“En caso de que alguien seduzca a una mujer virgen que no esté comprometida, y la deshonre, tendrá que pagar la compensación acostumbrada y casarse con ella”. (DHH)

“Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiendo con ella, deberá adoptarla y tomarla por mujer. Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme a la dote de las vírgenes”. (ÉXODO 22:16. RVR60).

 

Explicación del mandamiento
Recordemos que el Sanedrín era un grupo de jueces que se habían designado para aplicar justicia. Actualmente, ya no hay un Sanedrín, pero en su momento este grupo de personas delimitaban o juzgaban los mandamientos.

Hablaremos de tres palabras importantes dentro de este mandamiento, siendo la primera de ellas la palabra engañare o seducir. La palabra engañare ocupa en el Strong el número 6601 (Patá de la raíz Primaria abri), y en sentido mental o moral significa engañar, infatuar, lisonjear.

Por lo tanto, lo que hace esta persona seductora o engañadora es abrir el corazón de las doncellas en este caso, aunque pueden ser tanto varones como mujeres jóvenes, como es el caso de aquellas mujeres rameras de las que habla la Biblia que seducen a los hombres. Básicamente esta palabra expresa la intención de abrir el corazón de las personas.

Definiendo la palabra seducción
Seducir es: Persuadir a alguien con el fin de modificar su opinión o hacerle adoptar un determinado comportamiento según la voluntad del que seduce. Si una persona empieza a hablar, a lisonjear a una persona menor, entonces decimos que la está persuadiendo, que la está seduciendo para hacer su voluntad. Algo muy diferente es aquella persona que se acerca a otra expresándole cosas hermosas, nombrando sus atributos porque así lo siente y porque ama a esa persona, mientras que aquella otra está seduciendo buscando su beneficio.

Seducir es: Atraer físicamente a alguien con el propósito de obtener de él una relación sexual. Persuadir suavemente para algo malo – engañar con arte y maña.

Es importante conocer que existen personas en este mundo que son expertas en seducción. Indague un poco en Internet buscando la palabra ‘seducción’, e inmediatamente aparecen todo tipo de tips y consejos para seducir a tu pareja: “15 consejos que no fallan”, “el consejo de oro” y “la manera efectiva de seducción”, etc. Cabe mencionar que no es una búsqueda que sólo hacen los hombres, es curioso, pero la mayoría de las mujeres entre los 40 a 45 años y más, comienzan a desear seducir hombres adolescentes.

Las estadísticas nos dicen que más de 10 millones de personas en el mundo, actualmente son víctimas de este abuso. Muchas veces se piensa que como la seducción es de una persona lejana no nos compete, pero en muchos casos esa seducción viene de los parientes cercanos tales como padres, tíos, abuelos, y vecinos; ellos tratarán de ganarse el corazón de nuestros hijos, como lo vimos con la palabra Patá, y lo hacen a través de la confianza.

Satanás no es aquel ser feo con cuernos y cola sino todo lo contrario, nuestro enemigo, el engañador, se disfraza de ángel de luz y se encarga de hablarnos de manera hermosa, con lisonjas, para poder seducirnos. Entonces, seducir es engaño, es mentira, y nos lleva a la confusión; el engañador vino a confundirnos, y a mentirnos.
Hay otra palabra importante dentro de este versículo, “una joven virgen”.

La característica a resaltar de una virgen, es su juventud; así que, una joven virgen, se describe en la Biblia como una persona débil, física y mentalmente. Esta puede ser una persona entre 13 y 14 años de edad sin experiencia e inmadura, carente de autoridad, llena de vulnerabilidad y sin decisiones propias.

Esta es una persona joven que aún busca la aprobación de sus padres pues no está totalmente consciente de lo bueno y de lo malo. Es muy importante que nosotros como padres podamos enseñar a nuestros hijos desde pequeños a tomar decisiones, desde cosas sencillas como dejarlos que escojan qué camisa o qué zapatos prefieren para vestir ese día, o alguna actividad que les ayude a tomar una decisión, porque cada una de ellas, algún día, serán más complejas.

Si desde la temprana edad a un niño no se le enseñó a tomar decisiones, cuando crecen estarán buscando a alguien para que les ayude a dar ese paso. No quiere decir que no nos pregunten, pues siempre estaremos allí para ayudarles, pero es bueno guiarlos a identificar desde temprano lo que es correcto e incorrecto.

Prevención temprana
¿Cómo podemos prevenir los abusos que hay en las calles?
Conociendo las Escrituras: No hay otra forma que podamos identificar el error, el pecado, sino es conociendo la palabra del Eterno. Vemos que en Mateo capítulo 4, Satanás trata de engañar, persuadir, lisonjear y seducir al Mesías. Y la manera de responder de nuestro Mesías fue concretamente con la Escritura.

Investigar el tema y saber cómo lidiar con él: Muchas mujeres son seducidas, niños y niñas son diariamente engañados y abusados sexualmente. Muchas veces no indagamos, pero el abuso fue evolucionando poco a poco hasta llegar a una violación usando la fuerza, pero empezó con un engaño, con una seducción.

Explicar a los niños el tema y prevenirlos: Debemos sentarnos con ellos y hablar de forma clara, pero de acuerdo a su edad. Existen libros con caricaturas que enseñan cómo funciona nuestro cuerpo, otros enseñan los peligros en las calles. Podemos enseñarles cómo hombres y mujeres los pueden llegar a persuadir.

Escuchar sus experiencias día a día: Los padres muchas veces nos enfrascamos en esto y aquello, en estudiar y enseñarles la palabra, solo hablamos, pero no dedicamos tiempo a escucharlos. Es necesario sentarnos con ellos para que nos platiquen y nos cuenten, indaguemos sobre nuevos amigos, la escuela etc., para saber en qué nivel de madurez están.

Generar confianza: Nuestros hijos no hablarán con nosotros sino encuentran esa confianza. Si no ven en nosotros ese amigo, esa persona cercana y confiable con la que pueden contar.

Mi responsabilidad como padre
En la cita bíblica se nos habla de seducción y engaño, de una joven virgen, pero también nos habla de una consecuencia. Si el varón engañaba a la doncella, este le tenía que dar un contrato matrimonial, porque se entiende que tal vez esa persona y en el mejor de los casos, se tenía que casar.

Y uno se pregunta: ¿Cómo el padre la entrega a un hombre que la engaña? Son cosas difíciles de entender, pero, por otra parte, especifica que si el padre no accede, esa persona tendrá que pagar, pesando la plata, y el dote que le correspondía a las vírgenes; esta era una cantidad especifica. ¿Por qué el Eterno dice que se debe pagar? ¿Será que no ameritaba un castigo más fuerte? ¿Si fuera nuestra hija que haríamos?

Pero, yo entiendo que el Eterno nos dice: Tú eres responsable como padre de dos cosas: cuidar e informar a tus hijos. Si nos llega a suceder una situación de estas, es porque no tuvimos el cuidado, ni la suficiente atención para con nuestros hijos.

No hay otra forma de protegerles de todo lo que está pasando, estamos viviendo tiempos difíciles y las calles están llenas de este tipo de personas. No podemos decirles a nuestros hijos que todo es maravilloso y color de rosa, porque no es así. Tenemos que prevenirlos e informarles.

“Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición.” (2 Pedro 2:14 RVR60)
“Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencia de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error.” (2 Pedro 2:18 RVR60)

Recordemos que concupiscencia es ese apetito desordenado a los placeres.

Conclusión
Para cerrar este mandamiento que nos habla del seductor que engaña a las jóvenes vírgenes, teniendo como consecuencia un pago, no nos queda nada más que enseñarles a nuestros hijos, primero con nuestro ejemplo, que lo vean en su casa y no sólo con teoría, pues de nada sirve, pero que nuestros hijos identifiquen y puedan diferenciar entre lo que es la seducción de una persona que les está hablando bonito al corazón, y lo que es el amor. Esa diferencia es muy grande, pero ellos no la conocen, y es nuestro deber enseñarles, porque ellos van creciendo y, tarde o temprano, llegarán estas personas para tratar de entrar en sus corazones.

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; No se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…” (1 Corintios 13:4 RVR60)

Que el Eterno nos permita ser cada día más sabios para guiar a nuestros hijos por el buen camino.

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