No tener misericordia del asesino.

Pero si hubiere alguno que aborreciere a su prójimo y lo acecharé, y se levantaré contra él y lo hiriere de muerte, y muriere; si huyere a alguna de estas ciudades, entonces los ancianos de su ciudad enviarán y lo sacarán de allí, y lo entregarán en mano del vengador de la sangre para que muera. No le compadecerás; y quitarás de Israel la sangre inocente, y te irá bien. Deuteronomio 19:11-13 (RVR60).

Explicación del mandamiento:

Al homicida al que se hubiere encontrado culpable con pruebas o aceptación del mismo de haber cometido este delito de muerte con premeditación, alevosía y ventaja; y habiendo sido juzgado por los jueces, tenía que ser castigado con la muerte.
El castigo por este delito es fuerte para que el pueblo no los vuelva a cometer y se den cuenta de que si los hacen, serán severamente castigados.

Dios no se complace con la muerte de esta persona (asesino) sino con la aplicación de la justicia por el delito cometido, ya que la voz de la sangre derramada de un inocente clama a Dios a los cielos por justicia.
Este asesino no podía huir a las ciudades refugio, puesto que si lo hubiere hecho sería capturado y entregado a los vengadores por la sangre inocente. Es por eso que la misericordia no se aplica a este delito.

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