¿DEBEN LAS MUJERES USAR VELO? 

Una pregunta que nos envió una dama, ya que este tema del velo es bastante frecuente en diferentes denominaciones dentro del ámbito cristiano y no deja de ser polémico hasta cierto punto. Yo quisiera aclarar, una vez más, que esta pregunta, como muchas otras que tiene que ver con las cuestiones halájicas, es decir, de interpretación dentro de una comunidad, que no buscamos imponer un criterio, ni tampoco decir que esta es la verdad absoluta. Estamos buscando, lo que acorde a la Palabra de Dios, pueda ser lo más acertado al contexto original y a la intención de ciertas indicaciones o mandamientos que aparecen en nuestra Biblia. Respetamos, por supuesto, la forma de interpretar de cada grupo o congregación, así como la “halajá” (la forma de caminar / interpretar) que se decida seguir. Pensamos que aquellas personas que guardan un mandamiento de una forma o de otra, siempre lo hacen pensando en estar acorde a la Palabra y con la mejor intención hacia las demás personas que se congregan. 

Esta pregunta la responderemos enfocada a usar el velo en la congregación o en el tiempo de oración.

CONTEXTO SOCIAL Y CULTURAL DETRÁS DEL VELO    

Este tema, respecto al velo, prácticamente el único pasaje en donde se habla de manera particular, es en la primera carta de Pablo a los Corintios, en el capítulo 11. Pero antes de llegar a la parte escritural, es importante conocer el contexto social y cultural que hay detrás del velo. Es interesante también analizar qué situación se vivía en aquellos días, los aspectos sociales que le tocó vivir a Pablo y, en general, en esa época. No es lo mismo cómo se vivía en Jerusalén y cómo se vivía fuera de Israel. Particularmente, la ciudad de Corinto era un puerto al sur de Grecia. Era una ciudad muy grande, llena de comercio y, por tanto, mercancías. Llegaban personas de todas partes y era una ciudad muy cosmopolita. También había una gran cantidad de templos y cultos a diferentes deidades. Uno de los más importantes era el culto a Afrodita, que era la más popular en esta ciudad, la cual era muy profana, desinhibida, llena de paganismo. La prostitución era una actividad muy común, prolífera, y muchas de las mujeres que llevaban a cabo los cultos a estas deidades eran prostitutas y con ello, sostenían gran parte del culto. También había hombres que se dedicaban a este tipo de prácticas y que ejercían el sacerdocio en esos templos. Era una ciudad tan corrompida, que había una expresión de que decía: “Hacer el Corinto”, lo que significaba que se iban al destrampe. 

Entonces, en este contexto sumamente pagano y profano, había una comunidad de creyentes en Yeshua, por lo que ellos tendrían que convivir, como integrantes de esta ciudad y sociedad, dentro de este entorno que se suscitaba. Las mujeres, en esta ciudad, tenían y gozaban de mayor libertad que en otras regiones, pero eso también conllevaba ciertos riesgos, ciertas situaciones que les podían hacer caer en pecado o en la profanación de su persona y sus valores. Como la prostitución era muy común, en muchos casos, se dice que las mujeres, de acuerdo con los historiadores, se rapaban o mantenían el cabello muy corto como parte de la temática dentro de estos cultos. En el caso de los varones, muchos de ellos, homosexuales, se dejaban el cabello largo o se cubrían el rostro con velos. Había ciertos cultos que buscaban la distorsión del género humano, que las mujeres parecieran hombres y viceversa. De hecho, si investigamos la vestimenta de los toreros, radica en un culto pagano. Y toda esta idea de la fiesta brava, realmente era una festividad a ciertos dioses, donde los hombres se vestían como mujeres y llevaban a cabo ciertas acciones que arriesgaban, incluso, sus vidas. Hay un trasfondo muy oscuro, por decirlo así, en la ciudad de Corinto. 

Y uno de los temas que es importante mencionar, es que el cabello. En la cultura hebrea, se consideraba como el principal atractivo de una mujer. En medio oriente, no solamente en Israel, sino en los países de alrededor, es muy común que las mujeres anden con la cabeza cubierta. Prácticamente, solo en Israel, las mujeres judías que no son ortodoxas andan con el cabello descubierto. El resto de los países de medio oriente y el resto de las mujeres que aún habitan en Israel, siendo ortodoxas, andan con el cabello cubierto. Las mujeres musulmanas andan con el cabello, el rostro y hasta el cuerpo cubierto. Es algo que tiene que ver con la cultura. 

El propósito de Pablo, en el pasaje que vamos a leer, tiene mucho que ver, en que, como creyentes de la comunidad de Corinto, se notaran y marcaran una diferencia. No solo en que, ellos creyeran en Yeshua, sino en la manera de verse y proyectar una imagen delante de los demás. El tema principal del pasaje, son las señales de autoridad y de género entre el hombre y la mujer. Por tanto, la mención del velo y el cabello, son ejemplos para llegar a entender finalmente el propósito que tenía Pablo en el tema de la sujeción y de la autoridad, no de la vestimenta.

EL ORDEN DIVINO DE AUTORIDAD  

Vamos a leer para entender el contexto correcto del velo en 1 Corintios 11:1-16:

 “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué. Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios. Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? La naturaleza misma, ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello. Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios”. (1 Corintios 11:1-16 RVR60). 

En este pasaje, leemos el orden que dio Dios, en el sentido de autoridad, lo cual tiene mucho que ver con el tema que va a abordar Pablo en los siguientes versículos, que nos saltan por la mención que hace, sobre todo pensando en él como un judío (aunque no sería como un judío actual ortodoxo desde la perspectiva rabínica), pero no deja de ser extraño que en una cultura como en la que vivía Pablo de medio oriente, no era raro que el varón se cubriera la cabeza, ya fuera por las altas temperaturas o por cuestión cultural o halájica, ya que en muchas de las sinagogas el uso del talit (manto de oración), era regular durante el servicio. 

Una vez más, el contexto es ¿qué señales de autoridad tienen el hombre y la mujer? Como les decía, en aquellos días las prostitutas se rapaban, manteniendo una imagen muy particular con respecto del cabello. Y, en el caso de los varones, los que caían en las prácticas paganas, se dejaban el cabello largo o se cubrían con velos. Hay una cuestión más, que apenas empecé a considerar de manera más profunda, pues ya habíamos estudiado este pasaje. Pero, dentro de una de las versiones que estuve revisando, al parecer, La Nueva Versión Internacional (NVI), venía una nota, que decía: La manera correcta de entender la frase: “la cabeza cubierta”, no se refiere literalmente a que se tapara con un manto o una tela. A veces, este versículo se usa cuando alguien porta “kipá” (palma de la mano) o talit, dicen que, si te cubres la cabeza, entonces afrentas a tu cabeza. Parece un juego de palabras, pues ya mencionó antes que la cabeza del varón es el Mesías. La pregunta sería: ¿por qué si uso kipá o talit, estaría afrentando al Mesías? ¿En qué le ofendería bíblicamente al Mesías, que yo me cubriera la cabeza con cualquier cosa? La nota dentro de esta versión dice que la idea posible de tener la cabeza cubierta se refiera al cabello largo que cubre la cabeza y el rostro. Entonces, como una cuestión de orden y de recato, incluso para el varón en el versículo 4, sería: Todo varón que ora o profetiza con “el cabello largo”, afrenta su cabeza. Y más adelante explica por qué. 

Vamos a adelantarnos al versículo 14 para que nos quede mucho más claro: La naturaleza misma, ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? Aquí el porqué esta posible idea, que la referencia al varón que se cubre la cabeza afrentaría al Mesías, si tiene el cabello largo. Este verso apela a la lógica de la naturaleza de los géneros, no de la naturaleza física o biológica, ya que al hombre le crece igual el cabello que a la mujer. Esto nos hace pensar que la idea en la que está centrándose Pablo en el verso 4 es que, por naturaleza y por cuestión social, no era bien visto que el hombre se dejara crecer el cabello, porque en aquellos días, muchos hombres que practicaban la homosexualidad y, que eran parte de estos cultos paganos, justamente hacían esto para imitar a una mujer. Entonces, no tiene nada que ver con el talit o la kipá de ninguna manera. Por eso, no quiero yo, que el hombre proyecte esta imagen, porque entonces, esto sería una afrenta para el Mesías, porque no estaría tomando la imagen que le correspondería como varón. 

Luego en el verso 5 leemos: Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado”. Aquí está la clave, porque la mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta a su varón. ¿Por qué un hombre, se tendría que ofender, si es la cabeza de su esposa, si ésta ora o profetiza con la cabeza descubierta? No tendría caso. Pero aquí, aplica el mismo criterio que, si la mujer se deja el cabello muy corto, es como si se lo hubiera rapado. Y, recordemos que las sacerdotisas de Corinto eran las que habitualmente andaban con la cabeza rapada o con el cabello sumamente corto. ¿Cuál es el enfoque del pasaje de Pablo? No des una imagen equivocada. Como una mujer creyente en el Mesías, lo lógico, como dice la naturaleza misma, es que el hombre debe usar el cabello corto y la mujer el cabello largo. Así, una mujer rapada o con el cabello muy corto, era una imagen de una mujer demasiado liberal o sin una sujeción a las autoridades. Porque el término cabeza, que en hebreo es la palabra “Rosh”, implica que estás en sujeción y que tienes a alguien por encima de ti. 

Entonces, Pablo no está dictando un standard de cómo una mujer debe orar o profetizar, ni tampoco está dictando un standard de la vestimenta particular de todas las mujeres, de todas las generaciones y épocas. Recordemos, una vez más, que el tema es la honra, el decoro y la sujeción. Verso 6 dice: “Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra”. Esto podríamos pensar que lo está hablando de una manera irónica Pablo, como diciendo: ¿No te quieres sujetar, quieres seguir en esta necedad de sentirte muy liberal y proyectar esta imagen?, entonces, mejor rápate. A ver si te causa vergüenza porque vas a parecer efectivamente una prostituta y te van a confundir. Si no quieres que te confundan, entonces, cúbrete para que no des una mala imagen, ni una mala interpretación de quién eres tú. 

Este principio, no solamente aplica al tema del cabello o del velo, también aplicaría en el tema de la ropa indecorosa en una mujer dentro de la comunidad que pueda generar justamente esto. Sería impropio que una mujer vaya vestida como se viste una prostituta. Es inadecuado. Pero, si no quiere cambiar su vestimenta, entonces, que se vista completamente así y ya verá que le dará vergüenza. Otra cuestión que podía presentarse es que, muchas mujeres que salían de ese contexto de la prostitución y los cultos paganos todavía no tenían el cabello lo suficientemente largo y, por tanto, Pablo les aconseja, mejor cúbrete la cabeza. Y, hasta cierto punto, es entendible porque el cabello tarda en crecer. No crece en dos o tres meses y, si una mujer se había rapado porque ejercía este oficio o práctica y de pronto, se arrepintió, se convirtió y se acercó a una comunidad, el consejo de Pablo es: cúbrete la cabeza. Para no proyectar una imagen mala de lo que ya no eres. 

Dice el verso 7: Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón”. Si lo interpretamos de forma literal: el hombre no debe cubrirse la cabeza, significa que no podríamos usar ni gorro, ni sombrero, ni kipá, ni talit. Lo más lógico es que no se refiera a eso, sino más bien a no dejarse el cabello excesivamente largo. 

Los versos 8, 9, 10, dicen: “Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles”. Aquí está la síntesis y el punto principal de todo este tema: la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza. Pablo no quería que las mujeres de Corinto, como comunidad de creyentes en Yeshua, dieran la imagen de que eran mujeres sin sujeción o autoridad sobre ellas. ¿Por qué dice por causa de los ángeles? En los días de Noé, las mujeres que precisamente no se sujetaron a sus esposos o que fueron liberales, fueron las que terminaron teniendo relaciones sexuales con los ángeles caídos. Nosotros sabemos que la relación de Dios con la humanidad, de acuerdo con lo que dice la primera carta de Pedro, es algo que los ángeles observan y admiran. Por lo tanto, la sujeción de una mujer a la autoridad delegada por Dios es como un ejemplo para los ángeles. Si los ángeles son sumisos a Dios, cuánto más los seguidores del Mesías deben estar sujetos: el varón al Mesías y la mujer a su esposo. Todo esto es parte que debemos entender, por qué es tan importante este tema de la autoridad. Yo sé que esto no es muy popular en el siglo XXI, a muchas mujeres no les agradará escuchar esto, pero acorde a la Palabra, la idea es que la mujer tenga una señal de que está en autoridad. Pero, no podemos tomar como señal de autoridad que el velo es la señal inequívoca, hay mujeres que pueden usar velo y, no están en sujeción. Y, habrá mujeres que no usen velo, pero se encontrarán realmente en sujeción. Para entender que no está tratando de forma despectiva a la mujer, ni de forma machista, leamos:

¿ES LITERAL EL VELO?      

Versos 11, 12, 13 Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios. Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza?” Juzguen ustedes mismos, es como una cuestión de usar el criterio conforme a la Palabra: ¿es propio que la mujer ore con el cabello totalmente corto o proyectando una imagen de lo que no es o pareciendo una prostituta de Corinto? ¡Por supuesto que no! No sería lógico, aceptable, ni santo, que una mujer proyectara una imagen en la que no tiene sujeción porque no se sujeta a nadie. 

Si pensamos que es literalmente tema del velo en la pregunta: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? La respuesta depende del contexto: depende del lugar donde ella esté. Pero, en un sentido más cercano al tema que hemos desarrollado, la idea es que, más allá de la literalidad de sí el cabello es muy largo, largo o mediano: ¿es propio que la mujer esté orando, profetizando o enseñando sin una señal de sujeción? Es decir, que lo haga por iniciativa, como hoy en día se da que, muchas mujeres están llevando a cabo un ministerio, están enseñando, pero no tienen una señal de sujeción hacia su esposo o no tienen esposo. 

Dicen los versos 14 y 15: “La naturaleza misma, ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?
Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello”. Aquí está muy claro: No tiene que usar velo. Porque aquí dice: en lugar de velo, le es dado el cabello. Entonces, aunque una persona lleve velo, el cabello figuraba como una señal de autoridad. Si lo resumimos, una mujer con el cabello corto o rapado sería sinónimo de una mujer liberal sin señal de sujeción. Una mujer con cabello largo es sinónimo de que tiene señal de sujeción. Es como si en la actualidad, una mujer llegara a su casa a las 2 o 3 de la mañana, sin una razón importante, ¿estará sujeta o no? Pues así, no da señal de que esté sujeta. De este modo, podríamos pensar en una gran cantidad de acciones que una mujer puede proyectar para saber si una mujer está sujeta o no. Además, la idea no es oscurecer lo que nos diferencia, sino resaltar las diferencias. Ese es el punto que también quiere destacar aquí Pablo. Por naturaleza misma, le es a la mujer natural dejarse crecer el cabello, lo cual es honroso. Hoy, porque estamos muy permeados de películas y de imágenes a las que estamos diariamente expuestos, nos pareciera muy normal que haya mujeres rapadas. Pero, si pensamos en unas cuantas décadas atrás, encontrar una mujer rapada, era porque tenía un problema mental (exceptuando un problema de salud, lo cual es lógico). No era habitual que una mujer por su propia iniciativa se rapara. Por ejemplo: en los manicomios se estilaba que a los hombres y mujeres se les rapara como una señal de que no se encontraban bien de sus facultades mentales. Incluso, era vergonzoso. Así que, cuando una mujer se rapa por iniciativa, es opuesto a lo que la naturaleza misma proyecta como honra. 

Finalmente, dice el verso 16: “Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios”. Pablo no lo está poniendo como un mandamiento, simplemente está diciendo que él considera que esto no debiera generar contención, disputas o discordias, entendiendo el contexto en el que se movían las mujeres creyentes en la ciudad de Corinto. 

CONCLUSIÓN  

Podemos concluir de este tema que el velo en la cabeza de una mujer, viéndolo de manera literal -el manto que se pongan-, es utilizado como una ilustración de orden, de jefatura, de la autoridad de Dios. De hecho, en el judaísmo se acostumbra que las mujeres casadas usen peluca, porque no exponen su cabello. Recordemos que el cabello, en el contexto hebreo, era la parte más atractiva de una mujer, debido a que no exponía otras partes de su cuerpo, por tanto, el cabello era lo más llamativo. Por eso, el cabello rapado era como una cuestión de desorden mental, mostraba que tenía algo extraño la persona. Entonces, el velo o rebozo en la cabeza de una esposa en Corinto, mostraba que estaba bajo la autoridad de su marido y que había una sumisión a la autoridad celestial del Eterno.

Sin embargo, la actitud de las mujeres de raparse el cabello o dejárselo muy cortito, representaba el feminismo de esa época. Se comparan a las mujeres de hoy, liberales y feministas que salen a las calles, a las marchas a luchar por el aborto y otras cuestiones en las que se les ve destruyendo incluso monumentos, edificios, etc. Así era en la época de Pablo lo que significaba raparse, el feminismo de ese tiempo, ya que era algo que retaba y desafiaba las prácticas de decoro que el resto de la sociedad más conservadora tenía. De pronto sentimos que actualmente hay una liberalidad muy explosiva, pero en aquellos días también las mujeres buscaban manifestarse, -y no es que esté mal manifestarse-, sino que la cuestión es que detrás de eso, había una no sujeción a la autoridad divina. Por eso, de cierta manera, menciona el tema de los ángeles, como una posibilidad de que, por esa rebeldía del hombre y la mujer, vinieran las consecuencias que ya conocemos del Arca de Noé. 

Pablo quiere mostrarles que, si no se sujetan, es una vergüenza. Si la mujer persiste en una imagen que muestra que no está en sujeción, debería provocar vergüenza y no un falso orgullo por ser liberal con el que se jacten por llevar las riendas de su vida y porque nadie las sujete. Tristemente, esto termina por hacer mucho daño en los matrimonios. Porque cuando una mujer es soltera y pasa mucho tiempo en la soltería, puede comenzar a anidar en su pensamiento que la sujeción es mala. Y, aunque este tema sea más profundo, es algo que la Biblia ordena y decreta, no para que el hombre se enseñoree de la mujer, sino para que la sirva, la ame, la guarde y la proteja. Es el orden que Dios determinó. 

Entonces, en el contexto cultural en que fue escrita la carta a los corintios, el velo tenía ese significado. Hoy ya no tiene ese significado. Actualmente, la mujer puede ponerse un velo, una bufanda, una mascada, una gorra, un sombrero y no significa un símbolo de sujeción. Pero, en esa ciudad, en ese contexto y en esa sociedad, sí lo era. Por tanto, quererlo aplicar en nuestro contexto, en nuestro siglo y en la actualidad, no va a tener el mismo efecto, como cuando se aplicaba en aquellos días. 

Así, yo considero que el tema del velo tiene que ver más con un contexto social y cultural que con una cuestión literal de “tener” o “no tener” que usarlo. Hoy, el usar el velo es una elección personal, a excepción que sea el halajá del lugar donde te congregues. Si tú vas a un lugar en donde todas las mujeres lo portan, porque esa es la norma, y así se estableció, entonces, como dice el dicho: “al lugar que fueres, haz lo que vieres”. En este sentido, debes sujetarte a la normativa de esa comunidad. Si asistes a una comunidad donde los hombres usan kipá o las mujeres usan velo, vas a tener que adaptarte tú a eso y NO ellos a ti. Cuando dice Pablo que, si tú quieres ser contencioso, menciona que ellos y las iglesias no tienen esa costumbre, en ese momento y contexto. Hoy, tristemente, muchas mujeres, con tal de no ceder ni un solo milímetro de su libertad, prefieren no congregarse, no conectarse a un estudio, porque si se les dice algo que atenta contra sus “derechos” o principios, lo rechazan completamente. Y creo que se pierden de muchísimas bendiciones que implica la sujeción.

Como decía, el velo, es un tema de elección personal, tampoco se puede prohibir si una mujer desea usar velo. En el catolicismo es muy habitual, así como en algunas denominaciones cristianas. Pero, no necesariamente, es una señal de espiritualidad, ni en automático es una señal de autoridad o sujeción. El verdadero asunto es la actitud de obediencia y sumisión del corazón a la autoridad, en estos casos al esposo, así “como al Señor”. Leamos Efesios 5:22-24:

 “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo”. (Efesios 5:22-24 RVR60). 

El pasaje está muy fuerte y contundente y, probablemente para muchas mujeres, no sea del todo de su agrado, pero así está escrito. Finalmente, cuando hay sujeción, hay bendición y tenemos muchos ejemplos en la Escritura que, cuando una mujer se sujeta a su esposo, la bendición de Dios también llega a sus hogares y, por supuesto, a sus vidas. 

Yo creo que con velo o sin él, hay que proyectar en la manera que vestimos y actuamos que, queremos honrar el orden que el Eterno ha dado. Esto es lo más importante de este tema. Que realmente haya una señal inequívoca en la mujer de que está sujeta al varón. ¿Qué pasa con las mujeres solteras? La Palabra dice que también ha puesto autoridad sobre ellas, los padres que fungen como la principal figura de autoridad, los maestros, pastores y ancianos también sería a los que hay que sujetarse. Hoy gran parte de este movimiento feminista y de aparente liberación de todos estos conceptos han generado más daño que bien, en el pensamiento y corazón de muchas familias. Te invito a que lo ores, reflexiones y lo piense y si quieres usar velo, pues adelante. De ninguna manera está prohibido, hasta cierto punto, hay un respaldo en la Palabra. Si no es la norma en una comunidad, mucho menos la persona está obligada a usarlo porque es una convicción personal que tiene que ver con la señal de autoridad y de sujeción. 

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CategoríaRecato y Modestia
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