Reconocer verbalmente las transgresiones cometidas.

“Di a los hijos de Israel: El hombre o la mujer que cometiere alguno de todos los pecados con que los hombres prevarican contra Jehová y delinquen, aquella persona confesará el pecado que cometió, y compensará enteramente el daño, y añadirá sobre ello la quinta parte, y lo dará a aquel contra quien pecó.”.” (Números 5:6-7 RV60)

“Di a los hijos de Israel que cuando un hombre o una mujer cometa cualquiera de los pecados con que los hombres ofenden al SEÑOR, esa persona será culpable. Confesará el pecado que haya cometido y hará restitución completa por el daño que hizo. Sobre ello añadirá la quinta parte y lo dará a aquel a quien había hecho el daño.” (Números 5:6-7 RVA-2015)

Explicación del mandamiento:

No podemos de ninguna manera considerar que este mandamiento no esté vigente, cada mandamiento tiene un propósito, hay un espíritu dentro de cada uno de ellos y aunque aparentemente haya alguno que no aplique por no haber Templo, tenemos que buscar la esencia, la intención que tiene cada uno de estos mandamientos.

Lo primero que nos llama la atención de este pasaje en Números 5: 5-7, y que tiene relación con el mandamiento que estamos analizando es que no importa si es hombre o mujer quién comete la falta, aquí no hay diferencia, lo segundo es que todo aquel que peca contra El Eterno nos lleva a transgredir a nuestro prójimo y viceversa, quien transgrede a nuestro prójimo transgrede directamente contra El Eterno.

¿Cómo reconocer las transgresiones?

Viene una cláusula de compensación que mencionamos ya a detalle en un estudio anterior en Levítico capítulo 6 que es sobre los préstamos y fianzas que se daba una compensación del 20%, sin embargo, aquí nos enfocamos en algo muy importante y es el tema del perdón, el reconocer las transgresiones que hemos cometido, pero aquí le dice que específicamente debe ser de manera verbal, ¿por qué llegar a esto? ¿Por qué el Eterno lo pide de esta manera? Para confesar el pecado que se cometió que hay que hacerlo de forma verbal.

¿Sabemos pedir perdón?

A veces no sabemos pedir perdón, el perdón es una parte esencial dentro de toda la relación con nuestro Dios y con nuestro prójimo, a veces parece lógico o lo damos por hecho, pero no siempre lo hacemos y de acuerdo a lo que nos han enseñado los rabinos, dicen que la teshuva se puede dividir en tres partes.

Tener un pesar sincero por la falta que hemos cometido.

Esto tiene que ver con manifestar un total arrepentimiento y no solo dejarlo en un pensamiento o idea, y esto es importante cuando queremos restaurar una relación porque nos habla del pecado contra el prójimo, tal vez hicimos algo, puede que hayamos pecado contra alguien y no le hacemos saber o no le demostramos que estamos arrepentidos de haberlo hecho, y a veces es más difícil perdonar cuando tu vez que la otra persona lo toma a la ligera o tal vez pide perdón, pero no vez una actitud de pesar, que le duele, que se sienta afligido.

Tal vez ustedes recuerden la parábola que contó Yeshua respecto al publicano y el fariseo que suben a orar al templo y dice que el publicano no se atrevía ni siquiera a mirar al cielo, no se atrevía a levantar la cara, esto es una postura que nos muestra definitivamente que hay un arrepentimiento genuino.

Confesión oral.

¿Por qué es importante? Porque es muy difícil poder llegar a una teshuva sincera si no somos totalmente honestos y no le llamamos a las cosas por su nombre, esto tiene que ver con la palabra en griego homologeo (confesar) y tiene relación con hablar una misma cosa con Dios, hablar su mismo idioma, el mismo significado que Dios le da a las palabras, es decir si Dios a algo le llama robar, yo no le voy a llamar tomar prestado, sino definitivamente ponerle el nombre que el Eterno le está dando.

Tener la firme convicción de no volver a cometer este pecado.

Se trata de tomar la decisión y las acciones que sean necesarias para no volver a llevar a cabo esta transgresión.

En resumen, estas tres son partes fundamentales de la teshuva que es, tener un pesar sincero por lo que se hizo, demostrar tener frutos dignos de arrepentimiento, llevar a cabo la confesión o reconocimiento de manera verbal y finalmente tomar la decisión de no volver a transgredir.

Yeshua insto a la mujer que fue hallada cometiendo adulterio a esto último cuando le dijo:

“Ni yo te condeno, vete y no peques más” (Juan 8:11 RV60)

Obviamente, ya no era necesario que ella tuviera un pesar, pues estaban a punto de apedrearla, ni que confesara porque ya la estaban acusando delante de todos y era evidente que lo había hecho. Por eso Yeshua le hace énfasis en esto al decirle “vete, pero no vuelvas a pecar, tienes que cambiar tu vida”.

Ahora bien, hablando de esta parte respecto de la teshuva que estamos analizando, al reconocer verbalmente las transgresiones cometidas, tal vez te has preguntado ¿por qué si el Eterno lo sabe, porque tendría yo que decirle que es lo que acabo de hacer o qué pecado cometí? Dios es omnisapiente, está en todas partes, Él lo ve todo, lo sabe todo, lo escucha todo. Es importante porque confesar nuestro pecado es una forma de admitirlo desde nuestro corazón y sentimientos más profundos.

Esto puede ser como la historia de un niño pequeño que se comió unas cuantas galletitas de chocolate y se untó su carita por todos lados de chocolate, su mamá se da cuenta y le dice:
¿Hijo, tú te comiste las galletas de chocolate? Y él con su carita muy tierna e inocente, pero toda untada de chocolate le dice
¡¡No mamá, no he comido nada!!

Su mamá obviamente sabe que lo hizo, todas las evidencias lo demuestran, sin embargo, a veces los padres queremos que nuestros hijos confiesen primero, porque es un ejercicio práctico para nuestra alma, esto nos fortalece y nos da determinación de no volverlo a cometer, de no volver a caer en ello y segundo porque de esta manera reconocemos nuestra culpabilidad.

En la época del templo en el momento del vidui (confesar), los pecados verbalmente, se hacía de una manera muy especial, cuando se levaban los animales para el sacrificio, por lo general se amarraban a los cuernos del altar para que no se fueran a ir o se movieran mucho y la persona que llevaba esta ofrenda ponía sus manos sobre la cabeza del animal y llevaba a cabo el vidui, es decir confesaba, por decirlo en una manera simbólica había una transferencia de los pecados de la persona a la vida del animal que iba a ser sacrificado, pero este acto era muy importante y tenía que hacerse de esta manera no solo poner la mano, sino confesar verbalmente lo que se había hecho.

Conclusión:

Te invito para que leas completo el salmo 51, es un salmo de confesión de David, el inicio dice así:

[1]Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades, borra mis rebeliones.
[2]Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.
[3]Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí.
[4]Contra ti, contra ti, solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.
[5]He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.
[6]He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

Es un salmo muy hermoso que habla del arrepentimiento justamente que vivió el rey David y de esta confesión de este reconocer sus faltas, dice yo reconozco mis rebeliones, y esto es fundamental, tenemos que reconocer lo que hemos hecho, tenemos que poner delante de Dios también nuestros pecados y reconocerlos de una manera verbal. Esto es sano hacerlo, a veces omitimos estos detalles cuando estamos orando pensando que Dios conoce nuestro corazón, o decimos no está la palabra en mi boca y el Señor ya la conoce, y efectivamente así es, pero no es para darle cuentas o para que Dios se entere o para informarle, es para nosotros mismos, para que nosotros escuchemos nuestra voz, tomemos conciencia de lo que hemos hecho y entonces creer y tener fe que no volveremos a transgredir si estamos genuinamente arrepentidos.

La confesión es la firma del alma.

La manera en que se sella lo que nuestra alma está resuelta a hacer, por eso se le da mucha importancia a nuestra palabra, a lo que sale de nuestra boca, lo que decimos Dios lo toma muy en cuenta. Te invitamos a analizar y pensar la próxima vez que pidamos perdón, ya sea a nuestro prójimo o al Eterno, lo hagamos de esta manera, que no solo sea un pensamiento, tal vez en lágrimas, sino que realmente lo digamos abiertamente con franqueza y sinceridad porque Dios como lo dice el Salmo: Dios ama la verdad en lo íntimo.

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