¿Cuáles son los Mandamientos de Yom Kippur?

Generalmente todas las fiestas comprenden, tantos mandamientos como costumbres o tradiciones. Pero sobre todo los que venimos de un contexto católico o cristiano, al escuchar la palabra tradición, pensamos en tradiciones que prácticamente no están en la Biblia. Pero no tenemos que asustarnos con la palabra, ya que hay tradiciones buenas y malas y tradiciones que nos acercan más al propósito o al espíritu del mandamiento de lo que dice la Escritura y siempre vale la pena conocerlas, ya que muchas de ellas tienen una base o sustento bíblico, aunque no necesariamente estén en la Biblia. El tema de Yom Kippur es sumamente amplio, un día muy especial y que algunos dicen que es el día más largo de todo el año debido, precisamente a los mandamientos tan particulares que conlleva.

¿PARA QUÉ ES YOM KIPPUR?

Yom Kippur se considera el día más solemne de todo el año, el día de mayor reverencia. Es un día para ponernos a cuentas con el Eterno. Por tanto, es importante conocer todos los mandamientos que rodean a esta festividad.

Se celebra el día 10 del séptimo mes bíblico y es un llamado del Eterno para acercarnos a Él, ponernos a cuentas con Él y con nuestro prójimo. Para perdonar y para pedir perdón.

Es un día tan importante como el perdón mismo. Y Dios no quiere una religión que esté basada en lo que puedo hacer o decir ciertas cosas y ya con eso estoy bien delante de Dios. Aquí no se trata de hacer las cosas para sentirnos bien. Se trata de primero, ponernos a cuentas con Dios.

Por tanto, esto es una relación y no hay una relación si no hay perdón.

Al no haber perdón, no hay manera de podernos relacionar con nadie absolutamente. Ya que no tendremos ninguna relación en la vida, que no requiera perdonar o pedir perdón. Aquellas personas que son incapaces o se sienten incapaces de pedir perdón, ya sea por orgullo o por otra razón, no van a poder mantener una relación sana con ninguna persona.

También el amor, necesita del perdón. No podemos desconectar el perdón de todos estos elementos: como la relación, como el amor, como la intimidad, como la confianza: son cosas que forman parte de un mismo paquete. Y si tú y yo decimos tener una relación con Dios y no una religión, entonces esto es fundamental en nuestras vidas.

No podemos pasar por alto el día de Yom Kippur, diciendo que ya no es para nuestros días, porque es un evento del antiguo testamento o porque Yeshua (Jesús), ya murió y Él hizo un sacrificio. ¡De ninguna manera! El perdón no pasa de moda, no caduca y sigue siendo necesario con o sin sacrificios, con o sin Templo, con o sin sacrificio de Yeshua el Mesías. El perdón es algo que vivimos y necesitamos día a día. Todos necesitamos perdonar y todos necesitamos vivir perdón. Aquí no hay nadie que pueda tomar la piedra y arrojársela a nadie porque nadie está libre de pecado. Así que esta fiesta es para ti, independientemente e incluso de lo que creas. Esta fiesta tiene que ver con nuestra relación con Dios y con el prójimo.

MANDAMIENTOS DE YOM KIPPUR (Lv. 23:26-32)

Vamos a leer en la Palabra de dónde derivan los mandamientos para esta fiesta. El libro de Levítico en capítulo 23, ya hemos dicho que es el capítulo de las fiestas.

Levítico 23:26-32 También habló Jehová a Moisés, diciendo: A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo. Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo. Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis. Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo.” (RVR60).

Estos son los versículos que engloban lo que Dios nos ordena para esta fiesta. Son cinco mandamientos que aparecen en este texto. Vamos a analizar cada uno para entonces saber de qué manera y qué es lo que Dios espera que hagamos y que guardemos, respecto a esta fiesta. Es sumamente importante, sobre todo en esta fiesta, conocer cada uno de estos mandamientos para no equivocarnos. Ya que equivocarnos, sería una situación de carácter más drástico y grave.

1.- AYUNO

El más relevante de los mandamientos en cuanto a qué hay que hacer y que no. Veamos lo que dice el versículo 27, una vez más:
“A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.” (RVR60).

¿De dónde sacamos el ayuno? Ya que dice: afligiréis vuestras almas. Pues aquí hay que analizar dos palabras: Afligir = heb. Anach (menospreciar, deprimir) y se puede llegar a traducir justamente como: quebrantar, oprimir, someter.  Alma = heb. Néfesh (respiración, aliento de vida) y se puede llegar a traducir como: antojo, apetito, cuerpo, estómago, intimidad. Lo que, si queda claro y está universalmente aceptado, es que esto se refiere a un ayuno.

La mejor manera de afligir el estómago no es dándole de golpes, ni llenándolo de alcohol o de otras cosas dañinas, sino realmente ayunando porque lo que necesita el estómago es alimento. Este es un mandato de Dios y es el único ayuno que sí está obligado y sí está escrito en la Biblia como para todos.

En la Biblia se mencionan muchos ayunos y personajes que fueron ayunando. Como Ester, que dice que ayunó tres días. En algunos casos, los profetas, en fin. Hay menciones relativas al ayuno, pero como mandamiento, solamente lo encontramos aquí específicamente en el día de Yom Kippur y es el más importante que podamos nosotros hacer. Hay quien está de cierta manera habituado a hacer estos ayunos, pero el ayuno de este día es de carácter obligatorio por ser un mandamiento y el Eterno lo ordena de esta manera. Veamos verso 29 para reforzar esta idea del ayuno, del cuerpo y del estómago:

“Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.” (RVR60).

La persona sería karet (cortado), que pudiera perder la vida o fuera expulsado del pueblo y se quedara fuera del campamento. Cortado como si fuera la rama de un árbol: porque no se quiso integrar, ni seguir los mandamientos que todos seguimos.

¿Cuál es la idea del ayuno en Yom Kippur? ¿Cuál es el objetivo del ayuno en sí? ¿Es nada más una dieta? No, por supuesto, que no. No nada más es que nos esté doliendo el estómago o la cabeza: No. De alguna manera, se dice que el alma y el cuerpo son como socios. Trabajan en conjunto para al final del día: servir al Eterno o servir al Diablo, al Yetzer Hará (nuestras pasiones y deleites). El alma no puede hacer las cosas por sí misma, no podemos afligir el alma sin afligir el cuerpo. Y el cuerpo tampoco puede hacer muchas cosas por sí mismo. Aunque hay personas que parecen que se dejan llevar nada más por los instintos. De alguna manera hay un cuerpo y un alma y ambas están unidas y no se pueden separar. La idea del ayuno es: tanto el cuerpo como el alma, son inocentes o son culpables. Por eso en el castigo final se les dará un cuerpo renovado para que puedan llevar el castigo acorde al alma y se sintonicen hasta en este aspecto. Entonces esta sociedad del cuerpo y del alma: lo deben de compartir todo. Si el alma se tiene que afligir, entonces el cuerpo la tiene que acompañar. Y también lo opuesto es cierto: si se trata de alegrarse, también en la alegría el cuerpo se va a alegrar. Por eso, muchos preceptos relacionados con la alegría son relativos a: comer, beber y estar contentos a través de estos elementos. Para que veamos que Dios no es injusto y digamos: pobre cuerpo y el alma disfrutando. No, tampoco es así. Se trata de ayudar al alma para que, por medio del cuerpo, entren en esta sintonía de aflicción. Como si el malestar físico, nos llevara a la compunción = arrepentimiento por haber obrado en desacuerdo con la voluntad de Dios. Un lamento, una aflicción en sí del alma.

Lo hemos vivido muchos, cuando, por ejemplo: una enfermedad nos hace reflexionar y pensar en nuestros caminos. Nos hace pensar si nos debemos arrepentir de algo. Muchas veces la manera de afligir el cuerpo de manera voluntaria es a través del ayuno porque eso también demuestra algo importante: que estamos dispuestos, si fuera necesario, hasta morir por Dios. Es algo extraño, pero en esa relación de amor, a veces hay sufrimiento. Es en las buenas y en las malas. En la abundancia y en la pobreza o escasez. Y en ese amor a Dios que queremos manifestar, somos capaces de decirle: Señor, aquí estoy y estoy dispuesto, si fuera necesario, a morir por ti. ¿Qué tiene que ver el ayuno con estar dispuesto a morir? Una persona tiene una alta probabilidad de morir, si deja de comer y de beber entre tres y cinco días. Ahí empieza el cuerpo a sufrir un deterioro, que podría ser irreversible o lo puede llevar a la muerte, dependiendo de la salud de cada persona. Entonces el ayunar más de 24 horas (en este caso alrededor de 25 a 26 horas), en Yom Kippur es como si fuera la muerte chiquita. Es como experimentar en una cuarta parte, una posible muerte. Aunque parezca ridículo, en Yom Kippur se está arriesgando la vida. Es como tener el 33% de probabilidad de salir al trabajo y no regresar. Ese porcentaje es altísimo y Yom Kippur de alguna manera es eso: pensar que estamos dispuestos a morir. Y esta idea de la muerte y el amor, están muy relacionadas siempre también.

Y el Sumo Sacerdote, por ejemplo: estaba dispuesto a dar su vida, a morir cada vez que se disponía y entraba al lugar Santísimo. Su vida estaba totalmente en riesgo cada vez. Por eso, se le amarraba con un lazo muy largo, para que, en su momento, cuando no se escucharan las campanitas que traía en el lazo, era que tal vez había muerto. Ya que caía en ese momento fulminado y nadie podía entrar por él. Así que lo jalaban del lazo para poderlo sacar. Era un día de altísimo riesgo para el Sumo Sacerdote que llevaba a cabo el oficio de Yom Kippur en los días del Templo.

El ayuno es, en cierta manera, una forma de demostrar ese amor también. Otra razón es desenfocarnos de lo mundano, de lo material. Como comer, que es algo tan trivial y común que hacemos todos los días hasta tres o cuatro veces al día. Es decir: me olvido de estas cosas triviales, vanas y me enfoco en lo espiritual. Nos olvidamos también del afán que implica preparar la comida. Se dice que buscamos ser semejantes a los ángeles que se olvidan del mundo material y que buscamos enfocarnos en el ámbito espiritual. Por eso, es un mandamiento el ayuno, porque Dios quiere producir algo en nosotros. Yeshua mismo dijo: Que hay ciertas situaciones y géneros que no salen sino por medio de oración y ayuno. Como resultado extra de Yom Kippur, es el volver a apreciar, valorar el alimento que Dios nos da. A veces, nos quejamos porque la comida está desabrida o el chile no pica lo suficiente, etc. Tantas quejas que tenemos a veces sobre la comida que va a ser tiempo de apreciarla.

¿QUIÉNES DEBEN DE AYUNAR?

¿Quiénes están obligados a ayunar? Prácticamente TODOS. Se considera dentro del judaísmo que un/a joven mayor de trece años ya son conscientes de sus actos y, por lo tanto, también están llamados a hacer este ayuno. Si embargo, hay excepciones como en toda buena regla: personas enfermas, mujeres embarazadas o en lactancia quienes, si no pueden realizar el ayuno completo, deben tratar de hacerlo lo más cercano al tiempo posible. Otra fórmula para no pasar desapercibido el mandamiento del ayuno, puede ser restringir la cantidad de alimento lo más posible. Siempre y cuando, la salud no se encuentre en riesgo. Por ejemplo, una mujer embarazada o en lactancia, puede abstenerse del alimento sólido y enfocarse en los líquidos. Queda a criterio de cada uno. No hay una fórmula exacta para cada persona, cada uno tendrá que decidir de qué manera lo va a aplicar. Pero debemos ser honestos, no podemos ayunar por alguien, ni ayunando más lo puedo hacer por otra persona, ni tampoco se trata de exhibir el ayuno. Esto lo tenemos que hacer cada uno convencidos de querer hacerlo. Y de que lo hacemos para Dios. Tenemos que ser honestos y no ir al refrigerador a escondidas, ya cada uno sabrá, estará en la conciencia y en el corazón de cada persona: el cómo estamos haciendo el ayuno. Tampoco se trata de que la vida esté en riesgo, una vez más lo repito. Se le puede preguntar a un Doctor en un momento dado, ya que puede haber ciertas implicaciones de tomar medicamentos que deben ingerirse con alimentos. Y en el caso, de que tú necesites comer, es importante que no te des un festín.

Por ejemplo: si fuéramos a la tierra de Israel, no quisiéramos ver las cosas de lejos o desde una postal si ya estamos ahí. Querríamos acercarnos lo más posible y vivir la experiencia. Así es Yom Kippur, es como un viaje, una experiencia que debemos tratar de vivir en su máxima intensidad. Y el ayuno es parte de eso y yo te invito a que no lo pierdas y no lo dejes de hacer. Que sea parte de la vida y de la fiesta de este año en Yom Kippur.

Con respecto a los adultos mayores, aplica exactamente igual a personas convalecientes y enfermas, con alguna indicación médica. Aplicará la misma regla: o restringir el alimento o las porciones. Si hay algún adulto mayor que lo quiera hacer, queda a su criterio. Con respecto a los niños, se considera que, a partir de los nueve años, ya deben de ayunar ciertas horas. Pero no están como tal, obligados. Lo que yo sí creo es, que definitivamente tampoco puede pasar desapercibido este mandamiento para ellos en este día tan especial que, además es solo una vez al año. Hay que orientar a nuestros hijos a que vayan enfocándose en guardar los mandamientos. Y mientras son más chicos es más fácil incluso. Por ejemplo: una forma de hacerlo es exactamente la misma regla que con una persona enferma o un adulto mayor. Es decir, darle menos contenido del que habitualmente se le da o reducir ciertos alimentos como: el chocolate, dulces o algo que le encante. Ese día no hacerle su comida favorita, ya que no podrá comerla toda. Puede ser el día de sacar las verduras y de esa forma solitos, se autoimpongan el ayuno. Otro principio del ayuno para los niños y otra forma de enseñarles puede ser darles de comer más tarde del horario habitual para que viva esa experiencia de sentir hambre. Actualmente estamos viviendo en una sociedad con chicos de la llamada generación de cristal que están acostumbrados a no sufrir nada. Entonces un poco de sufrimiento, le ahorra después mucho sufrimiento. No es hacerlos sufrir por sufrir, es importante explicarles previamente esto, antes de empezar Yom Kippur para que sepan porqué es necesario el ayuno. Hay veces que ciertos chicos quieren vivirlo porque ven a sus padres o sus hermanos mayores hacerlo y es bueno que comiencen su caminar dentro de las fiestas.

Hay otro tipo de ayuno en Yom Kippur que está marcado por la solemnidad del día y por el respeto a buscar la reconciliación, el perdón: se evita cualquier elemento distractor o de entretenimiento. Por ejemplo: la televisión, música que no nos lleve a la aflicción, películas, paseos, vacaciones, redes sociales (eso si va a afligir y a doler en el alma a muchos). La única excepción es conectarse al estudio de Yom Kippur. Así que también se ayuna de los elementos que nos distraen este día. Algunos dicen que es el día más largo del año porque apagas la televisión, el radio, el internet, las redes sociales y ayunas de todo eso. Algunos se preguntan: ¿Qué hago con mi vida? Hay mucho quehacer. Es momento de mirar hacia dentro, reflexionar, hacer introspección y por primera o única vez en el año, ponernos a pensar: ¿Qué he hecho de mi vida? ¿Qué voy a hacer? ¿A quién he lastimado? ¿A quién le debo algo? ¿Con quién me tengo que poner a cuentas? En cinco minutos no podemos hacer esa lista. ¡De ninguna manera! Es importante que todas estas actividades que sean una distracción del enfoque de Yom Kippur: habrá que abstenerse de ellas. Con los niños es complicado, pues el día se les va a hacer larguísimo. Por tanto, tomarse el tiempo de enseñarles la oportunidad de pedir perdón, de la reconciliación, de las consecuencias del pecado. Hay mucho que hablar de estos temas, hoy en día, con los hijos. Tú puedes en esta fiesta de Yom Kippur sembrar en el corazón de tu hijo una semilla que se convierta en un fruto de santidad que con el tiempo produzca muchísimo fruto. Si nuestros hijos entienden las implicaciones del pecado, van a buscar alejarse de él. ¡Y esta es la oportunidad!

¿Qué pasajes les sugiero estudien y lean con sus hijos? Hay varias historias de perdón, como la del hijo pródigo, que muestra las consecuencias claramente de apartarse del Eterno y también de aprender a reconocer esas fallas y recibir el perdón del Padre. Uno de los pasajes que son también sumamente claros y son una ilustración perfecta de lo que es la esencia de Yom Kippur es la parábola de los dos deudores en Mateo 18: nos muestra la esencia de lo que Dios quiere que hagamos con nuestro prójimo. O el pasaje que está en Levítico 16 que nos habla de todo lo que se llevaba a cabo en los días del Templo en Yom Kippur y aunque suene muy técnico, habrá jóvenes o chicos que si les pueda interesar. Para que aprendan de todos los sacrificios que se hacían y que apuntan a Yeshua.

  1. NO TRABAJAR

Para este mandamiento, vamos a leer los versos 28 a 31: Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo. Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo. Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis.” (RVR60). Ningún trabajo haréis. No importa si estás en Israel, no importa si estás en México, si estás en el sur de Estados Unidos, si estás en Colombia o en Chile, no importa el lugar. Dios dice: donde quiere que habitéis. Es un estatuto perpetuo, ningún trabajo haréis en este día. Y todavía lo recalca en el verso 32, donde dice: día de reposo será a vosotros. Se repite como ningún otro mandato, en este día de Yom Kippur, el tema de no trabajar. Como suele suceder en todas las fiestas ordenadas por el Eterno es un shabatón, es decir: un término coloquial que implica un día de reposo, relativo a las fiestas. Y yo creo que aquí Dios nos da cláusulas muy claras y fuertes, como para que luego digamos: ¡Yo no lo sabía! En los versos 29 y 30 dice: será cortado de su pueblo y será destruida la persona. ¡Algo muy fuerte! Que Dios lo ponga con estas palabras y términos, me recuerda el versículo que dice: Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo. O cuando dijo Yeshua: No tengan miedo del que puede matar el cuerpo, sino tengan miedo del que puede matar el cuerpo y el alma la puede echar al infierno. A ese sí tenle temor. Entonces aquí no queremos hacer enojar a Dios.

¿Por qué consecuencias tan fuertes? ¿Por qué algo tan fuerte que pueda parecer exagerado? ¿Cómo le podemos dar la vuelta a esto? La verdad, yo no he visto la manera de encontrarle la excepción a esta regla, ni tampoco me he atrevido.

Dice: Yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo. Y yo hago el mismo comentario cada año respecto de este versículo: Yo no quiero investigar esto. No me interesa conocer y entrar en el detalle de cómo es que Dios va a hacer tal cosa. Si por un rayo, si por una enfermedad, no lo sé. Pero creo lo que dice aquí y yo no me quiero exponer o arriesgar y quiero hacer todo lo posible por no llegar a esa situación delante de Dios en la que lo vea cara a cara y vea un rostro enojado delante de mí. ¿Por qué pienso que esto es tan fuerte? Porque nuestras acciones al final del día también demuestran lo que creemos y terminan dando un mensaje a los demás. El hecho de ir a trabajar cuando el Eterno quiere darle prioridad al perdón, es una muestra de la importancia que tiene para nosotros ese tema.

No vayamos tan lejos: es como cualquiera que ofende a su cónyuge o a alguien cercano. Y la persona está buscando la reconciliación. Y tú en lugar de darle seriedad al asunto, prendes la televisión y estás ahí distraído. O en tu celular checando mensajes. ¿Qué mensaje le estás dando a la persona que quiere hablar de un tema importante o que quiere la reconciliación? El mensaje es muy evidente: ¡no me interesa! Para mí esto no es tan importante. Tenemos otros 364 días para trabajar, exceptuando en shabat (día de reposo). Por tanto, demostremos que esto es importante para nosotros. Es como si Dios nos dijera: ¿De qué te sirve tener trabajo, si no estás dispuesto a reconciliarte? De aquí la importancia de descansar en este día. No sé cuál sea tu situación, pero espero que no tengas que hacer una excepción a este mandato del Eterno porque lo que está escrito, está escrito. Y como lo podamos interpretar, queda muy claro que debemos hacer todo lo posible y todo lo que esté en nosotros para demostrarle a Dios que estamos dispuestos a buscar su perdón. Que nos interesa nuestra relación con Él y que no hay nada más importante que eso. Hay matrimonios que se empiezan a disolver y su relación se empieza a fracturar porque de pronto uno de los dos siente que, la otra persona le da más prioridad a su trabajo.

  1. TENER SANTA CONVOCACIÓN / MIKRA KODESH

Este mandato está en el versículo 27: “A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.” (RVR60). Tendrán una mikra kodesh (reunión pública, un ensayo, como un repaso o una asamblea y convocación). La idea es que no sea algo privado, tampoco es que lo hagamos en la plaza pública de la ciudad, sino que no sea algo de carácter personal. Que yo en mi interior lo hago y nadie se entera. Sino que es algo que es del conocimiento común, que es Yom Kippur. ¿Por qué? Porque el perdón se debe de manifestar. Porque no podemos pedir perdón en nuestro interior y que la otra persona algún día se entere por casualidad. No lo podemos hacer así. Dios dice que todo el mundo se entere que este es el día del perdón y la reconciliación y que estamos buscando el perdón que es necesario para todas las relaciones humanas. Por eso, implica una reunión y convocatoria de carácter público. No importando que no estemos en el mismo lugar, puedes estar tú solo en tu casa, pero lo que importa es que para tí, esto es un acto abierto y del conocimiento de los demás si es necesario.

  1. OFRENDAS CORRESPONDIENTES EN EL TEMPLO (CUANDO ESTABA EN PIE)

Hoy evidentemente, no se puede hacer, ni tampoco es necesario ya que el sacrificio de Yeshua es suficiente y abarca e incluye los sacrificios de Yom Kippur. Era parte de lo que se hacía en el Templo y era mandamiento en aquellos días. Lo que, si podemos hacer en Yom Kippur respecto a los sacrificios, es recordar que éstos nos ayudan, al estudiarlos, a que entendamos mejor el sacrificio supremo hecho por el Mesías. Reconocer y entender que en Yom Kippur el perdón, no solamente fue un estrechar la mano. Hubo un sacrificio de por medio y una provisión para que se pudiera dar ese perdón. Desde los días del Templo tenía que haber esa provisión para que hubiera perdón. No había perdón si no había también provisión. Es el sentido de la compensación y de la justicia.

Hay personas que no perdonan porque sienten que no se les ha hecho justicia. Por eso, la justicia demanda un sacrificio por el pecado y Yom Kippur es el día del perdón de los pecados. Entonces, si tenemos que reconocer en este día también que para obtener el perdón, no basta con poner carita triste, sino de reconocer que hubo un sacrificio a nuestro favor y que no fue gratis el perdón.

  1. RECONCILIACIÓN Y PERDÓN

Como punto final debe buscarse la reconciliación y el perdón. Esto lo dice el versículo 28: “Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.” (RVR60). Ésta es la prioridad del día y no hay reconciliación si no hay perdón. No hay manera de decir que hemos pasado este día si no hemos perdonado, si no hemos buscado la reconciliación. ¿Qué es necesario entonces? Primeramente, reconocer nuestra culpabilidad delante de Dios. Porque todos nuestros pecados, independientemente de contra quién sean, son siempre contra Dios. Lo segundo es, reconocer nuestra culpabilidad delante de nuestro prójimo. Es decir, antes de ver la paja en el ojo ajeno, veamos la viga en nuestro propio ojo y reconocer que nosotros también hemos ofendido. El tercer punto es pedir perdón a nuestro prójimo y el cuarto punto: perdonar nuestro prójimo.

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