¿CUÁLES SON LOS ELEMENTOS DE JANUKA? 

El día de hoy vamos a conocer los elementos principales de la fiesta de Januka y por qué hay tantos elementos, a pesar de que no es una fiesta ordenada por el Eterno en la Torá (Ley de Moisés). Januka es una fiesta con una gran riqueza en cuanto a los símbolos y los elementos y, además, algo maravilloso, es que cumple la regla de que esta celebración, como las fiestas sí ordenadas por el Eterno, es que también apunta a Yeshua.

JANUKA TAMBIÉN APUNTA A YESHUA EL MESÍAS 

 Januka no es la excepción en las fiestas, sino, por el contrario, ya que confirma la regla de que apunta a Yeshua el Mesías. Vamos a conocer más de lo que ha hecho nuestro Mesías por medio de cada uno de los elementos, su valor en la fiesta y los aspectos mesiánicos. Vamos también a comprobar que Yeshua celebró esta fiesta, como lo menciona Juan 10: 22-23:

 Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón”. (Juan 10: 22-23 RVR60).

*JANUKÍA

En la pregunta No. 30 describimos con mucho detalle la janukía, por eso, no me voy a detener a describirla. Solamente que es una lámpara de 9 brazos, incluido el Shamash (la vela piloto o la vela siervo) que sirve para encender a los demás brazos. Y puede encenderse con aceite de olivo o con velas de cera. También se le conoce como Menorá de Januka, pues se usa para esta festividad exclusivamente. Pero llamarle solo Menorá sería incorrecto porque puede prestarse a confusión con la Menorá del Templo de 6 brazos, más uno adicional para la luz o vela siervo. Básicamente, la janukía es una representación de la Menorá del Templo, pero es particular por la cantidad de brazos y luces que tiene. 

*SHAMASH / SIERVO

¿Qué significa la palabra Shamash? Es una palabra hebrea que tiene por significado: siervo. Pero se ha mantenido con el nombre hebreo por la relevancia de lo que implica, ya que siervo, probablemente, no nos diga mucho. Y el Shamash es la vela que usamos para poder encender el resto de las luces de la janukía. Es la regla general: no encendemos las velas de la janukía de manera directa. Es decir, enciendo un cerillo y con éste las luces. No, primero enciendo el Shamash con el cerillo y solo con el Shamash enciendo el resto de las luces. Técnicamente el shamash, no forma parte de los brazos de la janukía y por ello, algunos la definen como un candelabro de 8 brazos y no de 9. Pero esto es algo paradójico porque, por un lado, aunque no se cuente o enumere con el resto de las luces, al final se convierte en la más importante, porque es la luz que más veces encendemos, porque es la luz necesaria para poder encender las demás. Es decir, si no tuviéramos la luz del Shamash o esa vela siervo, no podríamos encender las demás luces. ¿Qué nos enseña esto? Que aquel que, en sus pretensiones y deseo de servir a otros, se niega a sí mismo: termina siendo enaltecido. 

Yeshua lo dijo de una manera muy clara, al enseñarnos de esto en Mateo 20:20-28:

 “Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. Él les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre. Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos. Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Más entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Mateo 20:20-28 RVR60).

  El contexto de estos versículos es que los discípulos han estado discutiendo sobre quién sería el mayor en el reino de los cielos cuando se están acercando a Jerusalén, y Yeshua está a pocos días de ser entregado. Y es el ejemplo perfecto del mensaje del Shamash en la fiesta de Januka, pues Yeshua les está mostrando la verdadera grandeza en el reino de Dios. Y les recuerda lo que ya saben y es evidente: que en este mundo siempre habrá quien trate de prevalecer sobre los demás o de ser mejor y brillar más que los otros. Y Yeshua les dice: pero entre ustedes, el halajá va a ser diferente, porque es lo que los va a diferenciar. Entre ustedes, el que quiera ser el mayor, deberá convertirse en el Shamash o siervo de los demás. Y esto es fundamental en la fiesta de Januka; ya que es lo que nos enseña el encendido de las luces de la janukía precisamente. Aquel que no es contado o no es el más relevante, es el que termina sirviendo y dando luz a los demás. Aquel que se esfuerza en alumbrar espiritualmente a otros, él también asciende en su espiritualidad. Cuando uno enfoca su vida en servir y nos convertimos en siervos, habrá un ascenso en el espíritu. Esta es la idea general del encendido a través del Shamash. No solo es un objeto, sino que conlleva una enseñanza muy profunda y va acorde a el halajá que nos enseñó Yeshua. Si pensamos que Yeshua está en la janukía, Él sería el Shamash. 

*LUZ / OSCURIDAD

La luz es como un elemento muy místico y no podemos separar la luz de la oscuridad. De hecho, científicamente se considera que la oscuridad no existe como tal, ya que esta es la ausencia de luz. 

A la fiesta de Januka también se le conoce como la fiesta “de las luces”. Y la luz es un símbolo muy interesante que aparece en la Biblia continuamente. Apareciendo por primera vez desde el principio de la Creación en Génesis 1:2-4:

“Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.” (Génesis 1:2-4 RVR60).

 Entonces estos dos elementos: luz y tinieblas, quedan separados. Los dos no podrían estar ocupando el mismo espacio. ¿Qué sucede después de que Dios creó los cielos y la tierra? Aunque hay diversas teorías, el punto aquí es que cuando la luz es formada, cuando la luz irrumpe en la oscuridad, hay una separación. Esa es la idea clave: que la luz no solo es un elemento que nos alumbra, sino que disipa las tinieblas. Separa una de otra. La luz es lo que permite hacer esta distinción. Considerando la regla de interpretación de Hillel, que dice que un pasaje actúa como padre para la interpretación de los siguientes: si nos damos cuenta de que la luz es el elemento que inicia un proceso de restauración, hecho por Dios, pues es lo primero que Él crea para disipar las tinieblas. Así la luz siempre será un elemento que nos sirva para restaurar. Januka es una fiesta que nos recuerda este principio: la luz siempre vence a las tinieblas y estas no prevalecen contra ella, como dice Juan 1:5. 

Yeshua también nos enseñó que nosotros somos llamados a ser la luz del mundo en Mateo 5:14-16:

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos.” (Mateo 5:14-16 RVR60).

 Esta es la idea que nos plantea Yeshua: nosotros también somos una luminaria en este mundo, por tanto, no escondas esta luz. Vamos a leer otro pasaje para reafirmar esta idea en Filipenses 2:14-15:

 “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha, en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;” (Filipenses 2:14-15 RVR60).

Esto es lo que nos dice el apóstol Pablo: en medio de una generación en tinieblas y en medio de la oscuridad que hay, nosotros debemos resplandecer como una luminaria en este mundo. Y este es el llamado que nos hace Dios en la fiesta de Januka: Tú eres esa luz, no la escondas y da a conocer mis obras. Y esta fiesta apunta a Yeshua porque Él mismo dijo ser la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Yeshua es la luz de nuestra vida. Él venció la luz de las tinieblas de satanás. Yeshua es la luz que alumbró nuestros ojos y que nos permite ver la verdad con los ojos espirituales. 

En un sentido más práctico: ¿cómo podemos ser esa luz? Leamos el Salmo 119:105:

 “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” (Salmo 119:105 RVR60).

 Para ser luz debemos guardar la Torá, sus mandamientos, dando testimonio de Yeshua, viviendo en santidad y eso va a traer una separación de las tinieblas. Aunque la oscuridad no solo es la ausencia de luz en sí misma, también es un símbolo o representación de los aspectos negativos de la vida: la depresión, la ira, la tristeza, los enojos, el egoísmo, de muchos aspectos que empañan la luz. Con la luz de la Torá, con la luz del Mesías, esos aspectos negativos de nuestro ser pueden alejarse. 

*ACEITE 

Además de ser la materia prima con la que se encendía la Menorá, representa el Espíritu del Eterno. La historia nos cuenta que cuando los Macabeos ingresaron al Templo para reanudar el servicio, encontraron solamente un frasco con aceite que tenía el sello del Sumo Sacerdote. No se podía hacer el encendido de la Menorá con cualquier aceite. Debía ser única y exclusivamente con el que preparaban los sacerdotes, aprobado con el sello “kosher” (apto). Ese frasco, tenía el aceite suficiente para un solo día, pero los Macabeos no se desanimaron y encendieron la Menorá. Y este aceite, que debía durar solamente un día, terminó durando ocho días, que era el tiempo aproximado para preparar más de este aceite especial. De ahí el recordatorio del encendido de los ocho días por el milagro del aceite y la costumbre de comer alimentos fritos o sumergidos en aceite como: donas, buñuelos, churros, en fin. En Israel hay una especie de donas conocidas como: “sufganiot”, también los “latkes” son un platillo tradicional parecido a las tortitas de papa fritas en aceite. 

También podemos pensar que la victoria de los Macabeos no fue con fuerza, ni con poder, sino con el Espíritu de Dios, el cual, si no hubiese estado con ellos, no hubiesen derrotado al ejército griego. La victoria de Yeshua en la cruz trajo a los creyentes la venida del Espíritu de Dios para ayudarlos en todo tipo de adversidades y batallas y para poder vencer a las tinieblas. El Espíritu de Dios / La Ruaj es lo que nos santifica y nos guiaría a toda verdad. 

Una situación que se dio en la época de los griegos es que ellos, santificaban la belleza. De ahí las estatuas de cuerpos perfectos. Pero la historia de Januka, nos muestra la verdadera belleza que hay en santificarse para el Eterno. Esa es la verdadera belleza: la santidad. Y, por otro lado, sabemos que el aceite no se mezcla con el agua. Si vaciamos en un vaso agua y luego aceite o incluso, a la inversa, primero el aceite y luego el agua, veremos que el aceite siempre flota y se mantiene en la superficie. ¿Qué mensaje recibimos de esto? Que Dios nos ha llamado a ser siervos como el Shamash; pero que también seríamos puestos por cabeza y no por cola. La idea es que estemos arriba y no abajo. Y ver que el aceite no se mezcla, nos da la señal de no asimilarnos aún en un entorno de oscuridad y tinieblas por estar en el mundo. El testimonio que da el aceite es: no te asimiles, no te hagas parte del mundo, porque somos diferentes. Y vivimos en una época en que es muy difícil recordar nuestra verdadera condición espiritual de estar por cabeza y no cola, arriba y no abajo; así como la no asimilación. En la actualidad la filosofía griega no ha desaparecido, se sigue difundiendo en todas las culturas. 

Januka es un llamado para todos de no asimilarnos y abrazar los principios de un mundo caído. Consideremos esto cada vez que encendamos la janukía. 

*OCHO  

El número 8 así como tal. Celebramos Januka durante ocho días por el número de días que duró el milagro del aceite en la Menorá del Templo. El número ocho representa el infinito (si volteamos su símbolo). Y además representa lo sobrenatural. Es decir, si pensamos en la creación, siete fueron los días de una semana y representa la naturaleza. Pero el número ocho, que no existe en el número de días de una semana, representa lo que trasciende y va más allá del tiempo y el espacio, por lo que significa lo sobrenatural. Por eso, se dice que es el número de los milagros. Por ejemplo: el Brit Milá (circuncisión) se hace al octavo día. En el caso de los Tzit-tzit, están formados por ocho hilos, ya que es la forma de conectarnos entre lo material con lo espiritual. 

La idea de estos ocho días es elevarnos y trascender de lo físico a lo espiritual. Trascender de los valores de este mundo por los valores espirituales. Y Yeshua nos enseñó que hay una vida más allá de esta natural, que trasciende lo que vemos. Porque Él murió y resucitó y tenemos testimonio de que esto es verdad. Por eso, el número ocho tiene un papel importante dentro de los elementos de Januka. 

* SEVIVÓN / DREIDEL 

Vamos a ver este elemento que además de ser interesante, es divertido y tiene un trasfondo. Se le llama “dreidel”, palabra que deriva de “dreien” que significa dar vuelta en yidish (idioma que es una variante del hebreo que se creó a lo largo de los años cuando los judíos habitaron en regiones como Alemania, principalmente). En hebreo se le conoce como “sevivon”. Y en muchos países de Latinoamérica se le conoce como perinola o pirinola.

La historia nos dice que durante la ocupación griega estaba prohibido estudiar la Torá, así que los israelitas para poder seguir estudiando -pues de continuo los estaban espiando y si la estudiaban les podía costar la vida-. Entonces se reunían y fingían que estaban jugando con la perinola y si alguien los veía o preguntaba, les decían que estaban jugando. Y en cuanto les era posible, nuevamente sacaban la Torá y se ponían a estudiar. En memoria de esto, se quedó esta linda tradición y el elemento del dreidel que nos da un recordatorio de dos tipos: 

  1. El valor tan obvio que tiene estudiar la Torá y que esa generación haya tenido la audacia de arriesgar sus vidas por el estudio de la Palabra. Así que no es un simple juguete. Que el Eterno nos libre de que algún día esta situación se repita y entonces no podamos estudiar Torá. Para muchos parece imposible, por la difusión hoy en día de la Palabra, tantas copias, aplicaciones, páginas web, etc. Pero uno nunca sabe si pueda volver a repetirse. Por tanto, aprovechemos que si podemos estudiar libremente la Palabra de Dios.  
  2. También nos da otro mensaje que está codificado en las cuatro letras que aparecen en cada una de las caras de la perinola:

* NUN – (nisht) Nada, ni tomas, ni pones. / * GUIMEL – (ganz) Todo se lleva de lo que está en el centro. / * HEI – (halb) Mitad se lleva de lo que está en el centro. / * SHIN – (shtel) Pon la cantidad que se acordó por persona al inicio. 

Y está codificado porque con estas letras se forma la frase: “NES GADOL HAYA SHAM”, que significa “Allí ocurrió un gran milagro”. En la tierra de Israel, la letra Shin se cambió por la letra * PEI – Pon, que significa “aquí”, entonces la frase dice: “Aquí ocurrió un gran milagro”. También se dice que las cuatro caras del dreidel, representan los cuatro exilios que ha tenido el pueblo de Israel: el asirio, el babilonio, el griego y el romano (aunque estos dos últimos, no los exiliaron propiamente, fueron invasiones que espiritualmente exiliaron a millones). 

¿Cómo se juega el dreidel? Hay tres formas de jugarlo:

1.Se le da vuelta para que caiga en la mesa o superficie lisa para jugar y dependiendo de la cara que quede en la parte superior, es lo que corresponde. Y es muy divertido porque se juega con dulces o monedas de chocolate / “januka guelt” (dinero de Januka) que les encantan a los niños. 

El juego comienza repartiendo a cada jugador una cierta cantidad de dulces o monedas, las cuales se ponen en el centro, pozo o bandeja, según quieran hacerlo. Luego se gira el dreidel y de acuerdo con la cara que caiga en la parte superior (visible) es lo que va a corresponder. No tiene más complicación que esto. 

¿Qué sucede si alguien se quedó sin dulces? Los demás van a mostrar compañerismo y le van a prestar para que pueda seguir jugando y que los reponga en cuanto recupere. ¿Qué pasa si no puede reponer los dulces? Vamos a tener misericordia de la persona y se le perdona la deuda porque no vamos a ir en contra del espíritu de Januka. 

  1. Otra forma de jugar es que el jugador que haga girar más tiempo el dreidel, gana todos los dulces. Aquí cada uno toma un dreidel, lo hacen girar y esperan al último en parar que sería el ganador. 
  2. Si se tienen varios dreidel’s, cada jugador hace girar el mayor número posible al mismo tiempo, sin que deje de girar el primero y el que dure más tiempo con los dreidel’s girando, sería el ganador. 

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