No engañar con un consejo, que el consejero sabe que no es propicio para el aconsejado; tanto en cuestiones materiales como en cuestiones espirituales.

No maldecirás al sordo, y delante del ciego no pondrás tropiezo, sino que tendrás temor de tu Dios. Yo Jehová. (Levítico 19:14 RVR60).

Explicación del mandamiento:

Todos somos expertos en algo, todos tenemos una experiencia si se ha dedicado en algo por diez años o más, se dice que ya se tiene conocimiento amplio en eso mismo, pero, aunque se es experto en alguna área, profesión u oficio por mucho tiempo, al mismo tiempo se es inexperto en algo más en otro ámbito o área del conocimiento y podemos ser vulnerables o susceptibles y por ello mismo tenemos que aprender a confiar en el Eterno

El mandamiento es literal, no hablar mal del sordo, no se puede expresar negativamente o maldecir a una persona que no puede escuchar, la Torá es clara por el principio del amor al prójimo, no es por él, sino por ti, primero porque ninguna palabra corrompida puede salir de nuestra boca, aunque la persona no pueda escuchar, eso no nos da permiso o derecho de hablar o expresarnos mal o decir cualquier palabra de maldición.

El rabino Maimonides que es un famoso comentarista español, dice que la maldición o la bendición produce un efecto sobre la persona, lo escuche o no, el hecho de tu expresar una maldición puede ser que a esa persona le termine por afectar, nuestras palabras tienen un gran poder, el Eterno ha dotado al hombre con esta virtud, con este don o capacidad, por medio de las palabras poder crear o poder destruir.

Sí, alguna persona ora por ti, aunque no lo escuches, el Eterno sí escucha y va a ser llegar esta bendición, pero en el caso de las maldiciones sí podría o no generar un efecto negativo en la otra persona; en un ámbito ético no se puede hablar mal de alguien, por sí mismo es una transgresión el proferir palabras negativas que van a lastimar o no indirectamente a la persona.

El sordo también se puede interpretar en el sentido de alguien que no te puede escuchar, ya sea porque físicamente no está ahí o por alguna otra razón no tiene esta comunicación, no tiene la posibilidad de saber lo que se dice de él o de ella, el Eterno con este mandamiento nos dice que no fomentemos el mal, la discordia o las cuestiones negativas, que de tu boca solo salgan palabras de bendición.

¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. (Mateo 12:34 RVR60).

Tenemos que reflexionar acerca de lo que estamos llenando nuestro corazón para que entonces nuestra boca hable de esa manera.

En un sentido práctico, este mandamiento también lo podemos entender muchas veces en el trabajo, ejemplo: llega alguna persona de mando como un jefe o gerente te dice o le dice a los demás necesito que hagas esto o quédate más tiempo o cualquier cuestión que para ti te cause discordia, conflicto o desacuerdo y viene la murmuración, entonces la persona se da la vuelta y se habla de ella, a maldecirle a diestra y siniestra, siendo una forma de desahogarnos de lo que no se pueda decir de frente y cediendo a la ira, en la que se está vengando de la persona, aprovechando que se da la espalda y que no está para escucharnos, convirtiéndose en un sordo para entonces poder hablar de esta persona.

Llevemos este mandamiento en nuestro interior y expresemos en nuestra vida con el cuidado de no maldecir aquel que se considere sordo.

Este mandamiento también está ligado con la frase de “no poner tropiezo al ciego, sino que tendrás temor de tu Elohim, yo Adonay (el Señor).

¿Quién es un ciego literal y Bíblicamente?

He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, y conoces su voluntad, he instruido por la ley, apruebas lo mejor, y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad. (Rom. 2:17-20 RVR60).

Tú tienes la Torá, tú tienes un entendimiento diferente al gentil que no tiene la Torá, tú por ella conoces la voluntad del Eterno, tú por ella apruebas lo que es mejor para tu vida, de lo que es Kosher (Apto para alimento tanto físico como espiritual) o no, lo que es santo o lo que es profano, haciéndote un guía a los que son ciegos, luz a los que están en tinieblas.

¿Quién está en tinieblas o ciego?

Aquel que no tiene la Tora o los mandamientos, que es una lámpara a nuestros pies, una lumbrera a nuestro camino, es un ciego también.

Este mandamiento implica cuidar aquellos que no conocen la Torá; el sentido en el que comentan los rabinos de no engañar con un consejo que el consejero sabe que no es el adecuado, se refiere que tú, que tienes conocimiento, tienes poder, tú sabes algo más que otro, ten cuidado porque ese poder debe ser usado para bendición, aparentemente todos podemos ser expertos en algo, pero también podemos ser ignorantes en algo.

Si has ido con un mecánico, dentista o alguna persona especialista en alguna área y te habla con cierta terminología o ciertas expresiones que no entiendes por qué no está en tu conocimiento, de la misma manera puede ser para la persona que nos puede estar escuchando por ello debemos tener mucho cuidado con lo que comunicamos, y sobre todo que en nuestra conciencia cuidarnos de no dar un mal consejo, en ocasiones podemos dar consejos a alguien basados en nuestra propia experiencia y no realmente como lo marca la Torá o somos influenciados porque tienes una opinión sobre la persona que te pide consejo y entonces podemos inducirle a caer en un error o pecado.

Dentro de este mandamiento se incluye el no propiciar que una persona transgreda la Torá, una persona que no conoce Torá en este sentido va a ser un ciego y va a confiar en la persona que lo está guiando, que puede ser tú u otro y eso da responsabilidad, tenemos que ser conscientes que entre más conozcamos de la palabra somos más responsables.

Efraín fue como paloma incauta, sin entendimiento; llamarán a Egipto, acudirán a Asiria. (Oseas 7:11 RVR60).

¿Cómo aplicar este mandamiento a la vida diaria?

En Estados Unidos se hizo una encuesta a algunos Oncólogos, médicos especialistas en el tratamiento del cáncer y el cincuenta por ciento de estos médicos reconocieron que no seguirían ellos el tratamiento que les proponían a sus pacientes.

Por ello es mejor decir no o no lo sé, que tratarnos de hacernos los expertos o espirituales en todas las cosas; muchas veces es más lo que ignoramos que lo que sabemos.

La gente puede acudir a ti por algún consejo, información, etc. Debemos considerar algo muy importante que es el no tener intereses personales, los rabinos sabiamente estipulan que no debemos de dar un consejo cuando sabemos que no es propicio para el aconsejado, aconsejas no hacerlo, pero tú sí lo haces porque te conviene o en caso de que están involucradas dos personas y la otra es de tu desagrado le aconsejas mal o simplemente buscas un interés y como nos podemos ver expuestos o con alguna perdida es mejor reaccionar y decir que si o que no.

¿Un ejemplo puede ser el área comercial o de negocios, tus palabras te pueden comprometer con el cliente y ahí está expuesta tu moral, que tan honesto eres, les aconsejas algo que le puede ser de bendición o les incitas a comprar porque no se ha vendido lo que ofreces?

La Torá (La palabra de Dios) es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intensiones del corazón (Hebreos 4:12 RV60)

Temas como el divorcio, la homosexualidad, el aborto, son asuntos en los que hay que ser muy cuidadosos en lo que decimos, hay temas o situaciones en las que es mejor decir no sé o déjame pensarlo.

Otro ejemplo es el caso de las personas que son invitadas a alguna fiesta como el Shabat, donde el ambiente que puede ser tranquilo y apacible, se puede tornar para una persona que salió de la lucha del alcoholismo, una gran prueba con el vino para las bendiciones y puede llegar a ser tentación para volver a caer en el vicio; es por ellos que debemos de analizar delante de quien estamos, como nos conducimos, como hablamos, como hacemos ciertas cuestiones para no llegar a ese punto.

Sí por causa de la comida, tu hermano es entristecido, ya no andas conforme al amor (Romanos 14:15 RV60).

Conclusión:

Cuidemos de cómo nos conducimos para no transgredir este mandamiento.

Maldito el que hiciere errar al ciego en el camino. Y dirá todo el pueblo: Amén. (Deuteronimio 27:18 RVR60).

Hay que ser cada día mejores y más altos espiritualmente, cuida todo lo que hagas, lo que digas, que es parte de nuestro testimonio para no hacer tropezar ni maldecir aquel que no tiene forma de defenderse, de ver, escuchar. En el caso de los sordos hay algunos que, con el movimiento de tu boca, pueden ser leídas tus palabras y puedes causar un daño emocional, así mismo con el ciego si lo diriges mal, en este caso en un ámbito físico puede lastimarse y en el ámbito espiritual puedes dañar su conocimiento del Eterno, pues ninguno tiene forma de defenderse, de ver o escuchar.

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