Mandamiento 18
Consagrar los primogénitos

en la tierra de Israel.

“Conságrame todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales, mío es”. (Éxodo 13:2. RVR1960).

Explicación del mandamiento.

Hay muchos primogénitos. En cuanto a las mujeres, sí, sí cuentan las primogénitas, obviamente, en el momento en que se casan, el esposo vendría siendo su cabeza y, por tanto, vendría siendo él ese primogénito. Los varones primogénitos son consagrados de acuerdo a lo que dice la Torá, es decir, que no es opcional. Fíjense lo que dice el versículo, esto se aplica especialmente para todos.

Este mandamiento deriva del perdón que hubo a los primogénitos en la noche de Pésaj.
Como recordarán, Dios les mando que pusieran la sangre en el dintel, o sea, en los marcos de las puertas, para que cuando pasara el ángel de la muerte, los hijos primogénitos de los hebreos y de todo aquel que pusiera esta sangre, fuera perdonado, el ángel de la muerte pasaría por alto esa casa y, por lo tanto, eran expiados, y redimidos por medio de esa sangre.

Por haber hecho eso, el Señor le dice ahora a Moisés, (y este es el primer mandamiento inmediatamente después de haber salido de Egipto) y es: “ahora todos los primogénitos, son míos, ahora son para mí”. En realidad, esto no es nuevo, este principio del sacerdocio familiar, porque para eso era el primogénito, tenía la responsabilidad de ser el guardador del patrimonio espiritual de la familia. No era nada más el responsable de llevar el liderazgo de la familia, en el ámbito de seguridad y de economía y bienestar, sino también, espiritualmente, él tenía que fungir como un sacerdote.

Entonces, los primogénitos eran los sacerdotes de Dios. Y esto, ¿de dónde lo aprendemos? Desde la misma historia de Adán y Eva, se ve que inmediatamente sus hijos están dedicados al servicio a Dios. Se dedican a hacer altares y a ofrecer sacrificios a Dios. Vemos que en el caso de Caín y Abel, uno lo hizo bien, pero el otro no lo hizo de acuerdo a lo que Dios esperaba, y de ahí viene la rivalidad. Esto nos enseña que a partir de ahí, en realidad el sacerdocio era una cuestión familiar, que se daba a través del primogénito.

Cada hijo mayor era el responsable de irle enseñando a su otro hijo, y así sucesivamente, todo lo referente a la doctrina del Eterno, a la doctrina del Creador. En realidad eso se perdió con el tiempo, aunque no es que se haya perdido, porque vemos desde la misma historia de Isaac, en la misma historia de Jacob y Esaú, la importancia que tenía la primogenitura, sin embargo, no se había formalizado, pero aquí el Eterno les dice, ahora así formalmente se los digo, conságrenme todo primogénito, cualquiera que abre matriz, entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales es mío.

 

¿Qué nos enseña?

Este es un principio que también nos enseña a tomar conciencia, que realmente todo le pertenece a Dios. Lo primero es lo mejor, es por lo que más trabajas en cuestión de los frutos, en cuestión del fruto de la tierra, en cuestión de esfuerzo en tu trabajo, lo primero es lo que más te cuesta trabajo por lo general. Aquí lo que está diciendo Dios es: “dame lo mejor para mí”, y esto nos ayuda a tomar conciencia que todo le pertenece a Dios, y que en realidad no poseemos nada, y que todo lo que tenemos le pertenece a Él. Solamente hay una diferencia y es que dice: “A mí dame lo primero y tú quédate con lo demás”. Este es el principio del diezmo, que tú apartas de lo que recibes, lo primero.
Lo primero que tienes que hacer es dar las primicias, el diezmo, y ya después lo demás es tuyo. Finalmente es una forma más de reconocerlo en nuestra vida, de declarar su soberanía delante de nosotros, que Él está por encima de nuestras decisiones, por encima de nuestro propio deseo y voluntad, y esto es algo muy importante de este mandamiento.

 

Consagración de los primogénitos

¿Qué más aprendemos de este mandamiento y de la consagración de los primogénitos?
Que la santificación, que es lo que tiene que ver aquí con consagración, era de animales puros. En Números capítulo 18, explica que no eran todos los animales como dice aquí exactamente, sino después te da el detalle que se refiere a los animales que son puros, de ganado permitido para sacrificios. Y más adelante va a decir: “todos los primogénitos son míos hay que sacrificarlos”, pero, ese es otro mandamiento, “al primogénito del hombre y al primogénito del asno lo has de redimir”. También era un mandamiento redimir al primogénito del hombre.

 

¿Qué significa consagrar?

“Conságrame todo primogénito”. Vamos a ver que la palabra consagrar, es la palabra hebrea Kadash (ser limpio, apartarse, celebrar, dedicar, consagrar, preparar, prometer, santificar, santo o señalar). Es decir, era una manera de marcar que ese hijo primero, o esa primera cría, en el caso de los animales, estaba apartada y totalmente separada para un uso en particular, eso tiene que ver con santificación. Santificar es apartar algo para un uso especial y que no se puede contaminar con otra cosa.

 

El espíritu del mandamiento.

Quiere decir, que como primogénitos, tenemos el llamado de apartarnos del mundo, y ¿por qué? Porque ya nos apartó Dios para Él, para su servicio realmente. Y este va a ser el sacerdocio final que se va a poner con Melquisedec, el sacerdocio de Melquisedec, va a consistir en que, una vez más, hay que hacer todo como el original. Recordemos que el sacerdocio Levítico se instauró, porque fue la única tribu que se mantuvo precisamente apartada, y santificada, mientras todos los demás estaban adorando el becerro de oro. Ahí hubo un cambio, entre el sacerdocio de los primogénitos y el sacerdocio de los Levitas, pero en un futuro, eso va a regresar, por eso el Mesías es Sacerdote, según el orden de Melquisedec.

 

¿Yeshúa estaba consagrado y apartado?

“Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor)”. (Lucas 2:22-23. RVR1960).

Eso significa la consagración, se llevaba al bebé y quedaba consagrado al Eterno, y se le llama Kadosh (santo para el Señor). Por eso son tan importantes estos mandamientos, como el Brit Milá (pacto de la circuncisión), que se hace al niño, el de consagrarlo en este momento. Después vamos a ver la siguiente interpretación del mandamiento llamado; Pidión HaBén (rescate del primogénito), también se tenía que hacer un rescate por él.

“…y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley de Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos”. (Lucas 2:24. RVR1960).

Ese era precisamente el rescate, que se hizo por Yeshúa.

 

Una congregación de primogénitos.

Nosotros también pertenecemos a una congregación de primogénitos, a una Kehilá (congregación). Aquí no importa si fuiste el doceavo de la familia, si eres parte de Israel, de la congregación del Señor, pues también tienes un llamado de consagración, de santificación, de apartarse.

“…Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el juez de todos, a los espíritus de los Justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel”. (Hebreos 12:22-24. RVR1960).

Entonces, nosotros somos consagrados por medio de la sangre del Mesías, como una congregación de primogénitos también.

 

Conclusión.

Finalmente, vamos a ver que Yeshua dice: que él también es el primogénito dentro de todos los hermanos.

“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”. (Romanos 8-29. RVR1960).

Así que, Yeshua es el primogénito de todos nosotros, es el primogénito del Padre, y nosotros como cuerpo, como el pueblo de Dios, somos también primogénitos entre todas las naciones. Todos tenemos un llamado de tipo sacerdotal, ¿Qué significa? Ser mediador entre el pueblo y Dios, interceder por el pueblo, interceder por las personas, ante Dios. Enseñarles los caminos de la Torá, enseñarles quién es el único Dios verdadero, y enseñarles quién es el único sacrificio que nos puede introducir a la comunión con el Padre, esas eran las labores de los primogénitos. En cuanto regrese el Mesías, yo creo que esto se va a restablecer una vez más, y ese llamado que estaba originalmente destinado desde Adán a su primogénito, a sus hijos, de generación en generación, se va a volver a retomar.

Que el Señor nos ayude a cumplir nuestro llamado, a cumplir nuestro propósito por el cual Él nos creó. Hoy entendemos un poco mejor, para qué Dios nos hizo. Porque somos una congregación de primogénitos entre las naciones.

 

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