No comer como un glotón y beber cuál borracho.

Levítico 19:26:

“No comeréis cosa alguna con sangre. No seréis agoreros, ni adivinos. (Levítico 19:26 RV60)”

Explicación del mandamiento:

El Señor, a través de Moisés, nos deja muy claro por escrito que es lo que podemos comer y que es lo que no podemos comer. En Los días de Moisés, e incluso antes de esta época, las tradiciones y costumbres que practicaban las naciones, no eran conforme a los designios de Dios, era muy común ver a la gente comer prácticamente lo que sea, algo que desafortunadamente se sigue dando hasta el día de hoy.

Podríamos decir que se aplicaba un dicho que hoy en la actualidad está de moda y que dice así; todo lo que corre y vuela, va para la cazuela. Sin embargo, Dios, desde el principio de la creación del hombre, ya había establecido límites en este sentido, al decirle al hombre; de este árbol no comerás. Después, le da instrucciones a Moisés, conociendo de antemano, que el pueblo de Israel, al momento de salir de Egipto, pasaría por diferentes naciones, y al ver sus costumbres y tradiciones, no solo en la cuestión social y cultural, sino también en el sentido de la alimentación, El Señor, conociendo a su pueblo, les da instrucciones con respecto a todos estos aspectos, incluyendo el tipo de dieta alimenticia que tenían que guardar para no contaminarse de la misma manera que los demás pueblos. Era normal, para las naciones, el comer o ingerir sangre, de igual manera, el comer carne con sangre, lo que hoy conocemos como carne al punto medio, lo que implica, que la carne, al no cocinarse correctamente, aún tiene rastros de sangre en la misma, y esto es algo que Dios nos dice qué nos abstengamos de hacer.

Y esto es algo que aún podemos observar en la actualidad, hay países, donde la gente sigue llevando a cabo estas mismas costumbres. Y esto, no solo aplica al hecho de comer sangre, sino también es en relación, a la manera en que se mataban y se siguen matando a los animales para poder servirnos de la carne que estos proporcionan, ya que para matar un animal, hay una forma en establecida, de tal manera de no incurrir en crueldad animal.

Por otro lado, era común entre las naciones, el sacrificar y ofrendar a sus dioses, los animales que habrían de servir como alimento. Actualmente, en países como en México, se ingiere sangre de toro y de un tipo de tortuga conocida como caguama, argumentando que la sangre de estos animales, proporcionan fuerza al cuerpo, y que además contienen propiedades afrodisíacas. Por estas razones, Dios establece en Levítico 17:10-11 lo siguiente; 

“Si cualquier hombre de la casa de Israel, o de los forasteros que residen entre ellos, come sangre, yo pondré mi rostro contra esa persona que coma sangre, y la cortaré de entre su pueblo. “Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la he dado sobre el altar para hacer expiación por vuestras almas; porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace expiación… (Levítico 17:10-11 RV60)”

Esta prohibición también la encontramos en el libro de los Hechos. Después de la resurrección de nuestro SR. Jesús, había mucha gente que estaba tratando de ser parte del pueblo de Israel, entre estos se encontraban ovejas perdidas de la casa de Israel, además de extranjeros que querían ser parte del pueblo de Dios, pero que tenían arraigadas costumbres paganas, y entre esas costumbres, el comer o ingerir sangre era una de ellas, por esta razón, tanto Santiago, Bernabé, Pablo, pedro y Juan, en representación de los apóstoles, al ver a todos estos gentiles que se estaban acercando, para no serles de tropiezo, acordaron que guardarán principalmente cuatro mandamientos, entre los cuales estaba estipulado el abstenerse de comer o ingerir carne. Hechos 15:19 que os abstengáis de cosas sacrificadas a los ídolos, de sangre, de lo estrangulado y de fornicación. Si os guardáis de tales cosas, bien haréis. Pasadlo bien.

Y, al estar leyendo el mandamiento Levítico 19:26, que dice; No comeréis cosa alguna con sangre. No seréis agoreros, ni adivinos. Y aquí la palabra agoreros, es en referencia a hacer magia. Al leer esto, yo me preguntaba; ok, pero ¿qué tiene que ver el no comer sangre con no ser agoreros ni adivinos? Pues resulta, que espiritualmente hablando, el hombre, no solo le ha dado un lugar en su dieta, sino que también la han utilizado para rituales de magia, de hechicería, dicho de otra manera, para rituales satánicos, argumentando que esta les proporciona también poderes de adivinación.

Lo cual tampoco está permitido. Sin embargo, el tema de la magia, los agoreros, y el tema de la adivinación, son prácticas muy comunes y arraigadas entre las naciones, por eso es que Dios le advierte al pueblo de Israel, no ser partícipe de estas cosas, y que no pongan oídos a las mismas, y esto lo podemos leer en Deuteronomio 18:14:

“Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios. (Deuteronomio 18:14 RV60)”

Conclusión:

Toda instrucción y todo mandamiento que nos es dado, es única y exclusivamente para nuestro beneficio, para poder ser parte del pueblo de Dios, no siendo imitadores de costumbres o prácticas paganas. Y esto es algo de lo que también el apóstol Pablo nos hace partícipes en 1 Corintios.10:31-33:

“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; 33 como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos. (1 Corintios.10:31-33 RV60)

Hay mandamientos o leyes que son conocidas como leyes Kashrut, lo que conocemos normalmente como Kosher, y a su vez, algunas de estas leyes, se les conoce como mandamientos Jukim, y estas son leyes que están más allá de la comprensión humana, algunos sabios Rabínicos como Maimónides y Najmánides, los cuales eran médicos de profesión, intentaron explicar por qué la Torá prohíbe este tipo de alimento.  

Y Maimónides llegó a la siguiente conclusión; “Todo lo que nos prohibió la Torá con respecto a los alimentos es también dañino para nuestro cuerpo” por lo tanto; “afecta también a nuestra alma”

Así que, no nos preocupemos de lo que no podemos entender, ocupémonos de lo que sí entendemos, cuando nuestro Señor venga, Él nos declarará todas las cosas. ¡Amén!

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