No comer la primera cría de un animal ritualmente puro fuera de Jerusalén.

“No comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus manos.”

No comer la carne de la ofrenda por yerro (pecado) o de la ofrenda por la culpa fuera del patio del Templo de Jerusalén.

“No comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus manos.”

No comer la carne de una ofrenda de holocausto (ola).

“No comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus manos.”

No comer ofrendas de santidad menor antes de salpicar con su sangre el altar.

“No comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus manos.”

Prohibición a los sacerdotes de comer los primeros frutos antes de que sean depositados en el patio del Templo.

“No comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus manos.”

Explicación de los mandamientos:

Estos mandamientos están ligados a mandamientos anteriores, ya que provienen del mismo versículo de Deuteronomio 12:17. Aquí, el enfoque se centra en las ofrendas de animales, como se ve en los mandamientos 445 y 446.

Para retomar el registro del versículo: “Ni comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus manos”.

Las ofrendas elevadas a las que hace referencia el mandamiento 447 son las llamadas ofrendas de Ola (ofrenda totalmente encendida/holocausto). En esta ofrenda, el animal se quemaba completamente en el altar, es decir, no había sobrantes para quien lo llevaba o el sacerdote.

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Esto representaba que la persona se entregaba totalmente al Eterno, diciendo “Aquí está mi vida delante de ti, ya no vivo yo, sino que vive el

Mesías en mí”, la misma idea que expresa el apóstol Pablo en Gálatas

2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (RV60).

La idea del holocausto es que uno muere a sí mismo y se entrega completamente al Eterno, viviendo para Él. Por eso, no se comía la carne de esta ofrenda.

En los mandamientos 446 y 449, se menciona que no se debe comer fuera del patio del templo. Se considera que esto se debe a los lineamientos o grados de santidad.

Por ejemplo, la tierra de Israel es una tierra santa porque el Eterno la escogió; dentro de la tierra de Israel, la ciudad más santa es Jerusalén, que era la capital. Y dentro de Jerusalén, el monte del templo donde estaría el templo tenía un grado de santidad.

Dependiendo de las impurezas de los habitantes, en ocasiones fueron sacados del campamento, y en ciertos tipos de impurezas solo podían rodear los alrededores del templo.

El Espíritu de la Santidad: Un Velo de Misterio y Devoción en el Santo de los Santos.

Ya dentro del templo, existían secciones donde solo podían entrar los sacerdotes, como el Santo de los Santos (Hakodashim).

Esta explicación sirve para mostrar que las ofrendas mencionadas en los mandamientos 446 y 449 tenían cierto grado de santidad y no podían ser sacadas de ese lugar.

Al tener un grado de santidad, surgen estos mandamientos para indicar dónde y cómo se podía comer estas ofrendas y regular el correcto ejercicio del sacerdocio. Por ejemplo, el mandamiento 448 prohíbe comer las ofrendas de santidad menor antes de salpicar con su sangre el altar, lo cual era una regla particular para los sacerdotes que llevaban a cabo los sacrificios. Es una forma de decir que esta ofrenda está dedicada, santificada o consagrada.

Conclusión: Estos mandamientos están enfocados en los sacerdotes (cohanim), pero para todos nosotros, tienen la aplicación de reflexionar y entender, en cierta medida, los principios de santidad, pureza, obediencia y entregarle al Eterno lo que es suyo antes de participar. Son mandamientos que nos enseñan un orden, especialmente relevante para los sacerdotes, en el servicio del Templo.

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