No ingerir la carne de las ofrendas Jatat cuya sangre se aplica en el Altar interior del Santuario. Parashá Tzav

“Más no se comerá ninguna ofrenda de cuya sangre se metiere en el Tabernáculo de reunión para hacer expiación en el santuario; al fuego será quemada”. (Levítico 6:30 RV60)

Explicación del mandamiento: 

Estos mandamientos que hemos estudiado corresponden cuando aún había un tabernáculo o un templo, pero hay ciertos aspectos que siguen teniendo vigencia. El mandamiento 139 corresponde al negativo 76 y su base bíblica es en Levítico 6:30, este mandamiento se ha interpretado como “No ingerir la carne de las ofrendas Jatat cuya sangre se aplica en el Altar interior del Santuario”, vamos a tomar un poco de contexto, es un mandamiento muy específico y particular para la época del templo, para la época que existía un tabernáculo; sin embargo, siempre hay algo que el Señor nos va a hablar Leamos Levítico 6:24-30 para entrar en contexto:

Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del sacrificio expiatorio: en el lugar donde se degüella el holocausto, será degollada la ofrenda por el pecado delante de Jehová; es cosa santísima. El sacerdote que la ofreciere por el pecado, la comerá; en lugar santo será comida, en el atrio del tabernáculo de reunión. Todo lo que tocare su carne, será santificado; y si salpicare su sangre sobre el vestido, lavarás aquello sobre lo cual cayere, en lugar santo. Y la vasija de barro en que fuere cocida, será quebrada; y si fuere cocida en vasija de bronce, será fregada y lavada con agua. Todo varón de entre los sacerdotes la comerá; es cosa santísima. Más no se comerá ninguna ofrenda de cuya sangre se metiere en el tabernáculo de reunión para hacer expiación en el santuario; al fuego será quemada.” (Levítico 6:24-30 RV60)”

En particular este capítulo 6 y 7 son instrucciones adicionales que el Eterno le da a los sacerdotes después de que nos explicó las primeras 5 ofrendas o tipo de sacrificios, este capítulo y el que sigue son detalles por decirlo así particulares para los levitas, para los sacerdotes, entonces les dice que hable a Aarón y a sus hijos.  Dice que aunque fuere una ofrenda de pecado, si se comía de ella, una parte se quemaba y una parte se preparaban, comían de esa ofrenda ósea, participaban los levitas. También hablaba que esta ofrenda tenía que ser especial en cuanto a su santidad, entonces en donde se preparaba, se tenía que lavar, fregar o quebrar si era una vasija de barro. 

Aparte de lo que tenían que hacer debían comerla, era un mandamiento para los sacerdotes de que tenían que comer de esa ofrenda, participar; tenían que comer de esa ofrenda, aunque fuese para pecado. La idea de que forzosamente todo varón entre los sacerdotes la comerá, es para que la persona que llevo esa ofrenda o ese animalito, no sintiera que su ofrenda haya sido rechazada; o que su pecado no fue perdonado, sino el resultado de haber tenido perdón y comunión. En la biblia el tiempo de comida es un tiempo muy especial, no es más un tiempo de compartir los alimentos, sino de convivir, de tener cercanía, de tener intimidad, de tener comunión. 

En la escritura comer con alguien es que estabas de acuerdo con esa persona, si no realmente creemos lo mismo, compartimos eso juntos. Entonces cuando una persona llevaba una ofrenda por el pecado y el sacerdote participaba de esa ofrenda, realmente la aceptaba, comía de ella, esto era una manera de decir que el Eterno estaba aceptando esa ofrenda. Y sabemos que realmente la aceptaba, porque si hubiera tenido algún defecto, no se la hubiera recibido, no hubiera sido aceptado esa expiación u ofrenda de pecado, pero hay una excepción y es a lo que se refiere este mandamiento, la excepción es “Más no se comerá ninguna ofrenda de cuya sangre se metiere en el Tabernáculo de reunión para hacer expiación en el santuario; al fuego será quemada”, ¿qué quiere decir esto? Si por alguna razón ese sacerdote hubiere introducido la sangre de este sacrificio al interior de lo que era el templo o el tabernáculo al lugar santo, en este caso lugar santísimo Yom Kippur, ya no podía participar de esa comida, porque las ofrendas de pecado como vimos se rociaba la sangre en el exterior, la sangre que se derramaba del animal se ponía en los cuernos del altar que estaba afuera, pero aquellas que se ingresaban al santuario eran de un carácter mucho más santo, tenían una santidad mayor, el ejemplo más claro de esta ofrenda o de este caso es la que se hacía en Yom Kippur, cuando el sacerdote hacia un sacrificio, con la sangre entraba y rociaba tanto en el altar de oro que estaba adentro con el incienso, salpicaba en el velo y obviamente entraba al altar santísimo, de eso no se podía comer, ya sea porque era el día de Yom Kippur o porque fuera de manera involuntaria.

¿Qué paralelismo encontramos con Yeshúa

Encontramos que Yeshúa hizo un sacrificio con el que entro al lugar santo y al lugar santísimo, pero posteriormente, por decirlo así, su misma ofrenda, él fue totalmente entregado en holocausto, porque lo que dice aquí el mandamiento es, al fuego será quemada. Todas las ofrendas que eran totalmente quemadas a fuego eran Holocausto u ofrenda de ascensión llamado Olá, lo que hizo Yeshúa tuvo estos dos tipos de características, es más, el sacrificio del Meshiaj cubre los 5 tipos de ofrendas, los 5 tipos de pecado, pero incluye incluso este, porque él entró con su propia sangre y posteriormente se presentó delante del eterno como un Holocausto u ofrenda quemada.

Entonces, este caso en particular, si el sacerdote entraba con sangre de esta ofrenda por alguna circunstancia al tabernáculo y se daba cuenta, ya no podía comer de esa ofrenda. Ya esa carne tenía que ser consagrada al Eterno, es de cierta forma lo que tú y yo tenemos que estar dispuestos a hacer. 

¿Hasta dónde te gustaría llegar en tu relación con el Eterno?

Si tú hubieras tenido la oportunidad de entrar al tabernáculo o templo, ¿hasta que lugar te hubiera gustado entrar? ¿Hasta los atrios, al altar donde se hacían los sacrificios? ¿Al agua, al lugar santo donde estaba la mesa, la Menorá? Yo creo que a todos nos hubiera encantado llegar al lugar santísimo, el lugar más sagrado que ha existido en toda la tierra.

Si quisiéramos eso, la ofrenda que hubiéramos presentado no podíamos participar. Ya que tendríamos haber hecho lo que dice “que de la ofrenda que dimos, no se podía participar”, se tenía que entregar totalmente al Eterno. Esto nos respeta que si queremos tener una comunión mucho más íntima con el Eterno, debemos estar dispuestos a presentarnos como lo hizo el Meshiaj como un holocausto, totalmente quemados, totalmente pasados por fuego, dejando que el creador consuma todo lo que hay en nosotros para poder llegar al lugar de mayor intimidad.

Hay que darle gracias al Eterno porque el Meshiaj ya hizo eso por nosotros, él se presentó con su propia sangre, él se presentó como una ofrenda quemada y además hemos podido participar de esa ofrenda o sacrificio para tener comunión con el Eterno.

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