Quien tenga duda de si cometió una falta sancionada con un sacrificio Jatat, que ofrende uno del tipo Asham Talui (ofrenda condicional).

“Deberá presentar al sacerdote un carnero sin defecto de los rebaños, o lo que el sacerdote estime que debe ser su ofrenda de expiación, y éste hará la expiación por el pecado que cometió por ignorancia, y el pecado le será perdonado” (RVC). 

Explicación del mandamiento: 

Haciendo referencia al mandamiento 127 que habla sobre la Ley de la ofrenda por la culpa, Levitico 5:14  dice: 

V.14 Habló más el Eterno a Moisés, diciendo: 15 Cuando alguna persona cometiere falta, y pecaré por yerro en las cosas santas de Jehová, traerá por su culpa a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación en siclos de plata del siclo del santuario, en ofrenda por el pecado. 16 Y pagará lo que hubiere defraudado de las cosas santas, y añadirá a ello la quinta parte, y lo dará al sacerdote; y el sacerdote hará expiación por él con el carnero del sacrificio por el pecado, y será perdonado. 

Finalmente, si una persona peca o hace alguna de todas aquellas cosas que por mandamiento del Eterno no se han de hacer y aun sin saberlo, es culpable y llevará su pecado. Debe llevar al sacerdote para la expiación, según lo estime, un carnero de los rebaños, y el sacerdote hará expiación por el yerro que cometió por ignorancia, y será perdonado. Es una infracción y ciertamente ha transgredido contra el Eterno. 

Ofrenda por la culpa.

La ofrenda por culpa habla sobre una infracción a la ley que se hace sin conocimiento. Nosotros no estamos exentos de culpa cuando hacemos algo, e incluso en la sociedad, no podemos transgredir una ley y ampararnos diciendo “es que yo no lo sabía” o “lo ignoraba”. Estamos totalmente de acuerdo en que estamos sujetos a unas leyes, unas normas, y debemos pagar incluso si no lo sabíamos. No nos podemos escudar en la ignorancia. 

Así nos habla este mandamiento, que es el mandamiento de la ley de la ofrenda por la culpa. Debíamos manifestar la misma responsabilidad y ofrecer un sacrificio como si lo hubiéramos hecho a sabiendas. Esto hace referencia al pecado. 

Desde el punto de vista de la palabra de Dios, el pecado es la transgresión de la ley. Un comentario para analizar: dice que llegó una mujer a un museo de arte moderno. Esta señora estaba entretenida mirando todas las obras que había en ese momento y que eran exhibidas. Se quedó viendo una en particular, veía un campo, unas montañas, un lago, y en la parte de abajo se veía reflejado como un espejo en el lago toda la obra que había plasmado el artista. Después de un tiempo considerable, ella encontró algo raro en esa pintura y se dirigió a uno de los empleados del museo, señalando que quería hablar con el director porque había un error en esa pintura. Las personas que estaban ahí se sorprendieron por la actitud de la señora, pero no le hicieron mucho caso. Ella seguía insistiendo hasta que se presentó el director del museo para saber cuál era su insistencia. La mujer comentó que la pintura estaba al revés y nadie se había dado cuenta. El director investigó y efectivamente, esa pintura estaba al revés. 

Esto nos lleva a reflexionar que no podemos andar por el mundo sin tener el conocimiento de lo que podemos transgredir. Si nosotros vamos manejando e infringimos una ley de tránsito, si nos para un oficial de tránsito, obviamente nos va a poner una multa, y no vamos a pedirle perdón alegando que no lo sabíamos. De cualquier modo, vamos a tener nuestra parte de culpa, aunque lo ignoráramos. 

Este mandamiento de la Ley de la ofrenda por culpa se refiere a ofrecer nuestros sacrificios a través de un novillo, un carnero, según la condición económica de las personas, incluso palominos o tórtolas. Debía hacerse un holocausto al Eterno y consumirlo por completo. El holocausto duraba hasta 3 días y era un sacrificio continuo para ser agradable a los ojos del Señor. 

En el capítulo de Romanos 6, verso 23, se habla del pecado: ‘Porque la paga del pecado es la muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna’. Dios había establecido entonces en tiempos antiguos este tipo de sacrificios rituales para la expiación de los pecados. Estos sacrificios eran representados a través del fuego y la sangre de un cordero, siendo una sombra de lo que estaba por venir. Nosotros vemos y ellos contemplaban en tiempos antiguos todo esto del ritual como algo necesario para sentirse liberados de sus culpas ante el Eterno. 

Existían muchas civilizaciones y todas juzgaban según su propio entendimiento. Algunos sacrificios eran ajenos y extraños a la vista de Dios, como el sacrificio de niños en algunas antiguas civilizaciones. A menudo, el fuego representa la energía purificadora y el poder irresistible de Dios. Esto se aplica a los holocaustos que debían durar tres días para ser un olor fragante en la presencia del Señor. 

Como vemos en el libro de Malaquías, capítulo 3, verso 3: 

V.3 “Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia”. 

El fuego es irresistible en el día del Eterno, a veces destruye y otras veces limpia. Incluso consume. La naturaleza del objeto determina el proceso que tendrá lugar. Aquí, en el holocausto, nos habla del compromiso total con el Mesías, que implica una consagración absoluta. Es esencial adorar a Dios en espíritu y en verdad. En el libro de Deuteronomio, capítulo 4, verso 24, dice: 

V.24 “Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso”. 

Podemos decir enfáticamente que no podemos servir al Eterno a menos que permitamos que Él limpie y purifique nuestra identidad. En ese tiempo, se debían hacer los sacrificios ofrecidos al Eterno para purificarnos. Todo esto estaba establecido como una sombra de lo que estaba por venir. Yeshua, nuestro magnífico maestro, nos enseñó cómo guardar los mandamientos, cómo seguirlos, cómo establecerlos. Él nos brindó un mayor entendimiento, una mayor proyección. Por ejemplo, en Mateo 5:21, cuando les decía a los discípulos: 

V.21 “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que mate será culpable de juicio”. 

Ahí cambia la situación del mandamiento dándole un carácter más elevado. Lo vemos también en el libro de Mateo 5:27-28, donde habla a sus discípulos acerca del adulterio y de cómo el mandamiento sería magnificado: 

V.27 “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28, pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. 

Esto nos lleva a considerar que vino a través de la renovación del pacto, como lo vemos en los libros del Brit Hadashá (Nuevo Testamento), que las ofrendas de los animales quedaron abolidas. En el capítulo 9 de hebreos, versículos 13 al 14, dice: 

V.13 “Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, 14 ¿cuánto más la sangre del Mesías, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”. 

Aquí vemos que se le da un carácter más elevado al sacrificio. A través del sacrificio de obediencia del Mesías, Él sabía que iba a ser sacrificado y asumió esta responsabilidad sin quejarse ni decir nada. Fue ofrecido como sacrificio vivo ante Dios en la cruz del calvario. 

También en el libro de hebreos vemos que las obras muertas son las obras obvias producto de la carne. El sacrificio continuo representa el amor eterno del Señor y Él tiene una disposición continua para perdonarnos, aunque hayamos pecado muchas veces. Podemos acercarnos a la cruz, a los pies del Mesías, porque Él es nuestro intercesor para borrar todos nuestros pecados. Los sacrificios presentados ante el Señor en tiempos antiguos eran la sombra de lo que iba a venir. 

Si sabemos que nuestra forma natural de pecar es voluntaria e involuntaria, contamos con nuestro abogado para acercarnos confiadamente y pedirle perdón. Pero en nuestro caminar diario, debemos buscar la perfección a través de las instrucciones que vemos reflejadas en el libro de Levítico. Este libro habla de un ámbito de purificación y de las leyes continuas que debían cumplirse para llegar a ese estado de purificación y presentarnos limpios delante del Señor. 

Eso no es una licencia para pecar. Cada vez que pecamos, añadimos dolor al Señor y a la obra que Yeshua hizo en la cruz. Su sacrificio sigue vigente. Ya no es necesario hacer un sacrificio que dure 3 días o que se haga cada año. Ahora su sacrificio es continuo y es por toda la eternidad. 

La naturaleza pecaminosa.

A menudo, debemos tener en cuenta que nuestras ofensas y transgresiones surgen de nuestra naturaleza pecaminosa, como lo vemos en Adán y Eva, que pecaron cuando se les dio un mandamiento negativo: ‘No debéis comer del árbol de la vida’. Ellos transgredieron ese mandamiento y sufrieron las consecuencias. 

También en el libro de Malaquías se habla de las condiciones que vemos en el Antiguo Testamento y en el pacto renovado. No cambia. Dios solo renueva el pacto, no cambia todo lo que el Señor nos enseña. Vamos a Malaquías 3:6: 

V.6 “Porque yo, Elohim, no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos”. 

El Eterno no cambia. La ley es su propio carácter y está establecida desde tiempos antiguos. Viene a ser renovada a través del sacrificio de Yeshua para que podamos llegar a su presencia. 

Leamos hebreos, capítulo 9, verso 22: 

V.22 “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”. 

Sin derramamiento de sangre, no se hace remisión de pecado. Esto hace referencia a los sacrificios de los animales de acuerdo a los estatutos y normas que el Señor dio a Moisés. La ofrenda de pecado se aplica cuando hay certeza de haber cometido una transgresión, a diferencia de la ofrenda de culpa, que se aplica en caso de duda. Pero en ambos casos, se comete pecado. La ofrenda de culpa se presenta cuando hay duda o cuando no sabíamos, y se aplica el mismo mandamiento de presentar el sacrificio de un carnero delante del Eterno.” 

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