313. Ayunar en Yom Kippur

316. No comer ni beber en Yom Kippur

“A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo. Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo. Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis. Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes, en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo.” (Lev. 23:27-29 RVR60).

Explicación del mandamiento:

Estos son los versículos que dan pie a estos dos mandamientos, y de inmediato nos llama la atención porque podemos observar que uno es positivo y otro es negativo, pero prácticamente van enfocados en lo mismo y cuando estos casos se dan, cuando hay un mandamiento positivo, y se refuerza con uno negativo, nos habla de la importancia que tiene este mandamiento aunque parezca redundante ayunar en Yom Kippur (Día del Perdón), y el negativo, no comas, ni bebas, en Yom Kippur.

Primero, recordemos un poco de lo que sucede en la fiesta de Yom Kippur. Lo encontramos descrito en levítico 16, se conoce como el día del perdón o el día de la expiación, considerado como el día más solemne y sagrado dentro del calendario bíblico por la importancia que tenía en esos días cuando el Templo estaba de pie, un día en que se paralizaban totalmente las actividades, todo se detenía, lo más importante que había en este día era la expiación y la reconciliación.

Y ya que leímos estos textos, cualquiera podría empezar a preguntarse, ¿dónde dice aquí que se tiene que ayunar?, en qué versículo de los que leímos dice que se tiene que ayunar.

Aparentemente, no nos dice de manera literal que hay que ayunar, de hecho, la Biblia no marca ningún ayuno, sin embargo, el día de Yom Kippur, si se considera como el día del ayuno, lo vemos en los versos 23:27 y 23:32.

A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. (Lev. 23:27 RVR60).

Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo. (Lev. 23:32 RVR60).

Y aquí está la clave, de donde se deduce que hay que ayunar. La palabra Alma, como aparece en nuestras Biblias en castellano, es la palabra nefesh y se puede traducir de diferentes maneras y una de ellas es alma, como aquella parte interior del ser. Sin embargo, la palabra nefesh también se traduce como antojo, apetito, cuerpo, estómago, e incluso como intimidad, relacionado con la intimidad sexual y relaciones maritales.

El mandamiento que se indica aquí, en estos dos versículos: afligirás tu alma, puede traducirse como “afligirás” pero también se puede traducir como: afligir tu estómago, tu cuerpo, tu intimidad, de hecho, la palabra afligir, es la palabra anaj del hebreo, que significa menospreciar, deprimir, quebrantar, oprimir, ser sumiso. Entonces, si la idea aquí es afligir el alma, no podemos pensar que el alma está separada del cuerpo y que una cosa es el alma, por un lado, y que el cuerpo es otra cosa y que el cuerpo no importa. El alma y el cuerpo están íntimamente ligados.

¿Cómo afligir el alma?

Entonces, ¿como afligir el alma? Una manera práctica, literal y tangible de hacerlo, es afligiendo el cuerpo también, y si hay algo que nos puede afligir es justamente el ayuno. De eso se trata el día de Yom Kippur, de afligirnos, de pedir perdón, de buscar la reconciliación, es por medio de abstenernos del alimento.

Algunas veces se nos pasa la hora de la comida y nos sentimos mal, nos ponemos de malas. Yom Kippur no se trata de eso, sino que se trata de enfocar nuestra alma en acercarnos al Creador, y una de las actividades que más nos quita tiempo y recursos, por decirlo así, es la alimentación; entonces lo que el Eterno nos manda aquí con el ayuno, no solamente es la aflicción del alma, sino también la aflicción del cuerpo, ya que están íntimamente ligados, y con esto nos quita la carga de preparar los alimentos en este día y de estar pensando en dónde vamos a ir a comer en este día o que vamos a preparar, para enfocarnos en lo que es realmente importante en el día de Yom Kippur.

El día de Yom Kippur se trata de la reconciliación, por eso es tan solemne el día, porque para el Eterno no hay algo más importante que reconciliarnos con Él y entender su perdón, y también debería de serlo para nosotros, y pedirnos perdón unos a otros.

Así que la idea de ayunar, no solamente es ponernos a dieta 24 o 25 horas (porque el ayuno empieza un poco antes de que oscurezca) La escritura dice: desde el día 9 por la tarde hasta el día 10, así que son más de 24 horas, 25 horas de ayuno total.

En el ayuno de Yom Kippur no se permite ni comer ni beber nada, estamos totalmente enfocados y consagrados en reconciliarnos con nuestro prójimo y reconciliarnos con Dios. Ahora, muchos estarán pensando, ya el Mesías me reconcilió, ya para qué ayuno, no solo es el hecho de que hemos sido reconciliados, sino para enfocarnos justamente en los pecados que hemos cometido durante todo el año, y pedir perdón en el nombre del Mesías una vez más, y considerar que por sus méritos y sus obras hemos sido perdonados.

Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, (Hech. 27:9 RVR60).

Esta es una referencia directa del día de Yom Kippur, porque así se le conoce, como el día del ayuno, justamente porque nos abstenemos de todos los alimentos; y aquí Pablo hace este comentario o cronología del momento que estaban viviendo, pues después de un ayuno, es peligroso estar haciendo actividades físicas que impliquen mucho esfuerzo; como ellos están en una situación de estar en alta mar bajo la tempestad y la tormenta, la navegación se hizo más peligrosa, pero es interesante darnos cuenta, que aun el apóstol Pablo después de su entendimiento de que Yeshua es el Mesías, él sigue guardando las fiestas y guardando todas estas costumbres, que no contradicen la gracia y la misericordia de Dios, es más, el ayuno es una costumbre muy común aún en el catolicismo, en el cristianismo, y en muchas otras religiones, porque cuando ayunamos, sabemos que nos estamos conectando con Dios, que nos despojamos de las necesidades físicas, que nos olvidamos de nuestro cuerpo y nos enfocamos en lo espiritual, de eso se trata el ayuno.

Hay una referencia en Isaías que menciona que el verdadero ayuno es desatar las ligaduras, y todo este concepto, pero lo que trata de decir el versículo de Isaías es que el pueblo ya se había alejado en su corazón del Eterno, ya había perdido esa sensibilidad, y solo lo hacía por costumbre.

En los tiempos bíblicos no solo había un ayuno, era común que hubiese varios ayunos, incluso Yeshua cuenta una historia de un fariseo y un publicano que suben al templo a orar y que el fariseo se jactaba de los ayunos que hacía. No es que Dios esté en contra del ayuno, está en contra de ese ayuno que no lleva al quebranto, de ese ayuno que no nos lleva a la sumisión, a la sujeción, a su Palabra, y Yom Kippur es un día que debemos aprovechar para sujetarnos a Él.

Otra enseñanza hermosa que tiene el ayuno de Yom Kippur es esta manera diferente de poderle mostrar a nuestro Dios lo que estamos dispuestos a hacer por Él, no porque nos lo exija, o esté midiendo nuestro amor por Él; esto es, por nosotros mismos. Algunos llaman a Yom Kippur la muerte chiquita, porque se dice que, si un hombre deja de comer y beber por 72 horas, que son 3 días, se muere, por lo tanto, Yom Kippur es una tercera parte de eso.

Es como morir en una tercera parte, es como poner tu vida en riesgo en una tercera parte: si fuéramos a un trabajo en el que sabemos que tendremos una tercera parte de posibilidades de riesgo de morir, tal vez renunciaríamos, sin embargo, este ayuno que hacemos año tras año en Yom Kippur, lo hacemos con el anhelo y el deseo de agradar a nuestro Dios. Podríamos decir que lo hacemos con gozo, con fe, para mostrarle a nuestro Padre qué tan dispuestos estamos por seguir sus mandamientos, a seguir su voluntad, a pedirnos perdón unos a otros, a pedirle perdón a Él y despojarnos de esta parte carnal, de esta parte que tanto hemos alimentado, que tanto tiempo le hemos dedicado al cuerpo, al estómago, y finalmente, pensamos a dónde se van a ir todas las carnes que nos hemos comido, todos los platillos, todo lo que nos hemos gastado en restaurantes. Dijo Yeshua que todo lo que entra se va a la letrina.

Yom Kippur es una reflexión para darnos cuenta de que no solo de pan vive el hombre, que necesitamos de la Palabra de Dios, Yom Kippur es uno de los días más importantes de todo el año, y es un recordatorio para nosotros mismos de qué tan dispuestos estamos de seguir y de obedecer, que tan importantes son para nosotros los mandamientos de Dios.

Conclusión:

Nuestra oración para todo Israel es que el próximo Yom Kippur y ayuno que llevemos a cabo, lo hagamos de todo corazón, que lo hagamos con este entendimiento, que lo hagamos con el deseo de acercarnos más a Dios, y ser semejantes a los ángeles, que no cargan con estas necesidades, ni necesitan de estas atenciones, y se enfocan completamente en lo espiritual. Por eso en Yom Kippur es una costumbre vestirse de blanco, no solo por el símbolo del perdón, sino por esta identidad celestial en la que ya no será necesario darle alimento a este cuerpo ni darle tanta importancia a las cosas materiales.

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