Mandamiento 31

Santificar el Shabat verbalmente,

al comenzar y al finalizar.

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo”. (Éxodo 20:8. RVR1960).

Explicación del mandamiento.
Hemos estado estudiando las porciones de los mandamientos correspondientes a lo que se conoce como “Las diez Declaraciones o los Diez Mandamientos”. El listado que estamos presentando se basa en el orden de aparición de los mandamientos dentro de la Escritura. El mandamiento que analizaremos a continuación nos ordena “santificar el Shabat (día de reposo) verbalmente, al comenzar y al finalizar”.

“Recuerda el Shabat para santificarlo”. (Éxodo 20:8 NVI).
“Acuérdate del día de reposo para santificarlo”. (Éxodo 20:8. RVR1960).

Este es un mandamiento muy corto y breve. Aquí, hay dos verbos que debemos aplicar: primero recordar, y segundo santificar. Los rabinos se preguntaron: ¿De qué manera podemos hacer esto visible? ¿De qué manera podemos hacer que esto intangible se pueda recordar? Una de las formas que encontraron fue el representar mediante las dos velas que se encienden en Shabbat antes de que oscurezca ambos aspectos del mandamiento, ya que cada una de ellas simboliza, por un lado, el “recordar” y el otro el “santificar”. Una vela es para recordar y la otra para santificar. Este mandamiento es dado porque el Eterno sabe que lo podemos olvidar. Y nos preguntaremos, ¿cómo se me va a olvidar? Después de tanto tiempo, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, ¿Cómo es posible que se pueda olvidar que es Shabat? El Eterno sabe muy bien que esto puede suceder, a Israel se le olvidó por muchos años.

 

Una fiesta repetitiva
Shabat es la fiesta número uno, la que más se repite a lo largo de toda la Biblia, es el rito que más aparece en la Escritura; es el llamado cuarto mandamiento dentro de los diez que conocemos comúnmente. La representación mediante el encendido de las velas es una forma visible de cómo aplicar y ver este mandamiento. Se utilizan estas dos velas al inicio del Shabat, y se cierra con la vela de Havdalá (separación). Esta es una invitación a que practiquemos este mandamiento, ya que es crucial el señalar el inicio y el final de este día tan importante, pues todo tiene un principio y todo tiene una meta, así que es conveniente hacer esta separación tanto al inicio como al final. Es por ello que acordó como interpretación común el hacer esto mediante el encendido de las velas.

 

Elementos que nos ayudan a hacer la santificación
Todo lo que hacemos el viernes por la noche con respecto a la cena, los elementos como el Jalá (pan trenzado), el Kiddush (Copa de Santificación), nos ayudan a recordar que este es un día diferente, un día especial, un día santo. ¿Qué implica recordar? Implica el poner todos nuestros sentidos en lo que debes y lo que no debes hacer. No es tomarlo a la ligera y pensar solamente en que inició el Shabat y eso es todo, sino el prepararse y anticiparse para recibir ese día tan importante. Recordar el Shabat implica que a lo largo de la semana estamos planeando y organizando todo para estar listos para ese día; no acordarse el mismo día, sino a lo largo de la semana para prever las cosas que no vamos a poder hacer en Shabat, y para hacer aquellas cosas que debemos hacer en Shabbat.

 

Disposición del corazón
Parte de este mandamiento incluye el prepararnos, disponer nuestra mente y nuestro corazón en todo lo que tengamos que hacer para este día. Considerarlo el día más santo, más sagrado, el día en el que debemos estar mental, física y espiritualmente mejor preparados. Podríamos asemejarlo a lo que hace un atleta cuando tiene una competencia, conoce la fecha, día y hora en las que se llevará a cabo, por lo tanto, se prepara, pero no unas horas antes, sino que se prepara durante la semana, o tal vez meses y quizás hasta de los años. ¿Esto por qué? Porque tiene muy presente esa meta. De la misma forma, al igual que el atleta, debemos tener presente en nuestra mente que se acerca Shabat, que es el rey de la semana y es un momento especial que debemos preparar. No es correcto decir: “no celebré Shabbat porque no me desperté, porque se me hizo tarde, o hice tal cosa y lo olvidé”. Siempre habrá imprevistos, pero nuestra responsabilidad es anticipar y planear, organizarnos para reducir al mínimo dichos imprevistos.

 

¿Para qué debo recordar Shabat?
Otro punto que también es muy importante resaltar, es lo que dice la segunda parte del mandamiento: “Acuérdate del día de reposo.” Pero ¿para qué? Para santificarlo. Es decir, es un día apartado, un día muy especial, por lo cual no solo debemos recordar que es Shabbat, sino que ese día es diferente a los demás, no podemos hablar nuestras propias palabras.
“Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras”. (Isaías 58:13. RVR1960).
Este pasaje nos muestra la esencia del día de reposo, no solo recordar que es Shabat, sino también santificarlo. Podemos recordar que es Shabat, pero si no lo santificamos, no estamos cumpliendo el mandamiento. Este mandamiento está sujeto a una gran variedad de interpretaciones sobre qué es retraer tu pie, y buscar tu voluntad, hablar tus propias palabras y andar tus propios caminos. Aquí podríamos entrar en muchas interpretaciones, pero a lo largo del estudio del resto de los mandamientos, el Eterno nos irá guiando, mostrando la diferencia entre lo que deseamos y lo que tenemos que hacer. Entonces la santificación del Shabat empieza por negar nuestra propia voluntad, tratando de hacer la voluntad del Padre.

 

No es un castigo
Lo maravilloso de esto, es que lejos de ser un martirio, o un castigo, el Eterno le llama delicia.
“Entonces te deleitarás en Jehová…”. (Isaías 58:14. RVR1960).
Cuando santificamos el Shabat, nos deleitamos en él, cuando hacemos algo con alegría, cuando nuestro espíritu tiene gozo, está contento y estamos felices, entonces nos apartamos del pecado y por ende, nos santificamos. Esta es una forma más que tememos de alejarnos del pecado y lograr la santificación. Cuando empezamos a disfrutar el Shabat y nos deleitamos en él, comenzamos a ver que la voluntad del Eterno es más agradable que nuestra propia voluntad. Quizás algunos nos preguntaremos ¿cómo nos podemos alegrar en Shabat? Para algunos esto parecería contradictorio, ya que no podemos salir, ni comprar cosas, ni ver televisión u otras cosas que hacemos regularmente. Al principio puede ser difícil y extraño, pero en la medida que vamos practicando y experimentando aquellas cosas que el Eterno nos ordenó hacer, aquellas cosas que el Eterno pone como prioridad, poco a poco nos iremos deleitando más en esto que en lo que hacíamos anteriormente, hasta el punto de que no querremos cambiarlo, y lo preferiremos mil veces más que cualquier otra cosa, por placer y porque realmente lo disfrutamos.
“Entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado”. (Isaías 58:14. RVR1960).
La esencia de la santificación del Shabat es buscar hacer la voluntad del Eterno

 

¿Qué hacer en Shabat?
Hay ciertas prohibiciones que veremos más adelante, pero en lo que respecta a lo que “debemos hacer” (acciones positivas) en Shabat, no encontramos prácticamente nada dentro de las Escrituras. No obstante, Yeshúa mencionó algo muy importante que nos puede servir de principio para determinar qué hacer en este día. Pero recuerdo una cosa muy importante en la época de Yeshua. En Mateo 12:9-12, cuando se encontraba en una sinagoga, y sanó a un hombre con la mano seca, ante lo cual los líderes religiosos reaccionaron con una pregunta, con el propósito de acusarle, cuestionándole: ¿es permitido sanar en el día de reposo? Ante lo cual Yeshúa respondió con otra pregunta: ¿Qué pasaría si cayera una oveja a un pozo en el día de reposo? ¿No la sacarían de allí? De acuerdo con varios principios de la Torá, está prohibido que una persona o inclusive un animal sufran en Shabat. Y si un animal es cuidado y atendido aún en Shabat debido a que, por supuesto, representa un costo e inversión para el dueño, cuanto más un ser humano, aspecto que Yeshúa resaltó al decir:
“Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo”. (Mateo 12:12 RVR1960).
En ocasiones, hacer el bien en Shabat nos puede costar más trabajo que no hacer nada. A veces ayudar a alguien implicará más esfuerzo y menos descanso. Por tanto, si El Eterno nos muestra una necesidad muy grande que debe cubrirse en Shabat, y es Él quien lo está poniendo en nuestro corazón, entonces no dudemos en poner manos a la obra.

 

La esencia del mandamiento
Con todo lo anterior, podemos decir que la esencia del Shabat es la siguiente: “el Shabat se hizo para el hombre, y no el hombre para el Shabat”. ¿Qué fue lo que sucedió en la época del segundo templo? Pues que el mandamiento se había “acartonado” y había perdido la esencia y la frescura, ya que la gente lo hacía de manera mecánica y no se estaban deleitando en ello. Estaban más preocupados por las prohibiciones rabínicas del día de Reposo que por la esencia de guardar ese día.

 

Conclusión
Por lo tanto, este mandamiento nos invita a recordar lo que es el Shabat. Compartiré una anécdota personal que experimenté junto con mi esposa después de cuatro años de casados. En la estufa siempre ponemos una tabla, porque no se puede prender fuego EN Shabat, y sobre ella poníamos algunas cosas como por ejemplo platos. En un Shabat no colocamos la tabla, después de cientos de veces de ponerla, y en ese día encendimos fuego. Estábamos comiendo y dijimos: ¡Oh no, hoy es Shabat!, ¿cómo pudimos olvidarlo?. Es impresionante como podemos olvidarlo en cualquier momento. Este es un mandamiento que nos dice: “recuerda el día de Shabat, que no se te olvide, tómalo en cuenta, pon una alarma, haz algo importante para que recuerdes que es Shabat”. Es por ello que los elementos de la cena del Shabat, aunque no están en la Biblia, nos ayudan a fortalecer este mandamiento.
Necesitamos recordar con todos nuestros sentidos, gusto, olfato, vista y con todo nuestro ser, que este día es diferente, de manera que no se nos olvide y en ese día despertemos directo al supermercado o a hacer otra actividad. Entonces recordémoslo para santificarlo, para tener presente que es un día especial y saber que todos tenemos cada semana una oportunidad para mejorar. Sería muy complicado elaborar un manual de reglas sobre qué hacer y qué no, porque la vida de todos es diferente. Pero debemos esforzarnos por ver cómo santificamos ese día para el Eterno. Anteriormente, leímos que este día no debemos buscar nuestros propios caminos, ni nuestra voluntad, ni hablar nuestras propias palabras, retrayendo nuestro pie del día de Reposo. Inclusive la Nueva Versión Internacional lo traduce como “no profanar el Shabat.”
Dejemos de considerarlo poca cosa sino, por el contrario, valorarlo como el día más especial. En lo personal, si tuviese que escoger lo más importante del Shabat, es estudiar Torá. Más allá de la cena y de todo lo que el Eterno nos regaló en este día, aun el mismo reposo, me parece que lo más importante del Shabat es reunirnos y congregarnos para estudiar Torá, tal como lo hacía el Mesías Yeshúa.[/column]

© 2012 -2023 KEHILÁ Camino a Emaús.
Todos los derechos reservados

Síguenos en:           
Simple Follow Buttons
Simple Share Buttons
Menu