Llevar los primeros frutos al tabernáculo

Explicación del mandamiento:

Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios. No guisarás el cabrito en la leche de su madre. (Ex. 23:19 RVR60)

Según lo que cuentan los historiadores, ya poblando la Tierra de Canaán, los Israelitas debían llevar a la Tierra del Eterno las 7 especies características de la Tierra de Israel que son las siguientes: el trigo, la cebada, el fruto de la vid y la uva, los higos, las granadas, las olivas, y la miel, estos se presentaban en el Templo como primicias.

Las primicias se dan por amor al Eterno y a sus mandamientos, porque vemos que todos sus mandamientos son para bien, este mandamiento nos indica que debemos de darle los primeros frutos. En dado caso de que nuestro corazón o nuestra mente no entendamos por qué debemos de darle los primeros frutos a el Eterno, él mismo nos dice ¿por qué es importante darle a él los primeros frutos?, las primicias de nuestros primeros frutos:

Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y tomes posesión de ella, y la habites, entonces tomarás de las primicias de todos los frutos que sacares de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las pondrás en una canasta, e irás al lugar que Jehová tu Dios escogiere para hacer habitar allí su nombre. Y te presentarás al sacerdote que hubiere en aquellos días, y le dirás: Declaro hoy a Jehová tu Dios, que he entrado en la tierra que juró Jehová a nuestros padres que nos daría. Y el sacerdote tomará la canasta de tu mano, y la pondrá delante del altar de Jehová tu Dios. Entonces hablarás y dirás delante de Jehová tu Dios: Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa; y los egipcios nos maltrataron y nos afligieron, y pusieron sobre nosotros dura servidumbre. Y clamamos a Jehová el Dios de nuestros padres; y Jehová oyó nuestra voz, y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión; y Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, y con señales y con milagros; y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, tierra que fluye leche y miel. Y ahora, he aquí, he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh Jehová. Y lo dejarás delante de Jehová tu Dios, y adorarás delante de Jehová tu Dios. Y te alegrarás en todo el bien que Jehová, tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, así tú como el levita y el extranjero que está en medio de ti. (Deut. 26:1-11 RVR60).

Por esto es importante dar las primicias, para recordarnos que Él nos sacó de la esclavitud, nos hizo libres y nosotros leemos detenidamente en Deuteronomio 26:6-8 él nos los recuerda. Dice: y los egipcios nos maltrataron y nos afligieron y pusieron sobre nosotros dura servidumbre y clamamos al Eterno, el Dios de nuestros padres, y el Eterno escuchó nuestra voz y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión, y el Eterno nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con gran espanto y con señales y con milagros. Entonces los primeros frutos, nos recuerdan precisamente que él nos sacó de la esclavitud.

Realmente la Tierra no es nuestra, es de Dios y eso lo podemos leer en Deuteronomio 26:9-11

y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, tierra que fluye leche y miel. Y ahora, he aquí, he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh Jehová. Y lo dejarás delante de Jehová tu Dios, y adorarás delante de Jehová tu Dios. Y te alegrarás en todo el bien que Jehová, tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, así tú como el levita y el extranjero que está en medio de ti. (Deut. 26:9-11 RVR60).

Podemos ver que el alegrarnos es un mandamiento del Eterno, también dice: “y te alegrarás en todo el bien que el Eterno, Tu Dios te haya dado a ti, a tu casa, así como el levita y el extranjero que está en medio de ti”. Sabemos que al darle a él los primeros frutos de nuestra Tierra y en general de todas nuestras acciones, va a traer como consecuencia el hecho de que nosotros podamos alegrarnos, podamos ser felices y el último punto es porque lo amamos, simple y sencillamente.

Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. (Ex. 14:13 RVR60).

Moisés estaba profetizando lo que mas adelante iba a suceder.

3 días después de la Pascua, ellos estaban a la orilla del Mar Rojo después de que ellos habían sacrificado el cordero, pues el Eterno les iba a mostrar su salvación abriendo el Mar Rojo, para que ellos pudieran cruzar, y también 3 días después de la muerte de nuestro cordero Yeshúa, el resucitó.

Entonces, si nosotros analizamos ¿qué pasó? durante la salida de Egipto del pueblo y ¿qué pasó? después de la muerte de nuestro cordero, pasó exactamente lo mismo, 3 días después, cuando estaban a orillas del Mar Rojo, les muestra su salvación abriendo el mar y 3 días después de la muerte de nuestro cordero, el Señor muestra su salvación.

Así que Yeshua es la primicia de Miriam:

He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, qué traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS. (Mat 1:23-25 RVR60).

Yeshua es la primicia de la creación:

Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. (Col. 1:15 RVR60).

El primogénito de muchos hermanos

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. (Rom. 8:29 RVR60).

Yeshua es el principio de la creación del Eterno:

Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: (Apo. 3:14 RVR60).

Conclusión:

Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob, que te daría, en ciudades grandes y buenas, que tú no edificaste, y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies, cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. (Deut. 6:10-12 RVR60).

No nos olvidemos de darle las primicias, de darle lo mejor de los primeros frutos, que se traduce en entregarle lo primero y lo mejor de nosotros.

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