273. Prohibición para el Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) de casarse con una viuda.
274. Prohibición para el Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) de tener relaciones con una viuda.

“No tomará viuda, ni repudiada, ni infame ni ramera, sino tomará de su pueblo una virgen por mujer.” (Levítico 21:14 RV60)
“Para que no profane su descendencia en sus pueblos; porque yo Dios soy el que los santifico.” (Levítico 21:15 RV60)

Explicación del mandamiento:

El Talmud dice: “Los pensamientos de un hombre están influenciados con los de su esposa y en gran parte se dirigen a ella, parte de su día piensa en ella, la pureza y la santidad de un Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) se hallan por encima de la gente común, por tanto, la Torá quiere que contraiga matrimonio con una mujer cuyo pasado sea inmaculado, el fin que la Torá persigue es que él no sea molestado en el desempeño de su santa tarea por una mujer cuyos conceptos están por debajo de los patrones de su esposa”, lo que podemos entender es que cuando los sacerdotes estén sirviendo al Eterno, el pasado de su esposa no debe influir en la mente del sacerdote para que no sea de tropiezo. Ya que el Sumo Sacerdote es una persona importante porque es la que va a entrar al lugar Santísimo, a interceder por todo el pueblo y lleva en su pectoral el nombre de las 12 tribus para abogar por ellos.

Pedro nos dice: “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios para que proclamen las obras maravillosas de aquel que nos habló de las tinieblas a su luz admirable”, nosotros pertenecemos a este linaje, y cada hombre es sacerdote de su casa, y es necesario que cuidemos lo que vemos, escuchamos y hacemos para ser un buen ejemplo y dar enseñanza a nuestra familia.

Yeshua en este caso, es nuestro Sumo Sacerdote, y está buscando a esa esposa virgen, por lo que tenemos que prepararnos para tener una vida en santidad para cuando él venga, como Yeshua le dijo a Nicodemo, “es necesario nacer de nuevo”, es posible que volvamos a ser como esa mujer virgen si nos arrepentimos y nacemos de nuevo en la palabra de Dios.

Conclusión:

La invitación que tenemos es entrar en ese trono de gracia, pedir perdón por lo que hemos hecho mal y seguir caminando en santidad para cuando venga el Mesías, nos encuentre preparados como las lámparas de las vírgenes prudentes y estén llena de la palabra.

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