Restituir los bienes robados

“Entonces, habiendo pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño de la calumnia, o el depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló” (Levítico 6:4 RVR60).

Explicación del mandamiento:

Este mandamiento lo encontramos en Levítico 6:4 y habla de Restituir los Bienes Robados.
Vemos claramente que el versículo habla de restituir, restituir en una definición muy sencilla es: compensación por el daño que se causó; pero para entender este versículo tenemos que ir al contexto de lo que está hablando Levítico 6, el versículo 2 nos dice que:

Cuando una persona pecare e hiciere prevaricación contra el Eterno, y negare a su prójimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniare a su prójimo.(Levítico 6:2 RVR60).

“Prevaricación” en una definición sencilla es actuar secretamente con hipocresía, es una falta de infidelidad contra el Eterno y luego contra tu prójimo. Entonces si a alguien le encomendaron algo y esa persona lo negare, esa persona está transgrediendo. Vemos que cuando pecamos contra nuestro prójimo también estamos pecando contra el Eterno, entonces en aquellos tiempos si a una persona le encomendaban un animalito, una oveja o una vaca porque la persona iba a salir de viaje y resultaba que cuando regresaba ya no le devolvía el animalito, porque a lo mejor, lo habían vendido, comido, estaba haciendo mal esa persona, porque estaba pecando.

Actualmente, podemos llevar esto a que cuando un hermano se va de viaje y nos pide de favor de dejar su coche en tu casa, porque es más seguro, y cuando regresa el hermano, su coche ya no tiene el estéreo, la llanta de refacción, quizá porque lo vendió, entonces esta persona está robando, por lo tanto, no hizo lo correcto y lo debido.

También dice el versículo 2 o “si calumniare”, que acuse o diga algo de su hermano, vamos a poner un ejemplo; cuando un hermano habla mal de otro de que se está robando una silla en la congregación, nos podemos meter en un problema, porque si se entera el dueño del local de que los hermanos están robando, lo que va a pasar es los van a correr del lugar y eso no es correcto.

Si alguien perdió algo y lo encontramos hay que devolverlo, por ejemplo, si alguien perdió una cartera, un celular, lo que tenemos que hacer es, en caso de un celular, mantenerlo prendido, porque en algún momento nos van a llamar para contactarnos y podamos devolver el celular a su dueño, también dice “que no hay que jurar en falso”, por eso hay que ser honesto, ser honrado, si prometemos algo tenemos que cumplirlo.

Entonces, si alguien fallo en estas cosas, si alguien cometió una falta de este tipo, tiene que hacer, como dice en el verso 4 de Levítico, que es “restituir”, pero, ¿cómo voy a restituir? Haciendo arrepentimiento; tenemos que reconocer porque cuando alguien fallaba en las cosas del Eterno, lo primero que hacía de acuerdo a la Torah, era que reconocía y confesaba y llevaba su sacrificio, en este caso la persona que reconocía, juntamente tenía que restituir y añadir lo que es la quinta parte, que más o menos viene siendo el 20%.

Entonces, ¿Cómo nosotros podemos hacer esto? Porque el Espíritu Santo nos redarguye diciendo “estás mal”, has calumniado a tu hermano, quizás le has robado, el Espíritu, es el que nos va a redargüir, a convencer de pecado, Shaul en unas de sus cartas dice en Romanos 13:7-8 que:

Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. (Romanos 13:7-8 RVR60).

Pero a veces no nos quieren perdonar, porque solo decimos las cosas de palabra y lo que nos pide la escritura es restituir y añadir; por lo tanto, si nosotros decimos de palabra te fallé, hice mal, cometí un error en contra de ti, eso está bien, es importante, pero creo que la persona se alegraría o se convencería más cuando le llevamos algo para que la amistad sea más grande antes que sucedieran las cosas, si recordamos en la escritura, Pedro negó a Yeshua, pero él reconoció que había fallado. Recordemos que cuando estaba con Yeshua comiendo le preguntó -Pedro, ¿me amas? Y Pedro respondió sí Señor, sabes que te amo, tres veces lo dijo, Yeshua le dijo “apacienta a mis corderos, pastorea a mis ovejas”.

Entonces Pedro lo que hizo después de haberlo negado, fué que se arrepintió y el Señor lo llevó a un nivel que no se imaginó él. También vemos en las escrituras que las cartas de Pablo son profundas, esto lo hace porque él se arrepintió, restituyó y eso es lo que nos pide el Señor.

Otro ejemplo de restituir lo vemos en Zaqueo, que es un pasaje muy conocido, él era jefe de los republicanos y a la vez era muy rico, pero cuando tuvo un encuentro con Yeshua tuvo un cambio completamente en su manera de pensar, en el verso 8 capítulo 19 de Lucas dice:

Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. (Lucas 19:8 RVR60).

Vemos aquí a este varón que fue más allá del mandamiento, porque reconoció y restituyo, porque el propósito del mandamiento que estamos viendo es restituir, restituir es también si tanto te he ofendido, ¿cuánto te debo? Y te doy, no es más de palabras, de hecho Yeshua nos dice algo en Mateo 5:23-24.

Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. (Mateo 5:23-24 RVR60).

Esto es lo que debemos hacer, porque cuál es el resultado de restituir?, el verso 7 de Levítico 6 nos dice:

Y el sacerdote hará expiación por él delante de Jehová, y obtendrá perdón de cualquiera de todas las cosas en que suele ofender. (Levítico 6:7 RVR60).

Nos dice que obtendrá perdón la persona, ahí podemos ver la gracia del Eterno manifestarse en nosotros, porque sinceramente como las personas que somos pecadores, no merecemos nada, siempre estamos haciendo el mal, incluso en el verso 3 de Levítico dice “que en esas cosas son en las que suele pecar el hombre”, donde siempre fallamos, porque somos débiles a las tentaciones, pero yo creo que nosotros que hemos conocido de Yeshua, tenemos el Espíritu Santo quien es el que nos guía a toda verdad, por lo tanto, Pablo habla de esto en Romanos 7:17-18.

De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. (Romanos 7:17 RVR60).

En el versículo 18, si seguimos leyendo, da a entender, miserable de mí, quién me librará de este cuerpo de muerte, solamente Yeshua.

Creo que todos hemos experimentado la gracia cuando nos arrepentimos y lo podemos ver en 1ª Juan 2:1.

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Yeshua el justo. (1Juan 2:1 RVR60).

Nuestra provisión es con el Mashiaj, por lo tanto, si nosotros hemos ofendido a nuestro compañero en el trabajo, quizá hemos hablado mal de nuestro jefe, si llegamos tarde al trabajo, si hemos salido antes de la hora establecida, debemos pedir perdón y restituir, en este caso en una congregación si han hablado mal del Pastor, si se nos han ido algunas palabras en contra de él, creo que es el momento de pedir perdón y restituir, así con todos los hermanos, porque en salmo 32:1-2 es muy importante lo que dice:

Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.Bienaventurado el hombre a quien el Eterno no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño. (Salmos 32:1-2 RVR60).

Vamos al versículo 5 que dice:

Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al Eterno;Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah (Salmos 32:5 RVR60).

En este caso tenemos que ir a quien hayamos ofendido y restituir lo que hayamos hecho y ofrecer nuestro sacrificio, después presentarnos ante nuestro Señor, pedirle perdón recordando lo que dice 1ª Juan 2:1 que sí pecamos tenemos un abogado, que es Yeshua.
Esta es una manera sencilla de entender el mandamiento 130 que trata de restituir a quien hayamos agraviado.

 

 

 

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