Destruir los ídolos y los elementos empleados para la idolatría.

“Destruiréis enteramente todos los lugares donde las naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses, sobre los montes altos y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso” (RV 60).

Anteriormente, se había hablado sobre aspectos similares de la idolatría; para un poco más de contexto, se va a analizar desde el versículo 1:

Deuteronomio 12:1 “Estos son los estatutos y decretos que debéis poner por obra en la tierra que Jehová, el Dios de vuestros padres, os ha dado para que toméis posesión de ella todos los días que viváis sobre la tierra.”

12:2 “Destruiréis enteramente todos los lugares donde las naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses, sobre los montes altos y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso.”

12:3 “Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y sus imágenes de Asera consumiréis con fuego; y destruiréis las esculturas de sus dioses, y borraréis su nombre de aquel lugar.”

Este mandamiento en particular debemos entender que solo aplica para la tierra de Israel. Está ligado a los dos primeros mandamientos que se entregaron en el monte Sinaí:

Éxodo 20:2 “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí.”

Rechazando la Idolatría: Un Llamado a la Fidelidad hacia el Único Dios Verdadero.

Y el segundo dice Éxodo 20:4 “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra. Éxodo 20:5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte y celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen. 20:6 y hago misericordia a millares a los que me aman y guardan mis mandamientos.”

Entonces, este versículo positivo de Deuteronomio 12 es como la parte activa para cumplir los dos primeros mandamientos (no tendrás ningún otro dios, no te harás ninguna otra imagen). Aunque solo aplica a la tierra de Israel, podemos ver evidencia de cómo fue guardado este mandamiento. Por ejemplo, cuando José gobernó en Egipto y siendo prácticamente la máxima autoridad, no destruyó los cultos o sus idolatrías, ni con toda la autoridad que tenía. Cuando David vivió entre los filisteos, tampoco destruyó sus imágenes.

Sin embargo, Gedeón, llamado por el Eterno para limpiar y liberar a su pueblo de los madianitas y otras personas, sí lo hizo cuando estaba en la tierra de Israel. Otro ejemplo sería Elías, quien no se involucró directamente, pero en 1 Reyes 18, cuando convocó el reto con los adoradores de Baal, no solo fue contra la idolatría, sino también contra los idólatras y los sacerdotes de los idólatras. Lo mismo ocurrió con Sansón cuando mató a todos los filisteos en su templo, eliminando tanto a los idólatras como a la idolatría.

Desafío en la Sociedad Tolerante: Rechazando la Idolatría desde el Interior.

Dios no es ecumenista ni tolerante con otras religiones dentro de su tierra, y es triste ver que en Israel se encuentre plagada de idolatría en todas partes. Ahora bien, esto se puede trasladar a un sentido práctico.

Podríamos preguntar: ¿Por qué no lo hacen ahora? Buena pregunta. Realmente hay aspectos políticos involucrados y una cantidad importante de personas que profesan otras religiones y tienen peso dentro de la sociedad, la política y el comercio en la nación de Israel. Lamentablemente, actualmente parece ser políticamente correcto, ser totalmente tolerante y no importa lo que uno crea, lo cual es lamentable.

No se insta a salir con el hacha o alguna arma, sino primero observar nuestro interior, y esta es la parte práctica para cada uno de nosotros. Debemos cuidar que no haya idolatría en nosotros. En la carta de Pablo a los efesios, el apóstol comenta que si hay en nosotros fornicación, avaricia, palabras indecentes, eso es idolatría. Esta es una opinión relevante que Pablo tiene al respecto, ya que afirma que ningún fornicario, inmundo o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.

El Desafío de la Pureza Espiritual: Desterrando la Idolatría de Nuestros Corazones.

Lo anterior puede convertirse en idolatría. Nos podemos convertir en idólatras si vivimos o andamos en ese tipo de pecados. Debemos sentir el celo de eliminar la idolatría, pero es importante reconocer que a veces la idolatría está dentro de nosotros mismos. Así que si hemos de tener celo por el Eterno, empecemos por nosotros mismos. Examinemos si hay algo que está ocupando el lugar que debería ser del Eterno y entonces destruyámoslo sin compasión, para evitar la ira de Dios.

La idolatría es fornicación, es adulterio espiritual, como leímos en Éxodo 20: “Yo soy tu Dios fuerte y celoso”, y la razón para destruir la idolatría es para que las siguientes generaciones no caigan en esto, no les sea de tropiezo. Por eso dice: “Yo visito la maldad hasta la tercera y cuarta generación”. Mejor borremos de nosotros la idolatría, porque no sabemos si quienes vienen detrás podrían incurrir en este pecado.

No olvidemos que Dios es celoso, y en algún momento, cuando el Mesías vuelva, limpiará la tierra, borrando todo vestigio de idolatría y purificando desde su propia casa, su propia tierra. La invitación, entonces, es ser celosos, fervorosos en guardar este mandamiento, pero primero examinemos nuestros corazones para buscar ídolos y, en caso de existir, no tema sacarlos y destruirlos para que no obstaculicen nuestra relación con el Eterno. Como él mismo dice en su palabra, sin santidad nadie lo verá.

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