Casos del Cohen común de impureza por ciertos cadáveres.

“El Eterno dijo a Moisés: Habla a los sacerdotes hijos de Aarón, y diles que no se contaminen por un muerto en sus pueblos.
Mas por su pariente cercano, por su madre o por su padre, o por su hijo o por su hermano,
o por su hermana virgen, a él cercana, la cual no haya tenido marido, por ella se contaminará.
No se contaminará como cualquier hombre de su pueblo, haciéndose inmundo”
(Levítico 21:1-4 RV 60)

Explicación del mandamiento:

263. Prohibición al cohen común, de impurificarse con cadáveres, con excepción de determinados parientes estipulados en la Torá.
264. Precepto para el cohen común, de impurificarse por cadáveres de determinados parientes estipulados en la Torá.

Dos mandamientos; el 263 Negativo 159 y el 264 Positivo 105, que recaían en los Cohanim Comunes (Sacerdotes Comunes) no sobre el Cohen Gadol (Sumo Sacerdote).

La razón de este mandamiento que le que le daba a los sacerdotes es no contaminarse como cualquier hombre de su pueblo haciéndose inmundo, porque una vez que la persona fallece, el alma que vino de parte de Dios, cuando le fue insuflado el aliento de vida se va y lo que queda en la Tierra; este cuerpo que todavía permanece hasta que se deshaga en el polvo; ya era algo inmundo porque ya no tiene ese grado de santidad que el cuerpo tiene únicamente por haber recibido de parte de Dios el alma, dentro de nosotros encontramos un elemento que nos hace altamente especiales y valiosos que es la parte de Dios que fue insuflada en nosotros para tener vida y una vez que esta se va queda simplemente el cuerpo ya sin ese grado de santidad, porque de santidad, porque lo que viene de lo que se infla en nosotros lo que viene de Dios es lo que le aporta ese título de santidad viene de lo que es santo y esa parte que viene de los santos que se mete que Dios insufla nos proporciona o nos da esa ese nivel de santidad, cuando el alma se va, el cuerpo que queda ya no tiene esa santidad y entonces tenía la capacidad de contaminar a cualquier sacerdote que se acercara y lo tocara, o incluso sin tocarlo estando en el mismo lugar, ya se contaminaba.

¿Cuáles son las razones por las cuales Dios dio estos dos mandamientos al pueblo de Israel?

Estos mandamientos que Dios le dio al pueblo de Israel, al leerlas nos podrían llegar a sorprender, ¿Porque Dios le da este tipo de de mandamientos a su pueblo? Esta es una de las razones:

El sacerdote tenía la obligación de representar a Dios con el pueblo y al pueblo con Dios.

Tenía una labor muy específica, muy especial de ser alguien que conectara, que acercara a Dios con su pueblo y también que acercara al pueblo con Dios, todos los sacrificios, todo lo que se hacía en el Templo, por lo que el sacerdote tenía la responsabilidad era con el único propósito de acercar, de generar cercanía entre el pueblo de Israel y Dios. Esta era su labor especifica tan especial que le exigía una serie de responsabilidades especiales en su vida, del tamaño de la misión es el tamaño de la labor, es el tamaño de la responsabilidad, el sacerdote tenía esta misión tan elevada de servir como puente, para acercar a Dios y los hombres, así de elevado era el nivel de exigencia sobre él.
Esto no solo era importante para los sacerdotes de la época de la Torá, también para nosotros es importante porque como lo dice en 1ª Pedro 2:9:

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (1ª Pedro 2:9 RV 60)

Todos nosotros somos también sacerdotes, ¿cuál es nuestra labor como sacerdotes? Tenemos una labor los hombres como sacerdotes dentro de nuestros hogares. Pero, no solamente los hombres son los sacerdotes, no dice este versículo en 1ª de Pedro: ustedes hombres son los sacerdotes; dice son la nación de sacerdotes y es la Nación incluye, hombres y mujeres no dice solamente los hombres. Así que, sí es cierto que el hombre es un sacerdote en su hogar y tiene responsabilidades específicas también es cierto que cuando somos un pueblo, todos somos en un conjunto llamados a ser sacerdotes.

En qué consisten nuestros sacerdocio general tanto para hombres como para mujeres, por ser parte del pueblo que Dios ha llamado para sí, ¿En qué consiste nuestros sacerdocio? Nuestra labor no es como la que tuvo el Sacerdote en tiempos de la Escritura, su labor era la de acercar, presentarse ante Dios santificado, hacer los sacrificios para que fuera propicio el pueblo ante el Eterno, cuando terminaba de hacerlo, el sacerdote tenía que salir con el pueblo y bendecir al pueblo, logrando una comunión entre el pueblo y Dios, esa labor ya no es para nosotros. Esa labor ya no nos corresponde como sacerdotes, cuál es la labor que ahora nos corresponde enseñarla Torá.

Resumiendo, a nivel general si dicimos que la labor sacerdotal cuando somos Pueblo es para todos, no, solamente para los hombres al decir comunidad, hablamos del cuerpo del Mesías, ya no solamente los hombros somos sacerdotes, también las mujeres. el sacerdocio lo entendemos como una responsabilidad común, comprendidos hombres y mujeres.

Somos sacerdotes por la línea de nuestro Mesías, del sumo sacerdote del orden de Melquisedec, por él somos sacerdotes, somos de su linaje, a lo mejor físicamente alguien de nosotros pudiéra no tener relación con Aarón no lo sabemos, pero lo que sí sabemos que todos somos del linaje del Mesías, por lo tanto, somos de su linaje, somos sacerdotes todos. De qué soy sacerdote y cuál es mi labor, lo vemos en 2 ª Corintios 5:18:

“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación.” (2 ª Corintios 5:18 RV 60)

Pablo dijo que hay un ministerio común a todos, de ese somos sacerdotes es el ministerio de la reconciliación.
Cuál es el ministerio de la reconciliación, anunciarle al mundo que el tiempo de Dios para reconciliarse con sus hijos, es ahora, este es un tiempo de reconciliación estos años en los que estamos viviendo, son el tiempo de reconciliación, de reconciliación de Dios con el mundo por los méritos y por el sacrificio que el Mesías presento, de qué soy sacerdote, de ese pacto, soy llamado a participar en el ministerio de la reconciliación como sacerdote y anunciar a la gente que ahorita es el tiempo en el que Dios está llamando a todos sus hijos para reconciliarse con ellos en un tiempo de la Visitación, porque vendrá otro tiempo en donde también Dios puede hacer hallado, pero ya no en un tiempo de visitación sino en un tiempo quizás más complicado, así lo hice de las Escrituras en alguno de los profetas que vendrá un tiempo después en el que Dios envié cazadores, el propósito estos cazadores será atraer algunas ovejas perdidas de la casa de Israel. Hoy son los tiempos de la reconciliación de Dios en este tiempo de la Visitación, del favor y de la gracia.

Todos nosotros como sacerdotes de ese pacto, como ministros de ese pacto, nuestra responsabilidad es anunciarle al mundo que hoy es el tiempo de la Visitación de Dios para reconciliarnos con él, por eso no importa si eres hombre o mujer. puede ser hombre, tienes ese llamado, puede ser mujer y también tienes ese llamado.

Entonces ya entendí porque soy sacerdote, ya entendí de qué soy sacerdote, ahora cuál es mi labor como sacerdote ya no ser un puente entre Dios y los hombres, ahora mi labor es enseñarles a los hombres que ellos pueden por medio del sacrificio del Mesías llegar hasta el lugar donde habita la presencia de Dios.

Que gran labor Dios nos ha encomendado, es de lo más sublime. Entender que Dios me ha llamado para algo tan especial como hablarle a su pueblo, decirles que Dios se quiere reconciliar con ellos, que es el tiempo de favor, que es el tiempo de misericordia para que ellos se acerquen gratuitamente a recibir de la Misericordia de la gracia de Dios y ya no tengo que ser yo el intermediario, ya la gente puede llegar por los méritos del Mesias, una vez que reconocen los méritos del Mesías ya la gente puede llegar hasta donde habita la presencia del padre que en los tiempos de la escritura solamente el sacerdote, él y nada más el Sumo Sacerdote podía entrar hasta ese lugar. Dios cambió las cosas, cambió este orden Levítico y ahora permite y dispone que todos los hombres podamos llegar hasta la presencia de Dios cuando reconocemos los méritos de nuestro Mesías, así es que esa es nuestra labor decirle al mundo, no perdamos el tiempo es el momento para reconciliarnos con Dios y tú puedes llegar hasta él por los méritos del Mesías.

Ahora pensemos de manera lógica que si para los sacerdotes de la época de la época del Levítico la labor que desempeñaban especial, sagrada, santa les imponía cierto nivel de observancia, cuanto más no lo es para nosotros también hoy en día, cuánto más nosotros por la labor que tenemos que realizar de ser parte de ese sacerdocio, tenemos que tener un estándar de vida Santo, también nosotros debemos de buscar esa santidad y el sacerdote lo que hacía antes era animar incentivar al pueblo, la vida del sacerdote, su santidad estaba diseñada para que el pueblo se contagiara de eso que el sacerdote hacía y el pueblo quisiera seguir al sacerdote, esa también es una responsabilidad de nosotros, también estamos llamados a tener este mismo nivel de santidad, a tener este mismo nivel de ser apartados y ser los que incentivamos al mundo para que conozcan de Dios, exactamente igual que el sacerdote de la época de la Torá. Cuando realizamos el nivel de responsabilidad que nos fue concedido, entendemos las leyes, los estándares tan altos que eran impuestos al Sacerdote, que ahora es también a nosotros impuesta.

De qué se trata estos dos mandamientos que estamos leyendo en Levítico; de los límites, que el sacerdote tenía permitidos para tener esta vida santa y especial; hoy nosotros no tenemos estos dos mandamientos porque están en pausa, porque no hay templo, no hay este servicio a la espera de que se restituya el templo, como lo dicen los profetas y que se vuelvan a oficiar estos servicios, pero por el momento todos estamos contaminados.

Espíritu de los mandamientos:

Estos dos mandamientos aplican en esencia, para que el Sacerdote Común no se contaminara, para que pusiera limites, estableciera el campo por donde pudiera permanecer en Santidad, viviendo de la manera en la que Dios espera que viviera,para que el Sacerdote Común no se contaminara, para que pusiera limites, estableciera el campo por donde pudiera permanecer en Santidad, viviendo de la manera en la que Dios espera que viviera, para nosotros es lo mismo tienes que conocer los límites que no son permitidos para poder ser parte del ministerio al que Dios nos ha llamado, para vivir en santidad como Dios quiere que vivamos.

Funciona igual para el sacerdocio común de los hijos de Aaron como para el nuestro, reconocer la impurificación por un muerto es entender que nuestra vida por causa del llamado Divino no debe ser normal, que requiere enseñanzas muy particulares, una manera de vivir la vida muy especial de acuerdo al llamamiento al que fuimos llamados, dispuestos a conocer bien, cuáles son los límites que debo tener en cuenta para poder vivir con la Santidad que necesito para cumplir el llamado, son de gran importancia estos dos mandamientos.
Conoce los límites que te son permitidos, los límites permitidos para mantener el nivel de Santidad para la labor que vas a desarrollar.

¿Cuál es esa la labor?

La más sublime, anunciarle al mundo que Dios está abierto a recibir a todos los que estén hambrientos y sedientos.

De gran impacto en nuestra vida, pero si eso no impacta nuestra vida, no hay nada que la pueda impactar, Dios nos ha llamado para servir en esta obra tan sublime y que en estos tiempos es tanta por hacer. dice la Escritura que la mies es mucha y si eso lo dijo la escritura hace 2.000 años, ahora muchísimo más. se necesitan muchos sacerdotes que vengan a anunciarle a ese mieses, que ya está listo, que ya todo está dispuesto y esos sacerdotes que vayan tienen que vivir en santidad tienen que buscar vivir una vida que agrade a Dios, que sean de acuerdo al llamamiento que recibieron, de eso se tratan estos dos mandamientos; Conoce los límites; Nos podemos purificar o impurificar, con un muerto, tenía que decir el Sacerdote esto no me es permitido a causa del nivel de Santidad en la que debo permanecer, por la exigencia que Dios me manda, por el puesto que tengo para servir a Dios; nosotros igual, debemos de conocer cuáles son esos límites.
Las excepciones de estos dos mandamientos las vemos en la parábola del buen Samaritano, en el evangelio de Lucas 10:31:

“Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.” (Lucas 10:31 RV 60)

Este samaritano que yacía en el piso y viéndolo el sacerdote no se quiso impurificar.
Existen algunas excepciones que aplican para estos dos mandamientos; Yeshúa pudo haberles dicho que tenían que detenerse y ayudar; Yeshúa hubiera esperado, que el sacerdote se detuviera y ayudara al samaritano porque era un tema de vida y la vida siempre va a estar por encima de muchas otras cosas. Pero en general son mandamientos para que el sacerdote viviera puro, viviera consagrado y esa es la responsabilidad del llamamiento, nosotros tenemos que vivir también en esa misma santidad, tenemos que vivir buscando lo que nos es permitido para mantener un corazón limpio delante de Dios y poder participar sin obstáculos del llamamiento al que fuimos hechos partícipes, presentar nuestro corazón limpio, presentar nuestro cuerpo limpio delante de Dios y seguir trabajando por tanta mies que está a la espera de escuchar esta buena y dulce noticia, Dios, te ama. Dios se quiere reconciliar contigo y Dios no nos va a exigir cuentas, porque esa cuenta ya está pagada.

Pero imagínenos que el que llega a anunciar este mensaje tan sublime. Sea alguien que no viva con Santidad, el mensaje ya no va a tener el mismo efecto que si lo presenta alguien que sea responsable de su santidad, se entiende la diferencia, no es lo mismo que llegue un drogadicto (Alguien que tenga un testimonio de vida fuera de la Santidad) diciendo: “Dios te ama” quizás no va a tener el mismo efecto si llega una persona que guarda su corazón para Dios, eso es lo que Dios quería de los sacerdotes un grupo de personas que consagren su corazón únicamente la vida de espiritual.

Los sacerdotes no tenían que procurarse casa, los sacerdotes no tenían que estar agobiando por las necesidades de casa o de patrimonio, Dios dijo: “Yo soy tu heredad” no te preocupes de nada más, yo te voy a dar todo, pero tú conságrate para mí, porque la labor que vas a desempeñar es altísima era unir a su Pueblo con Él. Esa misma labor ahora descansa en nuestros hombros, Dios también nos dice, no te preocupes por nada más tú conságrate, busca guardar tu corazón para que seas un buen ministro de este Ministerio, de este Sacerdocio de la reconciliación, ya que tengamos ese corazón, vayamos a la mies y digámosle: “Ven a reconciliarte con Dios ven porque Dios te está esperando, ven porque Dios te ama, ven, porque ahora es tiempo de entregarle y regresar tu corazón a él, es el llamamiento más especial que Dios nos puede hacer y hoy está en nuestros hombros, tanto el llamamiento como el nivel de santidad para ejercerlo.

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