86. No jurar en nombre de ninguna deidad
87. No incitar a los israelitas a practicar idolatría

Y todo lo que os he dicho, guardadlo. Y nombre de otros dioses no mentaréis, ni se oirá de vuestra boca.
(Éxodo 23:13 RV60)

Explicación de los mandamientos.

Las ordenanzas que se desprenden del pasaje registrado en Éxodo 23:13, que acabamos de citar podemos ver que el primer mandamiento “No jurar en nombre de ninguna deidad” no nos causaría ninguna controversia, ya que hemos aprendido en la Torá que nuestro sí sea debe ser sí, y nuestro no, no. Pero en el caso del segundo mandamiento “no incitar a las demás personas a practicar idolatría” es un poco más complejo. Dentro de la variedad de explicaciones sobre este texto, existe una que enfatiza el aspecto del orden en que aparecen las palabras en la frase en su versión hebrea, el cual se traduciría de la siguiente manera: “sean cuidadosos en todo lo que yo les he dicho, el nombre de Dios es ajeno, no mencionarán ni será escuchado a causa de tu boca.” Cuando pensamos en el orden de estas palabras. Damos cuenta que la prohibición contra la idolatría es equivalente al resto de los demás mandamientos, es decir, cuando nosotros cuidamos de cumplir este mandamiento, al hacerlo, prácticamente estamos cumpliendo todos los demás preceptos.

También encontramos otra explicación, que se relaciona con lo expresado en los versículos del 1 al 5 del mismo capítulo de Éxodo. En estos versículos se habla acerca de la idolatría, que a su vez son complementados con lo ordenado en el versículo 13, pues una vez que El Eterno nos aclara que Él es nuestro Elohim, que él es nuestro Dios, nos ordena no tener otros dioses, no obstante, en este verso nos dice que ni siquiera lo mencionaremos a causa de nuestra boca. Por lo tanto, esta ordenanza constituye una prohibición suplementaria. Cuando hablamos de una prohibición suplementaria, nos referimos a un mandato que sirve como protección para evitar la transgresión de otros mandamientos. Aunque ya tenemos el mandamiento de no tener otros dioses, El Eterno en su amor nos proporciona otro mandamiento, o una prohibición suplementaria, con relación a este, con el fin de evitarnos una grave transgresión, y por ende, terribles consecuencias.

Conclusión:

El propósito de estos mandamientos es principalmente el no jurar en nombre de ninguna deidad, y, sobre todo, el no incitar a los israelitas a practicar idolatría. Entendemos la esencia del precepto, al comprender que debemos ser cuidadosos aún con lo que salga de nuestra boca, lo cual podemos trasladar no solo a nuestras palabras sino a todo lo que oímos, leemos, escuchamos, pensamos en nuestro día a día, ya que, si no somos diligentes y atentos, poco a poco podríamos estar siendo influenciados por la cultura y la filosofía del mundo, que por supuesto, siempre terminara yendo en contra de las instrucciones de nuestro Dios. Recordemos que un poco de levadura leuda toda la masa, que no es necesario pasar por descuidos enormes para mermar nuestra vida espiritual y nuestro testimonio. Y aunque a veces algunas prohibiciones nos parezcan exageradas, tienen el fin de protegernos y evitarnos un daño inmenso, de la misma forma que nosotros como padres colocamos protecciones en nuestro hogar buscando evitar algún accidente que pueda lesionar de por vida a nuestros hijos, así nuestro Padre Celestial busca proteger nuestras vidas del deterioro y la ruina espiritual que sucedería si transgredimos sus mandamientos.

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