295. No realizar actos que causen la profanación del nombre de Hashem.
296. Santificar el nombre de Hashem.

Y no profanéis mi santo nombre, para que yo sea santificado en medio de los hijos de Israel. Yo Jehová que os santifico, (Lev. 22:32 RVR60).

Análisis, antecedentes y razón de estos dos mandamientos:

La palabra PROFANAR, Strong hebreo (H2490). Proviene de la palabra חָלַל kjalál; que significa; perforar, herir, disolver; fig. profanar (a una persona, un lugar o cosa), romper (la palabra de uno), empezar o afligir, amancillar o cantar, etcétera. De esta palabra se derivan muchas más palabras con la misma idea, profanar es como herir o deshonrar el nombre de Dios.

En Levítico 19:12:

“No juraréis por mi Nombre en falso, profanando así el nombre de tu Dios. Yo, YHVH” (Levítico 19:12).

Un claro ejemplo de profanar el nombre de Dios es jurar en falso, puedes llegar a decir “lo juro” en el nombre de Dios, cuando pones a Dios en medio de un juramento que probablemente tú no vayas a cumplir. Esto es una profanación y aquí lo indica la escritura.

En la época del templo, había otra forma de profanar, era con las ofrendas y los panes que esto viene Levítico 21:6:

“Santos serán para su Dios, y no profanarán el nombre de su Dios, porque ellos son los que presentan las ofrendas ígneas a YHVH, el pan de su Dios. Por esto han de ser santos”

Aquí está hablando específicamente a los sacerdotes, en cuanto a que no debían de profanarse con ningún cadáver, sin importar si era el de su madre o el de su padre, el de su hijo o el de su hermano, aquí era muy explícito no profanar el nombre de Dios por nada.

La profanación al nombre de Dios, habla muy claramente sobre cuál es la consecuencia y esto lo vemos en Levítico 22:9:

“Guardarán, pues, mi precepto, no sea que lleven pecado con ese motivo y mueran por haberlo profanado. ¡Yo soy YHVH, que los santifico!”

Una consecuencia clara de profanar el nombre de Dios es la muerte, como se mencionó recientemente.

Encontramos esta consecuencia también en el mandamiento que habla sobre el no profanar el Shabat, son aproximadamente 155 pasajes en la biblia que dicen “Si tú profanas el día de Shabat tú vas a perecer”.
Este recordatorio para el pueblo de Israel lo vemos en Ezequiel 20, cuando cuatro veces les recuerdan; “Ustedes pecaron contra mí, profanando gravemente mis Shabbatot”, así que ustedes deben de cargar con la consecuencia de la muerte.

En Ezequiel 20:13:

“Pero la casa de Israel se rebeló contra mí en el desierto. No anduvieron según mis estatutos; desecharon mis preceptos, que dan vida al hombre que los cumple, y profanaron gravemente mis shabbatot. Entonces dije que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto hasta exterminarlos”

En Éxodo 31:14:

“Guardaréis el shabbat, porque es santo para vosotros. El que lo profane ciertamente morirá, porque todo el que haga en él obra alguna, esa persona será cortada de en medio de su pueblo”

A lo largo de la historia vemos que el pueblo de Israel recibe estas consecuencias, entre ellas fue el exilio, porque no guardaban el Nombre del Señor y lo profanaban, incluso el Shabat también era profanado, como lo vemos cuando les recuerda Nehemías, después de que habían regresado de Babilonia, en Nehemías 13:17:

“Entonces reprendí a los nobles de Judá y les dije: ¿Qué significa esta mala acción que hacéis, profanando así el día del Shabat? ¿No hicieron así vuestros padres, y nuestro Dios trajo toda esta desgracia sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¡Y vosotros aumentáis la ira divina contra Israel al profanar el Shabat!”

En estos pasajes, queda muy claro que una forma de profanar el nombre del Señor era profanando su Shabat.

En cuanto al mandamiento 296, se menciona la frase “Santificar el nombre del Hashem”, esto resulta curioso, ya que se puede llegar a pensar que para santificar el nombre del Hashem se debían de guardar los mandamientos, pero no es por una consecuencia de guardarlos o no; que su nombre es santificado, su nombre siempre fue, es y será Santo esa santidad nunca se va a quitar de Él, pero si como su pueblo que Él santificó, no podemos realizar actos con los que profanemos su nombre, su pueblo debe comportarse marcando la diferencia de entre las demás naciones mostrando que se santifica su nombre.

A lo largo de la historia es preferible dar tu vida por cuatro cosas antes de profanar el nombre del Señor, y estas son:

  • Por idolatría.
  • Por asesinato.
  • Por inmoralidad sexual.
  • O en nuestro caso por negar el Nombre del Mesías.

Por esos cuatro motivos se ha dado a entender que es mejor dar tu vida antes que profanar estos mandamientos. Durante la época del Mesías fueron varias veces que sucedieron así, que las personas preferían dar su vida antes que negaran al Mesías, que negar su obra, que negar la obra del santo.

El espíritu de los mandamientos:

¿Cómo se puede aplicar en la actualidad los mandamientos 295 y 296? Es importante mencionar que no importa lo que hagamos, el nombre del Señor va a seguir siendo santo, la diferencia la vemos cuando nosotros vivimos sin profanar su santidad, el Señor nos santificó, nos apartó para marcar en este mundo la diferencia, que nosotros iluminemos con nuestras acciones de obediencia, haciendo y cumpliendo con los mandamientos para ser contados como parte de su pueblo, santificados por la Torá, esto será para nosotros de vida y no de muerte, de bendición y no de maldición. Santificar su nombre es resultado del amor, de la obediencia, del agradecimiento que sentimos en nuestro corazón.

¿Deseas recibir la lista de los 613 mandamientos?

Escríbenos a info@caminoaemaus.org y recibe en PDF la lista de los 613 mandamientos de la Ley en tu correo.

Escribe un comentario

*

Your email address will not be published.

© 2012 -2023 KEHILÁ Camino a Emaús.
Todos los derechos reservados

Síguenos en:           
Simple Follow Buttons
Simple Share Buttons
Menu