¿Qué es la Tevilá?

La palabra Tevilá significa purificación por agua o inmersión y es un mandato (mitzvah) que viene desde la Torá y fue dictada por Adonai a Moisés. “Maridos, amen a su esposa, como El Mesías amó a la kehilá y se entregó por ella, para santificarla. Él la purificó con el bautismo del agua y la palabra, porque quiso para sí una kehilá resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada”. (Efesios 5:25-26).

La sombra profética continúa durante el diluvio en donde la tierra “hizo tevilá” para ser purificada de la maldad sembrada por los demonios en el corazón y mente de los seres humanos, emergiendo limpia de las aguas (1 de Pedro 3:10-23).

La tevilá era algo tan común y conocido por el pueblo israelita, que cuando Juan el inmersor llamó al pueblo al arrepentimiento, ellos no dudaron de lo que se trataba, pues lo habían practicado por siglos. La tevilá, está relacionada con el agua como símbolo de pureza y consagración, una forma de renunciar a la contaminación exterior del mundo y presentar un cuerpo limpio delante de Adonai, apto para toda buena obra.

¿Cuándo se debe practicar la tevilá?

Se practica para marcar un comienzo, un renacer, o bien, al practicar teshuvá (arrepentimiento por el pecado y anhelo de retornar al buen sendero). Es obvio que en el transcurso de la vida estas necesidades no van a ser una sola vez, sino muchas veces. Algunas de las indicaciones para hacer la tevilá que nos da el Tanaj son las siguientes:

1-Cuando una mujer acaba de dar a luz y el tiempo de purificación varía, si nace niño o niña (Levítico 12: 1-8, Lucas 2:21-24).

2- Cuando el hombre haya tenido flujo seminal (Levítico 15: 16).

3- Por contaminación de la nidá (sangre de mujer que esta con el periodo) (Levítico 15: 28-29).

4- Cuando se iniciaba en el servicio del Mishkán (Tabernáculo de reunión) para el servicio del sacerdocio o del levita, los sacerdotes se debían lavar en el la fuente que estaba entre el tabernáculo de reunión y el altar. (Éxodo 40:30-32).

5- Las parejas antes de contraer nupcias.

6- Cuando se tocaba un cuerpo muerto.  (Números 19:11).

7- Cuando se contaminaba la persona con lepra. (Levítico 13:1-14:7, 2 Reyes 5, Mateo 8: 1-4).

8- Para consagración de los levitas (Levítico 8:5-17).

9.- Antes de presentarse en el Templo en alguna festividad.

Y de esta misma manera Yeshúa comenzó su ministerio a los 30 años después de que hizo la tevilá en el río Jordán, con Juan el inmersor como testigo.

¿Dónde se realiza la tevilá?

Ejemplo de tevilá

Se realiza en una mikvéh, palabra hebrea que significa ‘colección de aguas vivas que corren’, no estancadas. Esto cumple el principio de que el agua arrastra y se lleva todas nuestras impurezas y no quedan estancadas. La tevilá también se puede realizar en un río, lago o en el mar (aguas vivas) 2 Reyes 5, Mateo 3:13-17, Marcos 1:9-11, Lucas 3:21-22, Juan 1: 31-34, Hechos 8:36-39.

El nivel del agua debe ser adecuado para que cubra completamente el cuerpo al sumergirse (Miqueas 7:19).

El acto de tevilá debe hacerse con mucho pudor y respeto, en presencia de dos o tres testigos, en el nombre de nuestro Adon Yeshua, así como Él lo indicó a sus discípulos (Hechos 19:4-6, Marcos 16:15).

¿Qué pasa si no tengo posibilidad de contar con testigos en mi tevilá?

En este caso, haremos como hizo Moisés en Deuteronomio 30:19; 4:26; 31:28 que puso como testigos a los cielos y a la tierra.

La Creación entera es testigo de nuestra intención de cruzar y formar parte de la comunidad que ama a Yeshúa y lo reconoce como su Señor y Salvador dejando atrás la vida de pecado (Deuteronomio 32:1).

Por eso es muy importante que antes de celebrar cada fiesta de Adonai hagamos tevilá, ya que cada fiesta es una cita con El Eterno y así como sus sacerdotes debemos lavarnos y purificarnos antes de presentarnos delante del Rey del universo.

Además es un gran deleite primeramente en nuestro espíritu y alma y también en el cuerpo hacer tevilá acompañada de una verdadera teshuvá (arrepentimiento).

Disfrutemos al máximo cada mitzvah de Adonai por amor a Él.

¡Shalom a tu corazón!
Raquel Hernández