¿QUÉ ES LA BENDICIÓN SACERDOTAL?

En este caso, es una bendición que seguramente, muchos ya conocen, porque la acostumbramos a decir, recitar o incluso cantar, dentro de la celebración de la cena del “Shabat” (Día de reposo) principalmente. Es un espacio, un tiempo, en el que hacemos lectura de esta bendición que no solamente es conocida en el ámbito judío; me di cuenta también que en el ámbito cristiano se acostumbra a recitar en momentos especiales. 

Hay muchas bendiciones a lo largo de la Biblia, hay diversos ejemplos de momentos en los que una persona es bendecida, pero ésta es sin duda, una de las más trascendentales y conocidas. 

BENDICIÓN SACERDOTAL / BIRKAT COHANIM (NÚMEROS 6:22-27)   

Vamos a leer primero esta bendición en Números 6:22-27 

Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré. (Números 6:22-27  RVR60).

Estos versos que acabamos de leer son hermosos, sin duda. Como decía yo, es una de las bendiciones más especiales, más particulares por todo lo que implica. A tal grado que, se quedó como una costumbre el bendecir al pueblo, aun cuando no hubiese un templo o un sacerdocio en pie, para seguir haciéndolo en las sinagogas, en las casas o en ciertas festividades. Por ejemplo, en algunas comunidades judías se acostumbra a hacer esta bendición en el contexto de la cena de shabat o en el “séder” (orden o colocación) del shabat, antes de la bendición que se hace oficialmente por los hijos que, generalmente en el caso de los hijos varones se hace por Efraín y Manasés como dice el “Sidur” (libro de oraciones diarias) y, en el caso de las niñas por Sara, Rebeca, Raquel y Lea. Es en este momento que hacen la bendición los judíos ortodoxos. 

Como detalle de esta bendición, se le conoce también a esta ceremonia, la cual se hacía en el Templo como: “Nesiat Kapayim” (Levantamiento de las manos). Y hay todo un proceso muy particular descrito en algunos libros como el “Shulján Aruj” (La mesa servida), así como en algunos otros libros del ámbito judío, en donde se detalla absolutamente todo: A qué altura se levantaban las manos, de qué manera se ponían los dedos de las manos y varios aspectos generales que para ellos debían ser muy específicos. Todo esto no lo detalla la Torá, pero finalmente, es parte de la tradición. Así que, podemos imaginarnos que, en los días del Templo, esto se hacía así. Y hoy en las comunidades judías ortodoxas lo siguen haciendo así los varones exclusivamente, porque consideran que esta práctica es una continuación directa de un ritual que se hacía en el Templo y que debía llevarse a cabo como lo hacían los “cohanim” (sacerdotes) en los días del Templo. 

A esta bendición se le conoce como “Birkat Cohanim” (Bendición Sacerdotal, Bendición Aarónica o El Levantamiento de las manos). Dentro de las especificaciones que se dicen hoy en día es que, solo se podía hacer esta bendición en la presencia de diez varones, lo que se conoce como un “Minyán”. En las sinagogas es frecuente, en los días de shabat, en los judíos sefardíes. Los askenazis, judíos que vienen de Europa Oriental, solo la hacen en ciertas festividades porque es un momento muy especial cuando se hace esta bendición. Momento en que los hijos acuden a donde está el Padre y este los cubre con su “Talit” (Manto de oración) para recitar esta bendición y que recaiga sobre ellos. 

¿CÓMO SE HACÍA LA BENDICIÓN SACERDOTAL?

Pensando un poco más, en los días del Templo, ¿cómo se hacía esta bendición? En los días del Templo se considera que la bendición se hacía todos los días durante los sacrificios de la mañana y los sacrificios de la tarde, momentos en los que, generalmente, acudían las personas. 

Se dice que todos los “Cohanim” o Sacerdotes debian de participar. Y se paraban en unas escalinatas extendidas que había en el Templo, donde todo el pueblo se presentaba frente a ellos y, entonces, los cohanim pasaban y se formaban frente a toda la comunidad y extendían las manos (de ahí el término “levantamiento de las manos”). Se dice que se hacía con los dedos abiertos formando una especie de “V” o, en su defecto, la letra “Shin” del alefato (alfabeto) hebreo, similar a una letra “W” en lenguaje castellano. La letra shin es el inicio de la palabra “Shekina” (Gloria de Dios) y de la palabra “Shaddai” (Dios omnipotente). Mientras los sacerdotes levantaban las manos y recitaban la bendición, el resto del pueblo inclinaba la cabeza para no mirar para arriba, de cierta manera, como una forma de respeto y también de humildad. Hay muchas enseñanzas que conllevan esta idea de que hay que ser humildes para poder recibir la bendición. Hay que ser de aquellos que buscan al Eterno, pero con humildad y sencillez. De manera, que solo las personas que asistían eran las que recibían esta bendición. Los que se quedaban en casa o haciendo otra cosa, no era tan relevante para ellos. La bendición en sí misma implicaba que, aquellos que mostraran un interés por las cosas de Dios y anhelaban su Presencia y sus bendiciones, las recibirían. 

También se dice que, en aquellos tiempos, el sacerdote principal, es decir, el Sumo Sacerdote, era quien primero recitaba las frases de la bendición y, entonces, los sacerdotes, las repetían. Me llamó mucho la atención, como detalle, entre los aspectos “halájicos” (aspectos específicos y de cómo se llevaban a cabo), que los “cohanim” (sacerdotes) no podían recitar esta bendición si estaban bajo los efectos del alcohol. No me imagino que el sacerdote estuviera bien tomado y saliera a recitar a bendición. Pero escrito está ahí, por si pudiera darse el caso. También se dice que un “cohanim” que acabara de perder a un familiar cercano, tampoco podría recitar esta bendición, por esta cuestión de la impureza. Hoy en día, no hay un Templo, y esta bendición se ha trasladado para hacerla en casa. Y yo creo que, si es importante que la hagamos y que conozcamos esta bendición para que nos demos cuenta de que es muy importante hacerla para nuestros hijos. 

ANÁLISIS DE LA BENDICIÓN SACERDOTAL 

Vamos a analizar el significado de esta bendición para poder entenderla y reconocer su importancia, ya que es única porque Dios ordenó específicamente a los sacerdotes que no dejaran de hacerla. 

¿Cómo inicia esta bendición?  

Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; (Números 6:22-24 RVR60).

 ¿Por qué en esta bendición primero se anuncia que la bendición está dirigida a los hijos de Israel (en plural)? Y, luego, de manera inmediata, se bendice de manera individual (en singular). Es una buena pregunta, ya que si Dios dice: Bendigan a los hijos de Israel, lo más natural sería que dijera: El Señor les bendiga y les guarde. El Eterno haga resplandecer su rostro sobre ustedes, pero lo hace en singular. Les voy a dejar esta pregunta para qué piensen un poco en ella y, de mientras, les daré unos detalles más de esta bendición. 

La bendición sacerdotal es gradual, es decir, va en crecimiento. Empieza de abajo y llega hasta los ámbitos superiores, es decir, los ámbitos celestiales y, por supuesto, espirituales. Va de la parte física a la parte espiritual. También se considera que la bendición es triple, es decir, son tres bendiciones en una.

Ya comenzaron a comentar en el chat en vivo, el porqué la bendición comienza en plural y termina en singular: 

  1. Para recibirla personalmente. Efectivamente, podemos pensar que cada persona reciba esta bendición. 
  2. Para quien lo quiera creer porque es un acto de fe. Podría ser también. No porque sean muchos, quiere decir que automáticamente les llega a todos.

Yo tengo una idea y respuesta a esto: La bendición del individuo, de la persona que forma parte del pueblo, va a tener una influencia positiva que se va a extender al resto de la nación. Ya mencionaba yo que, quien no iba o se presentaba en el Templo, ya no le tocaba la bendición. Pero Dios es tan generoso y bueno que sabe que cuando una persona es bendecida, las personas que estén alrededor de ella, también lo van a ser. Va a haber una repercusión en las personas que están cercanas a ella. ¡Qué bueno es Dios! Esto no se trata de ve tú y, de todas maneras, yo tomo la bendición. ¡Por supuesto que no! Pero, si va a influir. Mientras más personas haya bendecidas por Dios, va a impactar en derredor de ellas. Ahora que lo analicemos, vamos a ver que esto es así: cuando sea bendecido el pueblo, la bendición será de carácter personal. 

Es una bendición muy hermosa, es un momento muy especial también para bendecir a nuestros hijos de esta manera. Nosotros, en la Kehilá Camino a Emaús, hemos abrazado desde hace muchos años, esta bendición como la manera en que nosotros bendecimos a nuestros hijos. Es la bendición oficial de nosotros para ellos. 

En el judaísmo, en el libro especial de rezos conocido como el “Sidur”, esta bendición está enfocada a que Dios los haga como a Efraín y Manasés, porque se dice que ellos nunca se peleaban. Me encantaría conocer a dos hermanos como ellos, que nunca discutieron, ni se pelearon porque me parece un milagro auténticamente.  

VERSO 22 y 23 DE NÚMEROS, CAPÍTULO 6

Jehová habló a Moisés, diciendo:  Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles:”. 

No podría empezar de otra manera porque todo empieza con Dios. Dios es la fuente de toda bendición, porque de Él procede toda bendición. Y se dirige a Moisés, en este caso, no solamente porque es el líder, sino porque es la figura que representa a Dios para mostrar al pueblo que, lo que Moisés va a indicarles, es un mandato de Dios y que viene directamente de Él. Hay un detalle muy importante dentro de las bendiciones: la bendición es una acción. Bendecir es una acción más que un sentimiento. Es decir, bendecimos a alguien porque solo somos un instrumento de Dios, somos el canal por el que Dios bendice a otros. Por eso, no puede depender de los sentimientos porque, tal vez, en un momento dado la persona está enojada y no quiere bendecir a alguien porque está muy molesta. 

Ustedes recordarán la historia cuando Isaac bendice a Jacob, lo cual podría ser muy cuestionable, ya que Jacob engaña a su Padre y, entonces, recibe la bendición. Tal vez, en el ámbito ético, podríamos decir, eso estuvo mal, esa bendición no vale. Porque no es justo y Dios no puede bendecirlo porque esa bendición la obtuvo con engaño. ¡Lo cual es cierto! Pero, finalmente, Isaac, solo fue el medio para hacer llegar la bendición de Dios a Jacob. 

De esto aprendemos que, cuando hay Amor, también hay acción. No solamente la bendición es un sentir, sino una acción que va más allá de nuestros sentimientos. Así que, nunca dejes de bendecir a tus hijos, aun cuando no tengas ese deseo tan latente. Recuerda que tú solo eres un canal de las bendiciones de Dios. 

Así, en el verso 23, Moisés habría de transferir esta autoridad o este mandato a Aarón, porque él es el representante oficial de Dios como Sumo Sacerdote. Y sus hijos, como sacerdotes, también tienen este papel de representar a Dios y de hablar como si fueran Dios, en este caso. Dice ahí mismo: “Así bendecirán a los hijos de Israel”, es decir, no de otra forma. Estas palabras van a ser la fórmula y no va a haber otra forma de bendecirlos de esta manera. Por lo tanto, esta bendición en particular tiene que ser así. En consecuencia, el “Cohen” (Sacerdote) no podía bendecir al pueblo como se le ocurriera en ese momento; ya que el Eterno estableció estas palabras de manera particular. Aquí no cabía la improvisación, no se trataba de que el Espíritu le guiara para hablar de determinada manera. Aquí era un momento específico, en que los sacerdotes salían a las escalinatas del Templo y extendían sus manos. Y, esto también es una pauta que nosotros debemos de seguir. A veces, hay que decir las cosas tal cual Dios las haya dicho y establecido, sin tratar de cambiarlas, modificarlas o hacer un ajuste para mejorarlas, porque no es necesario. Entonces, los sacerdotes también tendrían esta responsabilidad de bendecir al pueblo, aunque no tuvieran ganas y hacerlo de la manera en que Dios lo estableció.  

VERSO 24 DE NÚMEROS, CAPÍTULO 6

Dice así: “Jehová te bendiga, y te guarde; “. ¿Qué implica esta parte de la bendición? En hebreo, el concepto de “Berajá” (Bendición, adición o incremento), implica abundancia de algo en concreto o algo que sea benéfico para el recipiente, es decir, la persona que la recibe. Y se considera que, una posible traducción de la palabra berajá, también implicaría prodigalidad. Como pródigo, el que derrocha y gasta mucho. Se cree que esta parte de la bendición también implica que hay una abundancia en el área económica y material. Por eso, se dice que esta bendición es triple, porque empieza en la parte física o material. Y la base de los proyectos que podamos tener en la vida y para con el Señor, finalmente, debemos reconocer que dependen de aspectos económicos. Sin dinero, no se puede llegar muy lejos o, a veces, no se puede empezar. De modo que, en la cultura hebrea, lo material no está desconectado de lo espiritual, como, a veces, se maneja en el cristianismo o en el budismo, donde se cree que lo material es lo mundano y lo espiritual es lo intangible totalmente. No están desconectados el uno del otro. 

Ahora, por mucho que Dios te bendiga, no quiere decir que ya no necesites trabajar para merecerlo. La bendición de Dios no está reemplazando el esfuerzo humano. No se trataba de ir al Templo, recibir la bendición, escuchando y creyendo con fe y, entonces, mañana les llegaba el dinero que Dios tenía para su vida y resolver su situación financiera. No se trataba de eso. No en ese sentido. Si no en que Dios va a bendecir la obra de nuestras manos, el fruto de nuestro trabajo y esfuerzo y que lo va a multiplicar. 

Por ejemplo, el hombre trabaja la tierra, planta semillas en un campo y cuando Dios responda esa bendición, el hombre recogerá los frutos de ese trabajo. Entonces, la bendición de Divina implica una asociación entre el hombre que debe esforzarse trabajando y Dios que bendice ese esfuerzo con éxito. El hombre va a trabajar, pero bendecido por Dios para que se fructifique y multiplique el esfuerzo que está haciendo. Porque de nada le sirve al hombre trabajar y esforzarse si Dios no está ahí. No van a prosperar sus planes y no va a fructificar su trabajo. 

Ahora, hay algo muy importante que conlleva la bendición material y es la segunda parte del verso: “y te guarde”. Que va ligada a la primera parte de la bendición porque hay bendiciones que, si no llevan esta guardia de parte de Dios, realmente no sirven. Por ejemplo: el dinero. Si la primera parte de la bendición es que el Eterno te dé y te haga prosperar materialmente, hay un detalle importante, cuando nuestras necesidades materiales están totalmente cubiertas, nuestra integridad y carácter también pueden verse afectados porque podemos caer en ostentación, arrogancia y falta de agradecimiento. Entonces, has sido bendecido económicamente, pero eso puede significar la muerte espiritual de la persona. Por ello, la parte que va ligada a la bendición económica es que Dios te guarde. Que Él te guarde de que ese dinero y bendición económica no se conviertan en un tropiezo para ti y que puedas perder tu alma. Esta protección significa también que Dios nos dé seguridad. Porque el dinero en exceso, a veces, le da inseguridad a la persona debido a los secuestros, asaltos, etcétera. Muchos de los ilícitos que comete una persona contra otra, se deben a que la otra persona tiene dinero. 

Por tanto, no es nada más pedir la bendición de Dios, sino pedir su protección junto con esa bendición material. Podemos resumir, a la vez que Dios da, también protege. Y, por otro lado, que nos proteja del “yetzer hará” (inclinación a hacer el mal). Que Él nos guarde y nos proteja de que estos bienes materiales no desvíen nuestro corazón y nos hagan perder su camino y que nos guarde de todo mal. Creo que, a veces, olvidamos esta parte que conlleva el anhelo del dinero. Por eso, a veces, Dios no nos da más, porque sabe que puede hacernos tropezar o alejarnos de Él. Hay que reflexionar en esto: podemos anhelar más, pero con la bendición completa: Que Dios nos guarde de perdernos por las cosas materiales. 

De ahí que Yeshua dijo, cuando viene el joven rico que estaba atado a sus bienes: “Qué difícil es, que entre un rico en el reino de los cielos”. La bendición implica que Dios nos dé, que nos prospere y nos haga fructificar la obra de nuestras manos para que no nos falte el sustento, ni el pan de cada día. Para poder bendecir a otros, pero que también nos guarde. No solo para que no nos roben, maten o asalten, sino para que Dios nos guarde en nuestro corazón. 

Esta es la primera parte de la bendición que tiene que ver con el ámbito material y con la protección. 

VERSO 25 DE NÚMEROS, CAPÍTULO 6

La siguiente parte de la bendición está en el verso 25: “Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; ”. Esto tiene que ver con el ámbito afectivo, con la parte emocional, porque también eso es importante en nuestra vida, en nuestra relación, incluso con Dios. No somos solamente materia y espíritu; sino que tenemos emociones y pensamientos. En este caso, es muy interesante, porque la palabra resplandecer o iluminar es una expresión que implica una cara sonriente. Un rostro iluminado es como un rostro feliz. En otras palabras, esta parte de la bendición nos dice: “Que Dios te voltee a ver y te sonría”, “Que Dios te sonría cuando te mire”. Y creo que, lo más cálido que podemos recibir, muchas veces de una persona es, una sonrisa. No se necesitan palabras. Como cuando te acercas a un bebé que todavía no habla, no tiene ni dientes, pero con una sonrisa es más que suficiente porque te gana el corazón. Cuánto más podríamos decir que el Eterno cuando nos viera, cuando lo volteemos a ver, nos sonriera. 

La Biblia Nueva Versión Internacional dice: “Que el Señor te mire con agrado”. 

La Biblia Nueva Traducción Viviente dice: “Que el Señor sonría sobre ti”. 

Por tanto, si Dios nos mira con agrado, si sonríe sobre nosotros, entonces nos puede otorgar gracia, que es lo que dice la siguiente parte: “Y tenga de ti misericordia”. En otras versiones dice: “Dios te muestre su favor”, “Dios te extienda su Amor”, “Dios te otorgue gracia, te muestre su bondad”. Y esto va muy ligado. Si una persona te sonríe es como decir que hallaste gracia en los ojos de esa persona. Creo que Dios nos puede dar de su gracia, pero no es lo mismo cuando lo hace con una sonrisa, porque es como cuando una persona nos da algo, pero no da con agrado. Yo creo que tenemos que imitar a Dios también en esto. Por ejemplo: con nuestros hijos sonreírles y cuando se trate de la parte material, dejarles si es posible, bendecirlos económicamente, pero sonreír cuando nosotros les damos. A veces, hay padres que se muestran muy fríos, que tienen un semblante muy serio o duro y esa es la imagen que proyectan delante de sus hijos y no tendría por qué ser así. Aquí Dios nos deja ver ese rostro que muchos no conocen. Para muchas personas, Dios es como ese hombre de barba blanca con semblante enojado, observando desde el cielo todo lo malo que hace el hombre. Y aquí dice que no, porque la bendición, el anhelo de Dios es que, Él haga resplandecer su rostro sobre nosotros. Para que cuando veamos su rostro, sea un rostro iluminado. Y que, justamente por eso, pueda tener de nosotros misericordia. Porque eso es lo que necesitamos todos los días. Necesitamos todos los días que sus misericordias se renueven cada mañana. De no ser así, difícilmente Dios nos miraría con agrado. 

Y yo creo que nosotros también necesitamos hacer ese esfuerzo porque a veces no se nos da por algún problema en el trabajo, o situación que hayamos tenido, sobre todo con los hijos y, se nos olvida cambiar ese rostro. ¡Cuánto más en shabat nuestros hijos nos deben ver con una sonrisa! Por tanto, yo te animo, te invito a que como padres tengamos una sonrisa constante y que ese sea el recuerdo que nuestros hijos tengan de nosotros. 

VERSO 26 DE NÚMEROS, CAPÍTULO 6

La tercera parte de esta triple bendición está en el verso 26, que dice: “Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz”. Esta es la parte superior de la bendición, la parte espiritual. Esta expresión podemos entenderla como: “Que Dios te voltee a ver”. Es decir, que Dios te pueda ver, primeramente, ya que Él manifestó que una forma de castigar a su pueblo, de acuerdo con la Torá, era que: “Él escondería su rostro de nosotros” como dice Deuteronomio 31:13:

 “Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos.” (Deuteronomio 31:13 RVR60).

 Entonces, una persona que está enojada es una persona que no te quiere ver. E igual nos pasa a nosotros, si estamos molestos con alguien, no tienes ganas de ver a esa persona. Lo mismo sucede en el ámbito espiritual. Si pensamos y sentimos que Dios está enojado con nosotros, difícilmente nos va a voltear a ver. 

Por tanto, esta bendición lo que dice es que: “Dios alce sobre ti, su rostro”. Ver a alguien también implica que estás en paz con esa persona. Por eso, una de las costumbres, que me parecen importantes dentro de la celebración de shabat es que, cuando hacemos el “kidush”, la bendición del fruto de la vid y nos dirigimos a una persona, se acostumbra verla a los ojos, porque eso implica que tenemos “shalom” (paz) con esa persona. 

La versión de la Biblia Dios Habla Hoy dice: “El Señor te mire con amor y te conceda la paz”. La idea, cuando Dios nos mira con amor y alza su rostro sobre nosotros, es como si Dios nos mirara con favoritismo por decirlo así. Que Dios nos vea y diga: esta persona me cae bien y quiero bendecirla. Que al ver nuestro rostro vea algo que lo haga querer bendecirnos. Lo primero es tener un encuentro con Dios. 

Como en los días que los reyes recibían a ciertas personas, cuando el Rey estaba molesto con alguien, no podía verlo y no lo recibía. Esto le sucedió a uno de los hijos del Rey David, Absalón, que se había rebelado contra él y ya había pasado más de un año y el Rey, su padre, no lo recibía. Lo que implicaba, que el Rey seguía molesto con él por lo que había hecho. Luego, por ciertas situaciones, alguien intercede por él y el Rey ya lo recibe, es como una manera de decirle: “Te he perdonado”. Por tanto, cuando el Señor nos mira, es porque nos ama. 

Nosotros podemos acudir a este Rey, a Dios, el cual no esconde su rostro de nosotros, salvo que esté molesto con nosotros. Situación que nos muestra que debemos estar a cuentas con Dios, estar bien con Él, si queremos que Él nos mire con agrado. 

La última parte de esta bendición dice: “Y ponga en ti paz”. Que la palabra paz en hebreo “shalom”, va más allá de eso, implica muchas cosas más, entre ellas, ausencia de guerra, lo cual ya es una bendición en sí misma. Que estemos en paz con nuestros semejantes e incluso, con nuestros enemigos. Así dice Proverbios 16:7:

 “Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él. (Proverbios 16:7 RVR60). 

Tal vez los enemigos no desaparezcan, pero esta es una gran promesa que dice que los enemigos estarán en paz con él. Esto es una superbendición. Sobre todo, hoy pensando en el pueblo de Israel que se encuentra en Medio Oriente, siempre rodeado de enemigos, adversarios que los quieren destruir. 

Así cierra la bendición, con el concepto más alto que solo puede venir de Dios. Porque el verdadero shalom que sobrepasa todo entendimiento, no puede venir de otra cosa o alguien que no sea de Dios. Shalom implica un estado de bienestar, algo que está pleno, que se siente completo, que no le falta nada y da una tranquilidad sobrenatural que va más allá de solo la ausencia de conflictos. Yo creo que ese es el regalo más grande que Dios le puede dar a una persona. ¡Nada se puede comparar al shalom! 

Incluso, está comprobado en estudios sociales que el mejor estado o condición en la que puede estar una persona no es cuando está enamorada, pues se siente feliz y radiante, sino que el estado óptimo al que una persona puede llegar es cuando siente paz en su corazón, está tranquilo y pleno. Eso es lo que implica la palabra Shalom y ese es el máximo nivel espiritual al que una persona puede llegar.

Por ejemplo: cuando en los días del Templo se presentaban las ofrendas, una persona podía llevar más de una ofrenda, pero siempre el cierre de todas ellas eran las ofrendas llamadas “shelamim” (paz), porque eran ofrendas de agradecimiento, de comunión, que significaban que tenían paz con el Eterno. Y, donde hay paz, también hay amor. 

CONCLUSIÓN:

Debemos de mirar a nuestros hijos de esta manera, mirarlos con amor, con una sonrisa, con misericordia y también con paz, para que todas estas bendiciones trasciendan en su vida. 

Esta triple bendición abarca la parte física o material, la parte emocional o afectiva y, finalmente, la parte espiritual. Por eso, es una bendición tan completa, única y particular en toda la Biblia. Yo te invito a que no la olvides y continuamente la digamos a nuestros seres queridos, particularmente a nuestros hijos, para que ellos conozcan lo que significa esta bendición y su importancia. 

  

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