362. Sacar del campamento a las personas que esten ritualmente impuras.

363. Prohibición para la persona ritualmente impura de entrar en el Santuario.

 Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto. Así a hombres como a mujeres echaréis; fuera del campamento los echaréis, para que no contaminen el campamento de aquellos entre los cuales yo habito. (Números 5:2-3 RV60)

Explicación de los mandamientos:

De entrada podemos ver que es muy interesante lo que nos dice la Torá en estos dos versos con respecto a estos mandamientos ya que empieza hablando de la santidad, y de un precepto que, parecería no tan fácil de llevar a cabo sobre todo en nuestros días, definitivamente, esto tiene mucho más fondo de lo que podemos pensar. Así que vamos a enfocarnos primeramente en una explicación importante para considerar esto ya que puede sonar muy fuerte el expulsar a una persona de un recinto o de una ciudad, e incluso de una sociedad donde habitaban todos los Israelitas.

En aquellos días, todo el campamento de Israel estaba dividido en tres secciones o en tres campamentos. Y todos los rabinos coinciden en que, estos preceptos que está dando el Eterno eran propiamente aplicados de acuerdo al grado de impureza o grado de contaminación que hubiera. Por ejemplo, el primer campamento consistía desde la puerta de la ciudad hasta el pie del monte del templo. El segundo campamento consistía del pie del monte del templo, a la entrada del templo, y finalmente el tercero que es el de mayor santidad, de la entrada del templo, hasta los atrios, hasta la puerta del lugar santísimo, a este campamento se le llamaba el campamento de los levitas y de los sacerdotes, así que de acuerdo a la severidad de la impureza, que en hebreo se le llama Tumah, pues era el grado en el que quedaba fuera.

En este caso, la afección a la impureza más grave era la del leproso, que en hebreo se le llama Metzorá, y cabe aquí resaltar que la lepra, que en hebreo se le llama Tzaraat, se traduce al castellano como lepra, pero definitivamente no es la misma enfermedad que hoy en día se conoce por ese nombre.

Podemos ver en el capítulo 13 y 14 de Levítico. (Este estudio lo pueden ver aquí en la página web, donde se explica verso por verso estos capítulos) que la lepra, era una infección cutánea muy grave, que podía aparecer en la piel de una persona, pero también podía aparecer en objetos e incluso en las paredes de las casas, por eso sabemos que no es la misma enfermedad que hoy en día, no tiene nada que ver con lo que hoy se da. Este tipo de enfermedad, para esos días, era visto como un castigo del Eterno. ya que era una enfermedad que aislaba a la persona ya que era altamente contagiosa, y de acuerdo a muchos rabinos, dicen que daba por hablar “Lashon hara” por hablar mal de los demás, por criticar, por juzgar o, incluso a personas que eran muy severas en sus juicios, podía llegar ésta afección.

Era una enfermedad que repercutía en el ámbito social, una persona que está continuamente quejándose, murmurando, hablando mal de los hermanos, va a ser tarde o temprano excluida, de la misma sociedad, de la misma comunidad. En este caso el Eterno dice: “saquen del campamento a este tipo de personas, porque además de que los va a contaminar de manera física, también los va a contaminar emocionalmente.” En este caso, al leproso llamado Metzora, se le sacaba de los tres campamentos por ser el caso más grave, quedaba obviamente fuera del recinto del Templo, fuera del monte del Templo y finalmente, quedaba fuera del campamento de la ciudad. Así que está era una enfermedad terrible. Más adelante veremos cuál era el propósito de sacarlos.

En el caso de la segunda impureza que se menciona aquí, es sobre que aquellos que sufran de flujo de semen, sin embargo es importante resaltar, que la palabra que se utiliza en el hebreo es la palabra “Zab” y no es la emisión natural de semen, cuando un varón tiene relaciones sexuales, sino que se refiere a una impureza física del cuerpo, asociado con la sexualidad.

¿Qué podemos pensar?

Si una persona está cayendo en este tipo de pecados y viene está situación, debemos de saber que Dios quiere un pueblo puro en todos los sentidos. A ese tipo de personas también se les expulsaba del campamento de los levitas y de los sacerdotes, y del campamento que correspondía al monte del Templo, pero a diferencia de la anterior impureza, podía permanecer como parte de la sociedad, pero excluido de acercarse a estos dos ámbitos de mayor santidad.

Finalmente el tercer caso que se menciona son aquellos que hayan tocado cadáver, y se refiere específicamente a aquellos que tocaron un cadáver humano, no se refiere a un animal muerto. Este mandamiento aplica únicamente a un cuerpo o esqueleto humano.

En este último caso, por haber tocado cadáver, quedaba fuera del campamento de los Levitas y los sacerdotes. Podía permanecer dentro del campamento del Templo y del campamento del pueblo. Una persona común que llevaba a cabo esto, por el fallecimiento de algún familiar, quedaba fuera únicamente del campamento de los Levitas y Sacerdotes, ya que un muerto es una contaminación también que tiene que ver con los rituales.

¿Cuáles serían las razones por las que el Eterno ordenaría sacar a este tipo de personas?

Bueno, la primera razón y la más obvia, es la contaminación, el riesgo de un contagio físico, como ya mencionamos, la lepra o el Tzaraat era sumamente contagiosa y por eso se les excluía totalmente de los tres campamentos. Y es hasta cierto punto la alegoría que se hace de las manzanas, sí hay una manzana podrida, va a contaminar a todas las demás, por lo tanto hay que aislarla, y sobre todo porque está contaminación física era muy contagiosa y se podría crear una epidemia, la cuál podía terminar con mucha gente de la población, ya que se consideraba que la lepra no tenía cura, era prácticamente una obra del Eterno, que así como aparecía, también desapareciera, y se llevaba a cabo un ritual muy específico que tenía que ver con el sacrificio de dos palomas, derramamiento de sangre y agua corriente, agua que fluyera para poder llevar a cabo está santidad o restauración, y sólo el Sumo Sacerdote podía llevar a cabo este ritual, y es una razón entendible, la contaminación física podía ser muy peligrosa dentro del pueblo.

La siguiente razón es por la santidad. La santidad es algo que a veces no se piensa que tiene una relación física, pero por supuesto que la tiene y como ya mencionamos, Dios quiere un pueblo santo en todos los sentidos. La cuestión física que se desarrollaba era también un reflejo, en muchos casos, de la situación de santidad que estaba viviendo la persona, por ejemplo, en el caso de el flujo o derramamiento que viniera de un varón, era seguramente por alguna situación en la que él no estaba bien, y la palabra nos dice que sin santidad, nadie verá al Señor. Y esto ¿qué nos lleva a pensar? Que el Señor nos lleva a ponernos a cuentas con Él, el Señor quiere un pueblo santo, un pueblo limpio en todos los sentidos, no solo físicamente, sino en nuestro corazón, en nuestra manera de vivir, en nuestros pensamientos, y la única manera de llevar a cabo la pureza, la purificación de estas tres situaciones era a través de las aguas corrientes.

Y, con respecto a estos, veamos lo que dice el capítulo 25 de proverbios…

Quita las escorias de la plata, Y saldrá alhaja al fundidor. (Proverbios 25:4)

Es decir, sí tu eres capaz de despojarte de está parte (que es la escoria, la impureza) te vas a quedar con lo que realmente es valioso, con lo puro, y eso es lo que el Señor quiere hacer, de hecho, vamos a leer otras citas, porque está misma idea, es la que tiene el apóstol Juan cuando habla acerca de la santidad. La santidad no es solo un tema del antiguo testamento o del tabernáculo o del Templo, es algo que los apóstoles vivían y enseñaban y que era parte de ser del pueblo de Israel. Primero veamos lo que dice Apocalipsis 21:25-27, el cuál habla de la nueva Jerusalén, de cuando venga ya ese momento, prácticamente en la historia final, y dice así…

“Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero. (Apocalipsis 21:25-27 RV60)”

Y, haremos especial énfasis en está parte del verso 27 que dice; “No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación.”

¿Cuál es el llamado que nos hace el Eterno a través de estos mandamientos?

Vivir en santidad, no podemos pensar que podemos llevar una vida cualquiera, y tener acceso a las cosas santas de Dios. Es muy importante considerar esto, a veces, despreciamos o menospreciamos la santidad de nuestro Dios que habita en los cielos y en la tierra, que creó todo, que habita en luz inaccesible, por el simple hecho de pensar, Yeshua ya nos hizo limpios, Yeshua ya rompió o ya se desgarró el velo, y eso significa que podemos entrar. Sí, ya podemos entrar, pero eso no significa que ya no tengamos que cuidar nuestra santidad. Por lo tanto, la santidad, no es un concepto solamente del Antiguo Testamento, la santidad sigue y seguirá vigente, y esto es un llamado en el que todos los creyentes necesitamos vivir, y manifestar en nuestras vidas.

Una tercer razón por la cuál el Eterno ha llamado a apartar a estas personas, y ha prohibido que entraran al campamento es la purificación del mismo entorno. Por decirlo así, a la parte social y emocional; el Eterno nos enseña esto de diversas maneras, Él separó la luz de las tinieblas, el agua del aceite, los Levitas del resto de las tribus del pueblo, y aquí lo hace con aquellos que están ritualmente inmundos. Pero está idea tampoco es exclusiva de la ley de Moisés, en 2 Corintios 6:17-18, el apóstol Pablo está haciendo mención diciendo lo siguiente:

 “Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. (Corintios 6:17-18 RV60)”

Así que, el llamado de Dios hacía la purificación, hacía la santidad no es solo un aspecto mental o espiritual, sino que se manifiesta, y aquí el apóstol Pablo a los Corintios, que era una ciudad de muchísimos ámbitos sociales y que podían contaminar el alma y el cuerpo, les está haciendo este llamado de apartarse de la forma de vivir común, no se contaminen, no se mezclen. Pablo habla acerca de ¿qué comunión tiene la luz con las tinieblas? ¿Qué comunión tiene el Mesías con belial? ¿Qué comunión tiene un creyente con un incrédulo? Es decir, sí conoces una persona que vive de forma impura, aléjate de ella. En Isaías 52, expresa la misma idea. Vamos a Isaías 52:11…

“Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová. (Isaías 52:11 Rv60)”

Isaías se está enfocando aquí, en aquellos que llevan los utensilios de Dios, en aquellos que tienen un ministerio, que llevan una vida de servicio al Señor señalando que deben apártense de esa gente, no te juntes con aquellos que sabes que no están en la misma comunión, que no están buscando esa santidad, y es el mismo concepto que tiene Pablo, y que encontramos en 1 Corintios 5:9-13…

“Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros. (1 Corintios 5:9-13 Rv60)”

Esto que está haciendo aquí Pablo, al decirle a la comunidad saquen a este hombre que tuvo una situación de inmoralidad, les dice: saquenlo totalmente. Y esto es una exhortación muy fuerte, ¿Por qué? Porque ya había manifestado; ¿qué comunión tiene la luz con las tinieblas? Si alguien se hace llamar hermano, no se quiere arrepentir y vive de está manera como su estilo de vida, sácalo de aquí. Es como un leproso que te va a contagiar, te va a contaminar y va a terminar por contagiar a los demás siendo un mal ejemplo para los demás. Como podemos ver, la idea de lo que enseña la Torá, sigue vigente en nuestros días, en el Nuevo Testamento, en las congregaciones, pero es algo que hemos perdido. Lo que vemos en la ley, en la Torá, es la letra, pero tenemos, también que buscar el espíritu de cada uno de los mandamientos.

Conclusión:

Por lo tanto, ninguno de nosotros tenemos la santidad ni la pureza para estar en la presencia de Dios. Sin embargo, estos mandamientos, Dios nos los da, no nada mas a manera de excluir a aquellos que están impuros, sino que la misma Torá en el libro de Levítico muestra, previo a este mandamiento, como se debían purificar estas personas; y todo ese ritual a través de la sangre y de las aguas corrientes, apuntan al sacrificio del Mesías. Por eso es muy significativo, el hecho de que Yeshua se acerca y sana a un leproso en más de una ocasión, por cuanto lo que eso implicaba: el abandono social, el aislamiento de la santidad del Templo y de la participación de las fiestas y muchísimas otras cosas.

Así que consideremos al leproso como una alegoría de nosotros mismos, que hemos estado contaminados, que hemos estado apartados de las cosas de Dios, a las cuales no deberíamos de tener acceso. Pero como podemos ver, el Sumo Sacerdote era el único encargado de hacer está restauración y nosotros sabemos que nuestro Sumo Sacerdote, quien ha muerto por nosotros, ha llevado está purificación a nuestro favor. Y es por esto podemos decir para nosotros lo que dice en el libro de Hebreos: “que podemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia para el oportuno socorro”, no solo con la idea de que ese canal está abierto, sino con la idea de que ahora hemos sido purificados, sin olvidar como vemos aquí, que necesitamos seguir manteniendo la santidad, la pureza, porque es un concepto que ha sido y seguirá estando vigente.

Y finalmente, los rabinos ven en el caso de estos mandamientos, una alegoría del pueblo de Israel en la dispersión, que ha quedado fuera de la presencia divina, fuera del templo, fuera del monte del templo, e incluso fuera en muchos casos hasta en 1948 o 1967 de la ciudad de Jerusalén. Pero hoy, el Señor también ha estado restaurando y ha estado buscando que su pueblo se acerque una vez más, pero la restauración principal, es la restauración de tu corazón, una restauración interna, espiritual, la cual, como comentábamos, ya la hizo nuestro Señor Yeshua, salvador nuestro, y ahora lo que nos corresponde es vivir acorde a esa santidad, así que, vivamos por la santidad para la cual el señor nos ha llamado. Santidad que nuestro Mesías nos ha otorgado por medio de su sacrificio:

“El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. (Apocalipsis 22:11 RV60)”

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