266. Prohibición para los sacerdotes de casarse con una prostituta
267. Prohibición para los sacerdotes de casarse con una mujer prohibida (jalalá).
268. Prohibición para los sacerdotes de casarse con una mujer divorciada.

“Con una mujer ramera o infame no se casarán, ni con mujer repudiada de su marido; porque el sacerdote es santo a su Dios.” (Levítico 21:7 RV 60).”

Explicación del mandamiento:

La palabra “santa” en su definición nos habla de alguien apartado, separado. Por lo que entendemos que el sacerdote era una persona apartada para el servicio del Eterno.

Pero ¿Qué es un sacerdote?

Un cohen o cohanim (sacerdote): es un descendiente varón directo de Arón, el hermano de Moisés. Estos sacerdotes tenían bajo su cargo tareas específicas para las ofrendas y festividades de sacrificio, por lo que existen leyes específicas para ellos, ya que eran los que servían en el templo.

Este cargo fue primeramente puesto por Dios a Arón y a su descendencia directa, así mismo, cabe resaltar que Arón era de la tribu de Leví, la cual se transmitía por el padre. Pero únicamente los que descendían de la tribu de Arón podían servir en el templo, los demás (corbonat) desempeñaban otro tipo de roles en el templo, como; la música y los cantos para acompañar las ceremonias, también montar guardia en el templo o colaborando con los cohamin, como; lavarles las manos y los pies antes del servicio.
Lo que podemos entender es que el sacerdote debía ser íntegro en su estilo de vida para poder servir al Eterno.

Se preguntarán ¿qué tenemos que ver nosotros con los sacerdotes?

El Eterno nos ve como parte de su nación santa, como dice en Apocalipsis, él nos ha hecho una nación de reyes y sacerdotes.

Algunos ejemplos de citas son:

(Apocalipsis. 1:6) “y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos.”

(Ap. 5:10) “y nos has hecho nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.”

En hebreos. 7:1-4 dice que:

“Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre (Hebreos. 7:1-4 RV 60).”

Considerad, pues, cuán grande era este, a quien aún Abraham el patriarca dio diezmos del botín.” De acuerdo con estos versículos, nosotros también tenemos el compromiso con el Eterno de cumplir con la “Ley” y de buscar la santidad para ser consagrados para Dios.

Y en Salmo 110:4 Dios hace esta promesa al rey David “Juró Dios, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec”.
Es por ello que debemos cuidar hasta el mínimo detalle para ser lo más recto delante del Eterno y cumplir sus leyes y preceptos, tanto hombres como mujeres sin excepción.
En Apocalipsis 1:5-6 dice: “Y de Yeshua el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”. Y Apocalipsis del 5:9-10 dice “Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.”

Conclusión:

Nosotros somos embajadores del Eterno, porque él nos invita a que seamos seres santos y cuidemos todos los detalles de nuestra vida personal en nuestro diario, vivir para buscar esa santidad que Dios nos pide.

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