No hincarse sobre piedras, ni siquiera para el Eterno.

Levítico 26:1 – “No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios.”

Comentario Rabínico: La interpretación de este comentario para muchos rabinos es la siguiente: no hincarse sobre piedras, ni siquiera para el Eterno.

Aquí tenemos una pequeña discrepancia con respecto a la manera de interpretar este verso. Recuerden que nosotros estamos utilizando la Biblia Reina Valera. Así que vayamos de nuevo a Levítico 26:1 que dice:

“No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios. Guardad mis días de reposo, y tened en reverencia mi santuario. Yo Jehová.”

Como vemos aquí, el sentido principal de este versículo es la idolatría. La prohibición de la idolatría es uno de los principales mandamientos desde la entrega de la Torá y se repite en la Biblia en diversas ocasiones.

Los rabinos derivan esta prohibición no solo hacia la idolatría, sino incluso al grado de decir: no te puedes inclinar sobre algo que pudiera presentarse como idolatría, ni siquiera para el Eterno, y en este caso particular, sobre una piedra.

“Tensiones entre la Adoración y las Representaciones Artísticas en el Antiguo Israel”

Es importante comentar que, en aquellos días, en la época de Moisés, era muy común, basado también en hallazgos arqueológicos, que en los templos y altares de los ídolos se recubría el piso con piedras. Sin embargo, en el tabernáculo que se levantaba en el desierto, y sobre la tierra, ninguno de los elementos estaba encima de una piedra labrada o algún tipo de tapete o telas. Por esta razón, es entendible que los rabinos nos prohíben en este caso hincarnos sobre piedras, ni siquiera para el Eterno, para no aparentar o caer en algo que otras naciones estaban llevando a cabo en la tierra de Canaán.

De aquí muchos derivan que, por lo tanto, está prohibido levantar cualquier tipo de imagen, estatua o representación artística como un cuadro. Sin embargo, como comentamos, el espíritu del mandamiento en sí nos dice de manera muy clara: “No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios.” Es decir, no hacer nada de esto con fines idolátricos.

¿Por qué comentar esto? Porque Salomón mismo levantó figuras, por ejemplo, en su trono, era conocido que había estatuas de leones, incluso, en el mismo lugar santísimo hay figuras, hay estatuas, los querubines son ángeles con cara de niños, representaciones angélicas, y estaban levantadas ahí. Hay otros indicios de que en el templo también había ciertas imágenes en las paredes, o más bien en las cortinas, pero esto el Eterno lo ordenó. Entonces, no es propiamente que esté prohibido levantar alguna imagen, sino más bien el adorarla o ponerla como un ídolo.

Libertad Espiritual: El Vínculo entre la Esclavitud, la Idolatría y la Relación con lo Divino

Pensando un poco más en el contexto que tenemos aquí en estos versículos y en los versículos previos, el capítulo 25 termina hablando acerca de la esclavitud y cómo podía caer incluso un Israelita en ella. Inmediatamente después, se habla acerca de la prohibición de la idolatría, de actuar de manera idólatra, como inclinarse o levantar estatuas para adorarlas. No está prohibido tener estatuas, sino el inclinarse ante ellas o ser un tropiezo para otros. Por eso es que el Judío es muy celoso en cuanto a eso.

Retomando entonces el contexto, tiene mucha relación con la idea de que, aunque cayeras en esclavitud, aunque tu amo fuera un idólatra, no debes vivir espiritualmente como un esclavo. El verso dos de Levítico 26 va de la mano con este mandamiento diciendo: “Guardad mis días de reposo y tened reverencia en mi santuario.” ¿Por qué? Porque son señales inequívocas de una persona que tiene una relación con el Eterno.

El rechazar la idolatría y las prácticas idólatras es esencial, pero no podemos compartir esta interpretación, tal cual o literalmente, con la interpretación que se da aquí con los rabinos. Porque, como recordamos, Yeshua se inclinó en Getsemaní, estando recargado sobre una piedra, y no podemos pensar que él transgredió este mandamiento.

 

 

 

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