No maldecir al padre o a la madre, ni siquiera después de muertos.

“Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre, de cierto morirá; a su padre o a su madre maldijo; su sangre será sobre él.” (Levítico 20:9 RV 60)

Explicación del mandamiento.

Un mandamiento lógico, de aplicación actual, que añade después de muertos, esto lo añadieron los rabinos.
Es la contraparte del mandamiento positivo.

“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.” (Éxodo 20:12 RV 60)

Es uno de los llamados Diez Mandamientos, marca cuál es el castigo por maldecir a los padres; la muerte. Maldijere sería lo contrario Honrar. Para que te vaya bien y seas de larga vida, El Eterno añadirá años, añadirá sabiduría, la contraparte es: si tú llegas a maldecir a tu padre o a tu madre, entonces su sangre será sobre él.

¿Qué significa la frase, su sangre será sobre él?

Él va a ser culpable por sí mismo, él va a cargar esa culpabilidad, no los jueces, no los que lo apedrearon, no los que lo mataron, de ninguna manera, esa misma persona será causante de su propia muerte.
La palabra MALDECIR, implica muchas cosas, puede ser desde hablar mal de ellos hasta como se marca en otro mandamiento, en otro versículo golpearlos, que ya sería algo más terrible, sumamente fuerte, un extremo llegar a la violencia, así como también la violencia verbal o psicológica es considerada una forma de maldecir a los padres.

Ahora enfoquémonos en la actitud de los padres, de qué manera podemos evitar que esto se llegue a dar, porque un hijo podría maldecir a un padre o a una madre; la Torá detalla el uno y el otro por separado, evitando la suspicacia de pensar que nada más al padre, y no a la madre.
Un hijo puede llegar a este grado, si sucede tristemente, como padres tenemos la responsabilidad de sembrar o enseñar en nuestros hijos, el TEMOR es un mandamiento, es considerado un precepto, inculcar en nuestros hijos un temor hacia las autoridades y en este caso la autoridad primaria de un hijo son sus padres, un hijo que no respeta a sus padres, es un hijo que no respeta a Dios y no va a querer respetar a nadie.

Así lo podemos ver, si un hijo no es capaz de respetar a sus padres, no tendrá respeto por nadie más, no podemos pretender que respete el día de mañana al policía, al jefe, al maestro, al agente de tránsito, a quien sea no va a existir ningún tipo de temor en él, es nuestro deber como padres inculcarles ese temor.
El Temor es un principio de la Torá, lo vemos en la relación entre Dios y nosotros. Cuando el Eterno dice: “Me voy a airear, me voy a enojar y mi temor va a caer sobre ustedes”. Estas frases son hasta cierto punto amenazas de Dios, son advertencias para que tengas temor, como lo dijo Yeshúa en Mateo 10:28:

“No tengáis miedo a los que matan el cuerpo; que al alma no pueden matarla. Temed más bien a quien tiene poder para hacer que perezcan cuerpo y alma en la gehenna.” (BSA1975)

“la Gehenna”: Lago de fuego.

Existen muchos más pasajes en la Escritura, como ya lo hemos visto y lamentablemente a veces la gente se queda con la sola idea que Dios está lleno de IRA, Dios es también amor, es misericordioso, es compasivo, pero también es cierto que Dios se manifiesta de esta manera como una figura de autoridad a la cual también tenemos que tener temor. Ver a Dios como algunos lo llaman del Antiguo Testamento enojado, airado o como que el Dios del Antiguo Testamento es malo es un error. Comprender que simplemente el Eterno sabe que a través del temor vamos a reaccionar, vamos a guardar en un momento dado y nos vamos a librar de muchas consecuencias malas.
Entonces como padres tenemos esa misión, sembrar en nuestros hijos temor y temor es miedo, no es respeto.

Son razones importantes para los padres de vivir, siendo ejemplos para ganarnos la honra y el respeto. Es decir, aunque es un mandamiento para el hijo honrarnos, nosotros debemos buscar siempre vivir acorde a los estándares más altos posibles; vivir al nivel más alto que podamos vivir no tiene que ver necesariamente con un tema de educación, de cultura, de nivel cultural, o a nivel económico social; tiene que ver con vivir con la dignidad de la Torá, produciendo en el corazón de muchos hijos querer honrar, querer respetar, dar amor, dar reverencia.
Pero si como padre somos los primeros en dar un mal ejemplo que reproducirán los hijos, sin una fórmula mágica, le sería más fácil al hijo el cumplimiento de este mandamiento. Los hijos van caminando detrás de nosotros, no van al lado, no van al frente, hacen lo que vean que hacemos, es lo que en algún momento van a ser.
Es un mandamiento para nosotros vivir de una manera que sea honrosa, que sea ejemplo para ellos.

Comentarios del mandamiento:

Dice el Talmud, que sabremos que estamos en los últimos tiempos cuando los hijos dejen de respetar a los padres, cuando se pierda esa autoridad, ¿por qué? Porque la Torá considera que el mandamiento de temer a los padres y de honrarles es un mandamiento lógico o universal, es con algo que ya se nace, con un sentido que Dios puso en nuestro interior, que por naturaleza sentimos el temor, puede que seamos grandes o fuertes, pero hay algo que Dios puso en todos los seres humanos desde el principio, por eso se considera un mandamiento lógico que si lo transgredimos
Estamos yendo contra nuestra propia naturaleza, si lo que es no lo guardamos estaríamos perdidos.
Estamos en los últimos tiempos, pues podríamos creerlo hoy más que nunca, muchos casos de parricidios, casos de hijos que demandan a sus padres, porque los golpean, porque los abandonan, porque no les dedican tiempo, porque los insultan, porque hablan mal de ellos a sus espaldas, porque maldicen a Dios supuestamente de ser el culpable por no ser los padres que debieron de ser.

Análisis, antecedentes y razón de los dos mandamientos:

Es una realidad, que nuestros padres hayan cometido muchos errores, pero no nos da derecho a juzgarlos, no importa el papá que hayas tenido, no importa la mamá que nos haya tocado, aunque tú no los hayas escogido, no podemos juzgar a nuestros padres, no podemos, simplemente es algo un camino en el cual no debemos de meternos, le corresponde a Dios pedirle cuenta a esa persona.

Aun si ni lo conociste y sientes él abandonó, puedes desahogarte delante del Eterno, pero tenemos que cuidar mucho la línea de no caer en hablar mal de ese padre. La vida da muchas vueltas y nosotros no sabemos cómo podremos llegar a actuar, está prohibido juzgar a nuestros padres, hayan sido como hayan sido, sean como sean, lo que hayamos vivido será Dios quien lo juzgará. Dejémoslo en manos de Dios y ocupémonos nosotros en no transgredir, sino que al contrario busquemos guardar el mandamiento.

La muerte se da principalmente por dos razones en este mandamiento:

Por rebelión a la autoridad.
Aquel que maldice a los padres maldice a Dios.

La primera razón, toda rebelión a la autoridad establecida por Dios, no va a terminar bien. No hay ni un solo ejemplo en la Biblia de alguien que se revele a la autoridad; por las razones humanistas y que diga fue de bendición, me fue bien, no hay ninguna razón para rebelarse contra los padres.

La segunda razón, aquel que maldice a los padres, maldice a Dios, maldecir a Dios, es una transgresión de muerte.

Así que, el eterno nos ayude a hacer una generación diferente que honremos a nuestros padres en sobremanera, dice Proverbios 30:11:

“Hay generación que maldice a su padre Y a su madre no bendice. (Proverbio 30:11 RV 60)

Habla del nivel espiritual que podemos tener, en Proverbios, Salomón, siendo un hombre sabio y observador de todo, lo vio en su generación que maldecían a su padre o a su madre.

En Proverbios 20:20 dice:

“Al que maldice a su padre o a su madre, Se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa.”
(Proverbios 20:20 RV 60)

o sea, va a perder su alma, es un mandamiento al que debemos tenerle mucho cuidado, en cualquier situación y momento actuar de manera cuidadosa para no transgredirlo, tenemos el ejemplo justamente de alguien que lo llevo a su máxima expresión, fue Yeshúa, él aun estando a punto de morir encomendó a su madre a su discípulo amado, justamente con el fin de no dejarla desamparada.

Conclusión:

Oremos pidiendo a nuestro Dios que nos ayude a ser una generación opuesta a la que dice el proverbio, “hay generación que maldice a su padre o a su madre”, que seamos una generación que bendecimos a nuestros padres y a nuestras madres. Y si nuestros padres ya no están, ya fallecieron, el mandamiento no termina ahí, honrar al padre y a la madre termina cuando tú te mueres, no cuando tus padres se mueren, en ese momento puedes decir, ya cumplí con este mandamiento.
Sin importar si tus padres ya hayan muerto, hace 10, 20, 30 o 40 años, el mandamiento sigue vigente.

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