¿QUÉ ESCRIBÍA YESHUA EN TIERRA?

Estamos conociendo más de la Palabra del Eterno y, el día de hoy, vamos a analizar una pregunta más que ustedes mismos nos han enviado. Es una pregunta particular que deriva de un pasaje dentro del contexto donde Yeshua está escribiendo en tierra en el Templo. Ahora vamos a leer el pasaje. Aquí la interrogante es, ¿qué estaría escribiendo Yeshua? Y vamos a ver, que tiene más importancia de lo que pensamos, porque hay también un mensaje detrás de esto. 

NO HAY INTENCIÓN REAL DE ESTABLECER JUSTICIA   

Vamos al evangelio de donde deriva esta pregunta en “Yohanan” (Juan 8:1-6):

 “Y Jesús se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Más esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.” (Juan 8:1-6 RVR60).

 Este es un pasaje muy conocido, se podría decir que de los más famosos dentro de este evangelio. Detallando los versículos, vemos que Yeshua se encuentra en un lugar muy importante, que debemos resaltar, es el Templo. Lugar donde, no solo se llevan a cabo los sacrificios de animales, sino un lugar con mayor utilidad y con más aplicaciones en los atrios que ampliaron el recinto. Por lo que, era muy habitual, encontrar a Yeshua enseñando en el Templo. 

El Templo era un lugar de enseñanza y, dice particularmente, que Yeshua enseñaba sentado. Era muy común que quien enseñaba, lo hacía sentado y los aprendices, generalmente, estaban de pie. No era como hoy en día en muchas prédicas que montan mega escenarios, simplemente, era algo más académico, más tranquilo. Y dice en los versos 3 y 4, que es donde viene la acción. 3Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, 4le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Imagínense una mujer sorprendida en el acto mismo del adulterio, provocando un escándalo, porque evidentemente, esta mujer no acudió voluntariamente, ni se dejó llevar dócilmente. Ella sabía perfectamente lo que esto implicaba y el castigo que merecía. Aquí dice que la llevaron entre varios hombres: escribas, fariseos, más todos los curiosos que se fueron añadiendo a lo largo del camino. Entonces, viene la pregunta del verso 5: 5Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? ¡Híjole! Qué pregunta, qué momento tan complicado y qué difícil situación. Porque, evidentemente, era una trampa para Yeshua, porque no había realmente el deseo de establecer justicia, lo cual es muy importante resaltar. Y, esto es clave, para poder interpretar correctamente las palabras de Yeshua y, tal vez, hasta lo que estaba escribiendo. 

Esto es interesante, hay que resaltarlo: está Yeshua en el Templo, enseñando y estos hombres que, obviamente, son una autoridad y tienen un liderazgo y, podemos pensar que llevan a esta mujer arrastrando y, por ello, como aquí dice, le preguntan: ¿Tú qué dices?, ¿cómo lo interpretas?, tú, ¿qué harías?, tú, ¿cómo lo ves? Ya que ellos respaldándose en la Torá, le dicen a Yeshua, que Moisés les ordenó. ¿Dónde está lo que Moisés les ordenó? Podemos leerlo en dos pasajes literales. Vamos a escudriñarlos para que nos quede más claro y con evidencia de que estos hombres no estaban tampoco cometiendo un linchamiento en una anarquía total. Están diciendo que Moisés les ordenó apedrear a tales mujeres. 

El primero está en Levítico 20:10:

 “Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos.” (Levítico 20:10 RVR60).

 Aquí lo deja muy claro y podemos ampliarlo en Deuteronomio 22:22-24:

 “Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel. Si hubiere una muchacha virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella; entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirán; la joven porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti.” (Deuteronomio 22:22-24 RVR60). 

Entonces, es muy claro y contundente lo que está ordenado en la “Torá” (Ley); así que, no podríamos darle la vuelta o pensar que, en los días de Yeshua, ya no estaba vigente la ley o ahora en el siglo XX. ¡De ninguna manera! Sin embargo, es muy claro en ambos pasajes, que son tanto el hombre, como la mujer: el adúltero y la adúltera los que indefectiblemente murieran. Tenían que ser ambos. Porque para adulterar se necesita que haya dos personas. 

Volviendo al evangelio de Juan, dice que llevaron a una mujer que fue sorprendida en el acto mismo del adulterio, es decir, en plena acción, en el acto mismo. No sé si estaban espiándolos o ya sabían, pero de ahí mismo la sacaron. Entonces, ¿dónde estaba el adúltero? Probablemente, estaba entre los mismos hombres que la querían apedrear. Porque la “Torá” (Ley) es muy clara y dice: el adúltero y la adúltera. Así que no pudo haber sido solo uno de ellos. Y, habitualmente, lo podemos llamar como regla general, aún hoy en día, si las condiciones para establecer la justicia, no se dan, entonces, no se puede dictar un juicio o veredicto porque no están las condiciones correctas. Por ejemplo: hay ciertos casos, donde una persona podía salir de la cárcel porque llenaron mal un papeleo o se cometió un error administrativo. Y por ese error queda eximido de su delito. Pero aquí, no es una cuestión administrativa, si no que era muy evidente, que no estaban buscando establecer el principio de la justicia. Además, se encontraban en Jerusalén, en el Templo, el lugar donde era la sede del tribunal, en este caso del sanedrín (Consejo Supremo de los Judíos). 

Sigamos leyendo el capítulo 8 de Juan, en el verso 6: 6Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.” Como yo les decía, no hay ningún deseo de guardar la Torá o los mandamientos, porque solo lo decían para tentarle y acusarle. Es curioso y, en parte extraño, porque tanto la postura como la actitud de Yeshua, es como si no le estuviera dando tanta relevancia. Imaginen el escándalo que había, los gritos de la gente, él solo estaba enseñando cuando lo llegan a interrumpir y Él solamente se inclina y, comienza a escribir con el dedo en tierra. De cierta manera, parece que los ignora porque no da ninguna respuesta, no se dirige a ellos, no emite ninguna palabra. 

¿QUÉ ESTARÍA ESCRIBIENDO YESHUA?

Entonces, ¿qué estaría escribiendo Yeshua? Ya que, efectivamente, había partes en el Templo que tenían tierra y no las piedras que estaban dentro de la parte más interna. Continuemos la lectura en Juan 8:7-11:

 “Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie, sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” (RVR60).

 Aquí leemos que parece ignorarlos o no dándole mucha atención a este asunto. Lo que hace aquí Yeshua, en cierta forma, es dar una respuesta escrita y no una respuesta oral. Pero, luego de su insistencia, queriendo que les dijera algo y emitiera un juicio, se levanta y dice: “el que esté sin pecado, que sea el primero en arrojar la piedra contra ella”. No está negando lo que la Torá establece, porque a veces, este pasaje se lleva al punto de que a Yeshua no le importó la Torá y esta es una evidencia, para algunos, muy clara porque no les dijo que siguieran la ley de Moisés y, si no lo dijo es porque Él no estaba guardando Torá. Pero ¡de ninguna manera es así! De hecho, su respuesta, no es negar lo que dice la Escritura, simplemente ahora Él está presionando, pasando la responsabilidad a ellos, de llevar a cabo la justicia que establece la Torá. No está diciendo que no se haga, si no, que vamos a ver quiénes tienen la competencia para poder ejercer la justicia. Por eso, dice el verso 9: 9Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.  10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? 11Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”  Qué conocido es este pasaje y esta respuesta. Pero hoy nos enfocamos en la interrogante: ¿qué estaría escribiendo Yeshua? 

Todos los detalles que quedan plasmados en los evangelios tienen un propósito y mucho más en el evangelio de Juan. No podemos, creo yo, que nadie, con una precisión o exactitud del cien por ciento, decir lo que estaba escribiendo, porque tendríamos que haber estado ahí para que pudiéramos responder. Sin embargo, podemos darnos una idea con base en todos los detalles que, no son casualidad que estén ahí. Primero, estábamos comentando que, esto es un caso de justicia. La gente que presenta a la mujer eran personas con un liderazgo, con un peso social y, con cierta autoridad. Segundo punto, están en el Templo, lugar de la sede del Sanedrín, donde se reunían los jueces establecidos para impartir justicia y poder llevar a cabo la equidad que demandaba la Escritura. No sabemos si algunos de esos hombres eran miembros, pero estaban en el lugar donde se debía llevar a cabo la aplicación de la Torá. 

Pero aquí está el extravío, esta gente no estaba buscando justicia, ni seguir los principios de la Torá. Porque si realmente, hubieran querido seguir la justicia divina y de la Torá, entonces, ahí debió haber estado también el adúltero y no solo la adúltera. Ya que ambos fueron cachados en el acto mismo del adulterio. Ahí queda descalificada la condenación que estaban llevando a cabo. Desde ese momento, queda inoperante e inadmisible el juicio o veredicto que ellos estaban buscando hacer conforme a la Ley. 

UNA POSIBILIDAD ES QUE ESTABA ESCRIBIENDO EL DECÁLOGO

Vamos a leer algunas otras posibilidades, sobre lo que Yeshua pudo haber estado escribiendo en tierra. ¿Hay algún otro pasaje en la Biblia donde se escribiera algo con la mano o con el dedo? Si, en Éxodo 1:18:

 “Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios.” (Éxodo 1:18 RVR60).

 Aquí tenemos que la síntesis de la Torá o los diez mandamientos, fueron escritos con un dedo. Y esos diez mandamientos representan todo lo que implica la Torá, que ellos no querían realmente aplicar. Porque ahí aparece el mandamiento de: “No adulterarás”. Ahí aparece en ese decálogo y, también, están otros mandamientos que implicaban pena de muerte. Así que una buena probabilidad es que, Yeshua estaba escribiendo los diez mandamientos. De ahí, que cuando le hacen la pregunta, Él contesta: “el que esté libre de pecado, arroje la primera piedra”. ¿Qué está tratando de decirles Yeshua, si realmente estaba escribiendo los diez mandamientos en tierra? Les estaba diciendo: Aquí están los diez mandamientos, vamos a ver por cuál de ellos la apedrean. Pero también, vamos a ver cuáles están transgrediendo ustedes. Por ejemplo: el cuarto mandamiento que es guardar el “shabat” (día de reposo), la consecuencia también es la muerte. La consecuencia de blasfemar el Nombre del Eterno y de la idolatría, también sería la muerte. Entonces, si se ponen de jueces, porque lo que quieren hacer es justicia, que empiece el que se crea más justo y que de los diez mandamientos no haya transgredido ninguno. Porque, caso contrario, no están las condiciones realmente, como manda la Torá para hacer justicia. 

Entonces, simplemente, esta es una gran posibilidad que Él esté escribiendo el decálogo, es decir, los diez mandamientos. Así que, el que esté libre de pecado, tire la primera piedra. Porque dentro de esos diez mandamientos, hay otros, además del adulterio, que implican la pena de muerte. Así que, les doy la responsabilidad a ustedes. Que la apedree, aquel que no haya transgredido ninguno de los diez. Por eso dice, del mayor al menor mandamiento. Por tanto, comenzaron a reflexionar y dijeron: Es cierto, si se tratara de apedrearle por haber transgredido un solo mandamiento de los diez, aquí entramos todos. Y mientras mayor la persona, mayores las transgresiones acumuladas.   

OTRA POSIBILIDAD ES QUE FUERON PUESTOS EN LA BALANZA

Una segunda posibilidad sobre lo que estaba escribiendo Yeshua, puede tener referencia a otro pasaje justamente donde aparece una mano escribiendo algo. Así que también está muy relacionado con esto que les está mostrando Yeshua, lo leemos en Daniel 5:1-31:

“El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino. Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas.
Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas. Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía. Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra. El rey gritó en alta voz que hiciesen venir magos, caldeos y adivinos; y dijo el rey a los sabios de Babilonia: Cualquiera que lea esta escritura y me muestre su interpretación, será vestido de púrpura, y un collar de oro llevará en su cuello, y será el tercer señor en el reino. Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la escritura ni mostrar al rey su interpretación. Entonces el rey Belsasar se turbó sobremanera, y palideció, y sus príncipes estaban perplejos. La reina, por las palabras del rey y de sus príncipes, entró a la sala del banquete, y dijo: Rey, vive para siempre; no te turben tus pensamientos, ni palidezca tu rostro. En tu reino hay un hombre en el cual mora el espíritu de los dioses santos, y en los días de tu padre se halló en él luz e inteligencia y sabiduría, como sabiduría de los dioses; al que el rey Nabucodonosor tu padre, oh rey, constituyó jefe sobre todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos, por cuanto fue hallado en él mayor espíritu y ciencia y entendimiento, para interpretar sueños y descifrar enigmas y resolver dudas; esto es, en Daniel, al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él te dará la interpretación. Entonces Daniel fue traído delante del rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea? Yo he oído de ti que el espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se halló luz, entendimiento y mayor sabiduría. Y ahora fueron traídos delante de mí sabios y astrólogos para que leyesen esta escritura y me diesen su interpretación; pero no han podido mostrarme la interpretación del asunto. Yo, pues, he oído de ti que puedes dar interpretaciones y resolver dificultades. Si ahora puedes leer esta escritura y darme su interpretación, serás vestido de púrpura, y un collar de oro llevarás en tu cuello, y serás el tercer señor en el reino. Entonces Daniel respondió y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación. El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad. Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien quería mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y a quien quería humillaba. Más cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place. Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto; sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste. Entonces de su presencia fue enviada la mano que trazó esta escritura. Y la escritura que trazó es: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN. Esta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas. Entonces mandó Belsasar vestir a Daniel de púrpura, y poner en su cuello un collar de oro, y proclamar que él era el tercer señor del reino. La misma noche fue muerto Belsasar rey de los caldeos. 31Y Darío de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos años.” (Daniel 5:1-31 RVR60).

 Recordemos que el pueblo de Judá fue llevado al exilio a la cautividad en Babilonia. Uno de los judíos que le tocó irse a allá fue Daniel el Profeta. El cual sirvió a diversos reyes. El último de los reyes babilonios fue el Rey Belsasar. Una historia muy curiosa donde vemos con detalle que están utilizando los objetos sagrados del Templo, de una manera impropia, profana y en un contexto totalmente injusto. No sabemos si la mano solo la veía el rey, lo más seguro es que haya sido así. Y de pronto, se le fue todo el valor al rey porque le entró el pavor y terror al ver la mano escribiendo sobre la pared. Y vemos la consecuencia del rey por no humillarse, por no honrar a Dios y por caer en idolatrar al oro y la plata, no llevando a cabo lo mínimo que se requería de él como rey, como juez. 

Entonces, aquí la historia de esta mano que aparece y escribe este mensaje codificado que su significado es: “Fuiste puesto en una balanza”. La balanza es un símbolo de la justicia. Es decir, el rey fue pesado, medido y el resultado fue que no era justo, que no daba el ancho porque no llevó a cabo la justicia de lo que se le pedía. 

Volviendo al evangelio de “Yohanan” (Juan), ¿qué es lo que le están pidiendo a Yeshua? Que actúe como juez. Sin embargo, los hombres que eran responsables de llevar a cabo realmente la justicia de Dios, la justicia divina, no lo estaban haciendo. Ellos estaban actuando como Belsasar. Y Yeshua, en más de una ocasión, le dijo también a este tipo de gente como: fariseos y escribas que, el reino sería quitado de sus manos y sería entregado a gente que produjera fruto, que realmente fuera justa y trabajara por el reino. Entonces, ellos, como jueces, no estaban llevando a cabo correctamente su labor. Por tanto, si se pusiera a esa gente en una balanza, también quedarían a deber, fallarían y les aparecería una mano que escribiera: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN. A ustedes les será quitado el reino y el Templo, así como el palacio del Rey Belsasar fue destruido. Por eso, les decía yo, que el Templo era importante porque era el lugar donde se impartía justicia y la sede del sanedrín. Donde debía hacerse justicia, se hacía injusticia. Así que vendría un castigo y la consecuencia. Y esta era la evidencia más clara de que no les interesaba, ni querían llevar a cabo la justicia del Eterno, solo querían hacer tropezar a Yeshua. 

Así que, esta es una segunda posible razón porque ellos conocían la Torá y los profetas. Entonces, cuando leyeron estas palabras que escribía en tierra, dijeron: ¡Es cierto! ¿Cómo vamos a ponernos de jueces justos? ¿A quién queremos engañar? Si Dios nos pone en la balanza, no la equilibramos porque no damos el ancho. 

TERCERA POSIBILIDAD ES QUE FUERON ESCRITOS EN EL POLVO

Una tercera opción es lo que dice el pasaje de Jeremías 17:13:

 “¡Oh Jehová, esperanza de Israel! todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas.” (Jeremías 17:13 RVR60). 

Que también tiene mucho sentido con lo que estaba sucediendo con Yeshua, ya que Él está escribiendo en el polvo de la tierra. Y los que se apartan del Eterno serán escritos en el polvo de la tierra. ¿Qué sucede con lo que tú escribes en el polvo, en la arena, en la tierra? Se borra, termina en el olvido, esparciéndose en otras palabras. Y, esto es justo, lo contrario a lo que establece la Escritura en Apocalipsis, por ejemplo, donde dice que aquel que su nombre no fue escrito en el libro de la vida, sería echado al lago de fuego. Entonces, aquel que es escrito en el polvo, será borrado. Aquel que su nombre sea escrito en el libro de la vida, permanecerá. Por tanto, hay que estar muy seguros de que nuestro nombre no sea escrito en el polvo, sino en el libro de la vida. 

Esta gente sería llevada o borrada, porque la idea del polvo es que se lo lleva el viento, se lo llevan las tempestades. Y eso es lo que sucedería con esa generación que sufriría, serían llevados en cautiverio o serían simplemente muertos en la guerra que se suscitaría algunos años después. 

Así que, esta es otra posibilidad de que estuviese escribiendo con el dedo en tierra, este pasaje de Jeremías, que ellos también conocían y seguramente, tendrían entendimiento. 

CUARTA POSIBILIDAD ES QUE ESTABA ESCRIBIENDO SUS PECADOS  

Una penúltima opción es que, Yeshua estaba escribiendo los pecados de los que estaban ahí. Debido a que Él conoce todo lo que cada uno de nosotros hemos hecho. “Mengano” debe tanto. “Perengano” hizo aquello. “Fulano de tal” adulteró. Esto es como ir un poco más lejos, pero tampoco es imposible. 

ÚLTIMA POSIBILIDAD ES QUE ESTUVIERA JUGANDO CON SUS DEDOS

 La última opción es que estuviera jugando gato con sus dedos. No sé si alguna vez lo hicieron en la tierra o en la arena, donde se pueden hacer surcos. Pudo estar jugando gato y lo interrumpieron. No, no lo creo. Lo que, si creo por la respuesta que Él da, es que deja en evidencia que estos hombres no estaban actuando como jueces justos. Solamente Yeshua sabe lo que estaba escribiendo y, algún día, le preguntaremos. Sobre todo, porque hizo eco con las palabras con que respondió: “el que esté libre de pecado, sea el primero en arrojar la primera piedra”. Y no hubo ninguno que la arrojara.

Para cerrar esta pregunta, veamos dos puntos importantes: 

  1. Yeshua no está anulando con esta respuesta: “ni yo te condeno”, tanto la Torá, como los mandamientos, porque luego añade: vete y no peques más. Pecado es transgresión a la Torá, de acuerdo con 1 Juan 3:4:

 

 “Todo aquel que comete pecado, infringe también la “Torá” ley; pues el pecado es infracción de la “Torá” ley.” (1 Juan 3:4 RVR60).

 

 Lo que está diciendo es que, si las condiciones en ese momento no fueron las propicias para que fueses juzgada de forma justa, ok. Pero, no sigas transgrediendo la Torá, no sigas cometiendo pecado, ni errando los mandamientos. Ya que la siguiente vez, tal vez las condiciones sean las correctas, todos los elementos estén dados. Si tal vez, hubiese estado ahí el hombre adúltero y esta gente hubiese querido hacer justicia, entonces hubieses sido apedreada. Si somos observadores, Yeshua nunca dijo que no la apedrearan, simplemente afirmó lo que dice la Torá, pero que había que aplicarla conforme a lo que la letra dice. Hoy en día, no nos podemos apedrear, porque ni tú, ni yo, somos jueces competentes para hacer justicia. 

  1. Debemos pensar en esto: que nuestro nombre no sea llevado con el viento, que nuestro nombre sea escrito en el libro de la vida y que nosotros no somos jueces, porque algún día todos pasaremos por el tribunal divino y toda nuestra vida estará delante del Señor. Lo que nos debe llevar a reflexionar en no transgredir y vivir conforme a la Escritura, porque si fuéramos puestos en una balanza, ¿qué pasaría? Antes de nosotros querer hacer justicia, debemos estar atentos si nosotros mismos no estamos transgrediendo. Dicho de otra forma: Antes de ver la paja en el ojo ajeno, debemos de ver que no tengamos por ahí una viga que nos impida ver con objetividad.

Espero que haya sido de bendición para ti y que lo puedas compartir para que puedas seguir aprendiendo de estos temas de Respuestas en la Biblia.   

  1. 14 mayo 2024

    Muy bueno el estudio, a mi me ¿parece que estaba escribiendo el mandamiento descrito en Levítico 20:10

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