Considerar impuros a los animales bajo ciertas condiciones.

Todo alimento que se come, sobre el cual cayere el agua de tales vasijas, será inmundo; y toda bebida que hubiere en esas vasijas será inmunda. (Lev. 11:34 RVR60).

Explicación del mandamiento:

Cualquier alimento para consumo humano, que alguna vez se haya humedecido con agua, u otro líquido, se torna impuro si es que el alimento se encuentra dentro de ese recipiente de cerámica impuro. Y todo líquido que hubiese en ese tipo de recipiente, también se torna impuro, los líquidos referidos son: agua, rocío, aceite de oliva, vino, leche, sangre y miel.

Y tendréis por inmundos a estos animales que se mueven sobre la tierra: la comadreja, el ratón, la rana según su especie, el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camaleón.
Estos tendréis por inmundos de entre los animales que se mueven, y cualquiera que los tocaré cuando estuvieren muertos será inmundo hasta la noche. (Lev. 11:29-31 RVR60).

En los anteriores versículos, se hace énfasis en esos animales y sus cadáveres, debido a que son transmisores de muchas enfermedades. Por ejemplo, los ratones tienen altas probabilidades de contraer tifoidea, y cuando mueren incrementan los niveles de infección y se vuelven transmisores peligrosos.

En Lev. 11:34, se describe que todo alimento o bebida será inmunda al entrar en contacto con el cadáver de esos animales directa o indirectamente, es decir, si el cadáver se encuentra en una vasija o recipiente de cualquier líquido, entonces el agua se quedará inmunda. Y a su vez, si algún líquido o agua tocaré nuestros alimentos, estos se contaminarían aun si fuesen kosher.

Si uno cocina un alimento kosher, y cae sobre él algo del cadáver, este se convierte en un alimento prohibido, aunque retiremos el insecto del alimento. Es considerado un alimento taref, prohibido e inmundo. Debemos poner atención en cómo preparamos los alimentos, con mucho cuidado e higiene.

Y todo aquello sobre que cayere algo de ellos después de muertos, será inmundo; sea cosa de madera, vestido, piel, saco, sea cualquier instrumento con que se trabaja, será metido en agua, y quedará inmundo hasta la noche; entonces quedará limpio. (Lev 11:32 RVR60).

En el versículo anterior, se menciona que también los utensilios, como las cucharas y los vasos, pueden ser contaminados, no obstante pueden ser limpios mediante un proceso de purificación con agua. Pero en el caso del barro, debido a su capacidad de absorción, que se trata de un material altamente poroso, debe de romperse.

Se hace una referencia frecuente del agua, puesto que es un método de purificación para quitar las impurezas, tal como sucede en lo espiritual. Yeshúa mismo es el agua que nos purifica, ya que todos nosotros somos susceptibles a contaminarnos, pero Él es el único que puede limpiarnos de toda inmundicia.

Desde el tiempo de Adán y Eva, Dios dio especificaciones sobre lo que podía comerse y lo que no, y así como ellos se contaminaron al desobedecer, El mismo los purificó.
Debemos cuidar el no contaminarnos, pero aun si tropezáramos y nos llegamos a ensuciar, Yeshúa es el único capaz de remover de nuestras vidas toda inmundicia y suciedad.

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