más allá y pensar en lo que voy a hacer para evitar que alguien caiga y se lastime. Esa es la parte que el Eterno nos manda que busquemos, que consideremos no quedarnos pasivamente mirando un hoyo y pasemos de largo sin pensar siquiera en taparlo, que miremos, y nos preguntemos ¿qué puedo hacer para evitar que alguien caiga en este hoyo?, y que, por un lado, haya una transgresión, y por otra, un herido.

Un principio importante

Ir más allá del mandamiento es un principio que nos enseñó Yeshua: “si tu hermano peca contra ti ve y habla con él.” De la misma manera, Pablo exhorta a la comunidad de Corinto y a otras comunidades, a que se exhorten y animen unos a otros a las buenas obras. Tal vez no estamos haciendo el hoyo nosotros, y sea alguien más quien lo esté cavando, entonces podemos ir y hablar con esa persona y hacerle considerar que puede ser tropiezo para alguien, o inclusive llegar a lastimar a esa persona. Hay gente que está haciendo hoyos y tal vez ni se han percatado y podrían dañar a otros. Por lo general, en las leyes espirituales también aplica el principio de que “lo que hacemos, termina devolviéndose a nosotros”.

Conclusión

El principio espiritual de este mandamiento es: “Cuida que lo que hagas, lo que digas o lleves a cabo, no haga caer a alguien. Y si ves a alguien que corra el riesgo de caer, trata de evitarlo, siendo de influencia para que nadie más caiga en ello”.

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