233. Prohibición a los jueces de pervertir el juicio.

234. Prohibición de honrar a un litigante prominente en el momento del juicio.

235. Precepto para el juez de juzgar correctamente.

 No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre, ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo. (LEVÍTICO 19:15)

Análisis, antecedentes y razón de estos tres mandamientos:

El tema de la justicia, de llevar a cabo juicios de manera correcta, es un tema muy importante para la Escritura, porque en la Torá hay muchos mandamientos relacionados con la justicia, también es porque Dios es un Dios justo y en el libro de Apocalipsis, cómo termina la historia dice que hay un juicio, que hay un juez que está sentado para juzgar; el juicio del trono blanco, podríamos decir prácticamente que ese es el final, en eso concluye la historia.

Mostrando que esto es un reflejo de lo que el Eterno ha de hacer y también es importante conocerlo porque todos, en cierta manera somos jueces de algo, cómo cuando vemos una situación, es casi imposible no dictaminar un juicio, al ver una injusticia, por ejemplo, viendo un video, tú dices esto está mal o está bien según el caso, estamos juzgando.

Cuando Yeshua dice: “No juzguéis para que no seas juzgado” el ideal es qué mejor no juzgues, no critiques, pero si juzgas solo considera que con la vara que mides vas a ser medido, entonces no es que esté prohibido juzgar, lo que está prohibido es hacer juicios injustos y si vas a juzgar solo tienes que considerar que con esa misma vara te van a medir a ti, porque finalmente todos vamos a hacer medidos, a veces tenemos temor, vemos el pecado de un hermano, pensando que Dios le hablara y tal vez así sea, porque no se trata que vayas y lo apedrees, simplemente que aprendas de esas situaciones, juzgar es discernir, entender y darte cuenta como aplica la Torá en ese caso, porque la Torá siempre se va a cumplir, por eso es muy importante conocer las leyes, conocer los mandamientos, conocer la Escritura. 

La importancia de entender estos mandamientos.

Porque al final vamos a estar delante de un juez que nos va a juzgar, aunque nosotros tenemos una garantía; sí, depositamos toda nuestra fe en Yeshua; él es nuestro abogado, él es nuestro defensor; sin embargo, también yo creo que en un momento tal vez seamos testigos de cómo Dios va a juzgar y les digo como padres también somos llamados, mandados a llevar juicios con equidad.

No juzguéis según las apariencias, si no juzgad con justo juicio. (Juan 7:24)

Es casi un precepto tú tienes que juzgar con justicia, aunque hay gente que no le guste tener problemas, pero si eres padre, has sido llamado también hacer un juez de tu casa, un rabino llamado Maimónides (Moisés ben Maimón), en un libro; en el que da muchos detalles de las características que tenían que cumplir los jueces, aquellos que eran llamados a sentarse, a discernir, a juzgar tal cual, hay varios detalles que nos da que son muy interesantes, porque van acorde a lo que Pablo establece en el Nuevo Testamento.

No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre, ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo. (Levítico 19:15)

En resumen:

En pocas palabras, el resumen es, sé imparcial en el juicio, no tengas la intensión cuando juzgas de favorecer al pobre ni por complacer al grande. Al grande, es una expresión interesante porque puede ser grande en cuestión de nombre, de fama, de renombre delante de una comunidad o puede ser también el caso que es una persona poderosa, que es una persona influyente de mucho dinero.

Al pensar en la vida cotidiana; porque esto puede ocurrir, en nuestro propio país, imagínate cuando un juez tiene que juzgar a una persona que tiene muchísimo poder; puede ser una situación de riesgo real para tu vida y, por otro lado, el juez tiene que decidir sí es culpable, tiene que declararlo que es culpable, no importa sea quien sea, aunque sea su propio hijo; el juez debía juzgar con imparcialidad; aunque para este caso existe la regla de que el juez no podría ser juez de su propio; aquí aunque fuese así, tenía que juzgar con imparcialidad. Es algo que el Eterno nos ordena hacer, sin ver distinción, porque Dios no hace acepción de personas.

En la época de Yeshua y desde antes sabemos que estaba el sanedrín conformado por 70 integrantes más uno  y ese uno era justamente para que en un momento; vamos a llamarlo así; de empate entre los 70 jueces, él pudiera decidir, pudiera inclinar la balanza hacia lo que es justo, resolviendo un asunto.

En estos tres mandamientos se nos dice: “Sé imparcial, no tengas temor del hombre”, entonces la base para juzgar con equidad es “No tengas temor”, parte de los preceptos para los jueces, es que no podían tener temor, porque si iban a condenar no podían estar pensando no lo puedo condenar o algo me puede pasar o me voy a sentir bien mal con la condena; es que es muy pobre o está enfermo o es que alguna situación; de esta manera no podía ser un buen juez.

Finalmente, lo más importante es que nosotros vamos a estar dando cuentas al Eterno, nosotros vamos a ser juzgados algún día, con base en como nosotros juzgamos, por supuesto que dice que la misericordia triunfa sobre el juicio, cuando nosotros nos amparamos bajo la sombra de sus alas, cuando nosotros clamamos por misericordia y por perdón, pero mientras esto llega a ser totalmente literal, mientras llega ese momento, somos día a día llamados a discernir y a juzgar, la cuestión es hacerlo conforme a la Torá, hacerlo conforme al espíritu de cada mandamiento, tratar de analizar y entender la situación.

Maimónides establece varios principios; justamente de esta manera, dice:

  • Un juez debe pensar como si tuviese una daga o un cuchillo sobre su cuello, cada que va a juzgar, o sea, pensando que vas a cambiar la vida de una persona.
  • Establece que no debía tener temor.
  • Que debía conocer la Torá.
  • Tenía que ser un hombre de buen testimonio.
  • Y finalmente establece un principio interesante, que debía tener hijos.

¿Por qué debía tener hijos?

El apóstol Pablo también exhorta a aquellos que son llamados, dice que tenga hijos, lo maneja Maimónides en plural, igual que Pablo dice: “Porque es necesario que un buen juez, tenga que tener más de un hijo”. Y dice: “Porque si no es de esta manera, va a ser muy complicado que pueda llegar a discernir”. Por qué un padre; bueno, los que son padres aquí, no me van a dejar mentir; en el caso de una discusión entre hijos por un juguete, cuando uno de los hijos dice: “Yo lo agarré primero” y el otro responde: “No, yo lo agarré primero” los dos dicen: “Yo, yo, yo” bueno quién lo agarro primero, “Yo” los dos dicen: “Yo”, entonces uno de los dos está mintiendo, y uno de los dos tiene la verdad, si tú quitas el juguete; por llamarlo así; hay uno que está actuando injustamente, si se lo dejas a uno, y si te equivocas te estás equivocando doblemente.

Es por eso que el ejercicio de discernimiento es practicado una y otra vez en cosas sencillas, a través de los hijos, en una congregación, en diferentes situaciones. Tal vez, por ejemplo, una persona que está en una posición de liderazgo en un trabajo también muchas veces tiene que lidiar con situaciones de injusticia, tiene que juzgar, es increíble ver como Dios nos prepara, nos va capacitando, nos va entrenando, nos va preparando, yo creo que también esto; muy acorde a Maimónides, también el apóstol Pablo dice que precisamente la idea de que esté casado, que tenga hijos, es un perfil qué se da para llegar a ser un buen juez.

El espíritu de los mandamientos:

Lo más importante para concluir respecto a estos tres mandamientos es que antes de juzgar, siempre analiza la situación, que no tengamos temor, que busquemos sobre todo la voluntad del eterno en cada uno de los casos y esto no es de la noche a la mañana, es un ejercicio continuo, es un ejercicio que todos los días practicamos y bueno, benditos aquellos que tienen muchos más hijos porque tienen más oportunidades de desarrollar estas situaciones, en las que el Eterno nos ayuda a crecer y les digo algún día estaremos delante también del Juez de Jueces, del Rey de Reyes y precisamente yo creo que por eso es importante, darnos cuenta de la importancia de estos mandamientos porque son un reflejo de cómo es Dios ese es el ideal.

 

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“El que recibe enseñanza en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo enseña”

Gálatas 6:6 (RVC)



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